Opinión

El discípulo

Foto: Javier Salvo/Aton Chile JAVIER SALVO/ATON CHILE

Después de los bots y de los parásitos, el último conflicto entre Republicanos y la UDI llegó por un tema bastante más etéreo: una especulación sobre las preferencias electorales de un político muerto hace 34 años.

Pero claro, no es cualquier político: es Jaime Guzmán, fundador de la UDI y faro espiritual de Republicanos.

La secretaria general del partido de José Antonio Kast, Ruth Hurtado, afirmó que “si Jaime Guzmán estuviera vivo, votaría por Kast, no por Matthei. Estaría en el Partido Republicano, no en la UDI”.

El asunto desató una tormenta. El senador UDI Juan Antonio Coloma calificó de “abusiva” la especulación de Hurtado y afirmó que “fui muy amigo de Jaime Guzmán y le puedo decir con absoluta convicción que si estuviera vivo estaría en la UDI”.

El hijo homónimo de Coloma, que es diputado y secretario general de la UDI, afirmó que “resulta patético que una persona que no conoció ni de cerca la figura de Jaime Guzmán pretenda sostener de manera absurda y desquiciada que él habría abandonado el partido político que fundó”.

La UDI exigió “una inmediata disculpa pública” y acusó que “el Partido Republicano vuelve a mostrarse como una colectividad conflictiva y agresiva”.

Los furibundos adjetivos de la UDI demuestran que la frase caló hondo. Justo cuando el Partido Republicano parece a punto de concretar su largamente planeado sorpasso sobre la UDI, cuando Kast está a punto de poner a sus pies al partido que dejó por la puerta de atrás hace casi una década, Republicanos añade sal a la herida.

Republicanos se ven como los verdaderos portadores de la antorcha encendida por Guzmán. Y ahora están cerca de lograr su sueño de cuatro décadas: que un gremialista llegue a la Presidencia de la República.

Pero claro, ese gremialista no tiene la camiseta de la UDI, sino la de Republicanos.

La candidata de la UDI es Evelyn Matthei, una política lejana a Guzmán, a quien la frase de Hurtado no le hizo ni cosquillas. Despachó la polémica en diez segundos con una ironía: “Lo que más me llama la atención es que alguien crea saber qué es lo que piensa una persona que está fallecida. Yo por lo menos no soy médium”.

Racionalmente, tiene razón Matthei. Pretender saber cómo votaría hoy un político que fue asesinado en el siglo XX, cuando aún existía la Unión Soviética, es absurdo. Emocionalmente, su desdén por el asunto demuestra cuán lejos está del ADN de un partido al que llegó de rebote.

Kast fue desde muy temprano un discípulo de Guzmán. Hermano del exministro de la dictadura Miguel Kast, fue reclutado por el gremialismo apenas puso un pie en la Facultad de Derecho de la Universidad Católica. Cumplió con todos los pasos de su formación al alero de Guzmán y su ortodoxia: una creativa mezcla de integrismo religioso con neoliberalismo económico, liberalismo autoritario y jerarquía partidaria. Del gremialismo a la UDI, con 16 años como diputado, su línea fue recta y sin desvíos.

Evelyn Matthei, en cambio, formaba la “patrulla juvenil” de Renovación Nacional, un grupo de impetuosos jóvenes liberales, que pretendía alejar a la derecha del pinochetismo. Era el polo opuesto a la derecha que representaban Guzmán y Kast.

Matthei terminó en la UDI tras ser sancionada por RN por su rol en el escándalo del “kiotazo”. Allí dio algunas pruebas de lealtad, como su cerrada defensa a Pinochet durante su arresto en Londres, pero siguió lejana al ideario de Guzmán.

Kast, en cambio, adoptó el integrismo moral de Guzmán como el centro de su acción política.

Durante la discusión de la Constitución de 1980, Jaime Guzmán hizo valer su postura de que “la madre debe tener el hijo aunque este salga anormal, aunque no lo haya deseado, aunque sea producto de una violación o aunque, de tenerlo, derive su muerte”.

Esta condena contra las mujeres era, según creía el fundador de la UDI, un mandato divino. “Es indiscutible que ella está obligada siempre a tener el hijo, en toda circunstancia, como parte de la cruz que Dios puede colocar al ser humano”.

Como discípulo, Kast hizo de la lucha contra el aborto su bandera política. Como diputado, lideró el rechazo al proyecto de aborto en casos de violación, feto inviable o peligro de muerte de la mujer: “Únicamente una maquinación intelectual puede decir que la mujer tiene derecho sobre su cuerpo”, decía en el hemiciclo.

Kast también lideró la batalla contra la píldora del día después, tachándola de “abortiva” y argumentando sobre sus efectos en la vida sexual de las personas. La definía como “la píldora que privilegia el placer por sobre todo; es la píldora del egoísmo”.

Kast logró que el Tribunal Constitucional prohibiera la entrega de la píldora en los servicios de salud, y abogó por su prohibición total. “A mi juicio, no se puede vender ni siquiera en las farmacias”, decía.

Kast también lideró la oposición a la ley de divorcio. En su discurso en el Congreso, citó a “un gran amigo, que ya no está entre nosotros, Jaime Guzmán”, para decir que el rol de los políticos es “guiar a las personas, librando, con valentía moral y de cara a ellas, un combate rectificador frente a consignas falsas, vacías o torcidas”. Kast decía que la ley debía “señalar claramente el rumbo hacia un matrimonio para toda la vida (…) y, por qué no decirlo, en ocasiones hacia el valor del sacrificio y la renuncia”.

Kast también fue uno de los nueve diputados que votaron contra el Acuerdo de Unión Civil, y lideró la oposición al matrimonio igualitario.

¿Habría estado orgulloso Guzmán de su discípulo? No somos médiums, pero habrá que reconocer, con Ruth Hurtado, que el absolutismo de Kast en esas posturas está en línea con el de su mentor.

Así lo cree él mismo. En enero, Kast hizo declaraciones bastante más duras que las de Hurtado. Aseguró que, de estar vivo, Jaime Guzmán “sin dudas estaría en Republicanos. Jaime Guzmán era de una sola línea: identidad, claridad, liderazgo, eso claramente no está en la UDI”.

En ese momento no hubo tanta indignación en la UDI. Claro, entonces aún confiaban en ganar la Presidencia con Matthei.

Ahora ven con espanto cómo el discípulo amenaza dejarlos sin pan ni pedazo: sin la Presidencia, y sin el sello de ser los verdaderos portadores del espíritu de su fundador.

Más sobre:UDIRepublicanosJaime GuzmánJosé Antonio KastEvelyn MattheiDaniel MatamalaLT Domingo

COMENTARIOS

Para comentar este artículo debes ser suscriptor.

⚡¡Últimos días Cyber! Accede al mejor precio de 2025🗳️ 📰

Digital + LT Beneficios$1.200/mes SUSCRÍBETE