Opinión

Dos derechas

Rudy Munoz

No importa cuándo se formule la pregunta, ni quiénes sean los líderes del momento, si alguien pregunta ¿cómo está la derecha? la respuesta más probable será: dividida. Es que padece de una tendencia congénita al conflicto. Es difícil saber la razón, la hipótesis más simple y certera me la dio un querido amigo, que es uno de los más agudos analistas políticos del país: “el problema de ustedes es que, mientras para la izquierda no hay nada más importante que evitar que gane la derecha, ustedes están llenos de gente que prefiere que gane la izquierda, antes que otro de su propio sector” (no voy a decir quién es, pero escribe por aquí muy cerca).

Lo increíble es que esa actitud se ha transmitido por generaciones, como una especie de gen dominante. Se podría decir que los nórdicos tienen la piel blanca, los asiáticos los ojos rasgados y la derecha chilena una irrefrenable compulsión al canibalismo político. Es razonable que las personas sencillas, que tienen sentido común y quieren vivir en un país en que se respete la ley, se pueda emprender con requisitos lógicos, se cobren impuestos justos y la política no determine la vida de nadie, esto les moleste, las frustre y las decepcione.

Porque para esas personas resulta obviamente incomprensible que candidatos que proponen medidas parecidas, que en el pasado han compartido proyectos comunes, que tienen los mismos adversarios ideológicos, en lugar de competir civilizadamente se concentren en atacarse, hasta el punto de caer en las descalificaciones personales. Que haya distintos proyectos es natural, que cada grupo quiera ganar es propio de la política, pero que se pierda la capacidad de ver que, a la vuelta de la esquina, se encontrarán en la necesidad de apoyarse recíprocamente y -ojalá- gobernar juntos, es sencillamente incomprensible.

Cuando se mira hacia atrás, en el pasado todo eso pudo ser más o menos irritante, pero nunca se había dado en el contexto de una elección en que la alternativa es entregarle el gobierno de Chile al PC. Y si alguien cree que la candidata oficialista es socialdemócrata y que los comunistas chilenos han sido paladines de la democracia que se formaron leyendo a Tocqueville, entonces vivimos en galaxias distintas.

Entre las caricaturas de “la derechita cobarde” y la “extrema derecha”, en ambos grupos hay un tremendo conjunto de personas que no son ni una cosa ni la otra, que pueden y deben tener la disposición a colaborar, a trabajar juntos. Se ha dicho que esta primera vuelta es, en realidad, la primaria de la derecha, porque el candidato opositor que pase a segunda vuelta tendría la elección asegurada. Ese es un error monumental, toda elección es competitiva, ningún triunfo está asegurado y el clima político, igual que en la naturaleza, puede cambiar dramáticamente en un instante.

Al que le toque, humildad en la victoria y grandeza en la derrota, respectivamente; porque al frente de estas dos derechas hay una sola izquierda, a la que hoy lidera nada menos que el PC. Harían bien en no olvidarlo.

Más sobre:derechaEleccionesizquierdaPresidenciales

COMENTARIOS

Para comentar este artículo debes ser suscriptor.

⚡¡Extendimos el Cyber LT! Participa por un viaje a Buenos Aires ✈️ y disfruta tu plan a precio especial por 4 meses

Plan digital +LT Beneficios$1.200/mes SUSCRÍBETE