Histórico

Un afán refundacional

El discurso de la retroexcavadora es contradictorio con lo que le ofreció la Concertación al país en sus cuatro gobiernos anteriores y, en mi opinión, no se condice con la realidad que enfrenta Chile en la actualidad.

HACE MAS de dos años escribí que frente a los problemas del país, los dirigentes de la Concertación, en vez de contribuir a la generación de los consensos necesarios para solucionarlos, prefirieron "dar por muerto el modelo y propugnar su demolición para construir una nueva sociedad desde las cenizas".

Por ello, no me sorprendió cuando se dijo recientemente que "vamos a poner aquí una retroexcavadora, porque hay que destruir los cimientos anquilosados del modelo neoliberal". La frase, aunque referida al modelo educacional, es coherente con el discurso de la Concertación en estos últimos cuatro años, donde han predominado las visiones más extremas de la izquierda. Hoy, la alianza gobernante -Concertación más Partido Comunista- dista mucho de la que gobernó exitosamente durante 20 años. El discurso de la retroexcavadora es contradictorio con lo que le ofreció la Concertación al país en sus cuatro gobiernos anteriores y, en mi opinión, no se condice con la realidad que enfrenta Chile en la actualidad.

Superada la crisis económica de principios de los 80, y hasta la fecha, Chile ha vivido los 30 años más fecundos de su historia. El país ha crecido, la pobreza ha disminuido notablemente, el desempleo ha bajado y la cobertura educacional ha aumentado. Más de un millón de jóvenes cursan hoy educación superior, la que antes estaba reservada para una muy reducida elite. Estamos a las puertas de convertirnos en un país desarrollado.

Dos terceras partes de este período fecundo se han desarrollado bajo los gobiernos de la Concertación. Durante 20 años ésta exhibió con orgullo su obra y aceptó gustosa los elogios que le brindaban desde distintas partes del mundo. No obstante, junto con perder el poder, renegaron de todo lo hecho, cayeron en la tentación de la oferta fácil del populismo y resucitaron los viejos ideologismos del pasado.

Para ellos, Chile es una especie de Estado fallido que hay que refundar. En lo institucional, se planteó la necesidad de una asamblea constituyente, y en lo económico-social se decretó la muerte del modelo "neoliberal" y el imperativo de reemplazarlo por otro igualitario, de corte socialista.

¿Han cambiado mucho las cosas desde que dejaron el gobierno? ¿Se desplomó acaso el país y no nos enteramos? ¿Dejaron de funcionar las instituciones? La respuesta rotunda es no. Chile sigue siendo un país exitoso y la propuesta refundacional es completamente injustificada. La Concertación, sobre la base de problemas que siempre existen en toda sociedad, como el descontento inherente a toda democracia consolidada, montó un ideologismo delirante.

En este contexto se explica el video fabricado por el gobierno actual para justificar el aumento de impuestos, plagado de odiosidades y de lucha de clases. En él se omite olímpicamente su impacto en el emprendimiento, la inversión y el ahorro, y el hecho innegable que afecta a millones de chilenos de clase media. En ese afán refundacional, inspirado en ideologías obsoletas, se plantea estatizar la educación, reemplazar completamente el actual orden institucional y construir una nueva sociedad desde cero. Para ello, se necesitan las retroexcavadoras.

La frase del senador Quintana no fue un lapsus, fue un acto fallido -en el concepto freudiano- que develó la real estrategia de la izquierda.

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