Cada año, un pequeño pueblo perteneciente a la etnia Miao ubicada en la provincia de Guizhou, en China, adora a los perros llevándolos en andas y vistiéndolos con ropa de humano. Para ellos son dioses que merecen ser celebrados y alabados por todos.

La razón principal de ésto se remonta a los primeros colonos del lugar. Según dice la leyenda, las personas estaban a punto de morir de sed cuando un perro apareció en el lugar y los guió a un lugar en donde encontraron agua. Este acto fue interpretado por las personas como una señal de divinidad, por lo que desde ese momento celebran a los perros como un dios que los salvó de morir. 

La celebración anual se realiza con un desfile en donde un perro es vestido con una camisa y un sombrero diseñados a su tamaño. Luego, el animal es llevado en una silla especial cargada por los aldeanos hacia los campos de arroz, en donde las personas cantan y tocan tambores. Un chamán dirige el desfile y los asistentes tiran agua y barro como un gesto simbólico de paz, salud y prosperidad.

De acuerdo al medio South China Morning Post durante esta ceremonia las personas rezan en gratitud al animal y por una buena cosecha para el siguiente año.