Cancelación en universidades



SEÑORDIRECTOR

En el debate sobre la “cultura de la cancelación” destaca el hecho de que los ejemplos aquí discutidos provengan de una universidad con ideario confesional.

A principios de la década de los noventa, la Universidad de Georgetown dejó de financiar a la asociación estudiantil G. U. Choice, prohibiéndole utilizar sus dependencias por su postura a favor del derecho al aborto. En años recientes, Georgetown ha intentado conciliar su ideario con las demandas estudiantiles respecto a la enseñanza del aborto en sus facultades de Medicina y Salud. A menos que exista expresa solicitud de sus estudiantes, la malla curricular no incluirá procedimientos específicos para practicar abortos.

En 2017, el académico de filosofía Stéphane Mercier de la Universidad de Lovaina fue suspendido por haber circulado entre sus estudiantes un trabajo de su autoría tildando al aborto de asesinato de una persona inocente. La universidad abrió un procedimiento disciplinario en su contra ante la protesta de un grupo feminista. En una declaración pública, junto con constatar la legalidad del aborto en Bélgica, dicho plantel manifestó su respeto por la autonomía de las mujeres.

Ambas universidades suelen ser presentadas como ejemplos para sus símiles nacionales, por lo que conviene aprender de estas experiencias de intervención “desde arriba”, cooptación “desde abajo” o de mutua constitución dialógica entre académicos-estudiantes. El silenciamiento generalizado no es un vicio exclusivo de una de las partes.

Pablo Fuenzalida

Investigador CEP

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