
El problema no es el Consejo, es no seguir el consejo

Chile atraviesa una situación fiscal compleja, qué duda cabe. Lo hemos dicho hasta el hartazgo, la falta de orden, realismo y responsabilidad en las finanzas públicas es un tema técnico pero también político. Por eso resulta desconcertante ver al Ministerio de Hacienda responder con más dureza y detalle a un informe del Consejo Fiscal Autónomo, que a las cifras erradas que ha enviado una y otra vez al Congreso.
En lugar de enfocarse en reforzar el trabajo del CFA, que no hace otra cosa que ejercer el rol para el que fue creado, alertar cuando las cuentas no cuadran, el ministro Marcel se molesta. Se dedican páginas enteras a contradecir o relativizar observaciones que, seamos honestos, son compartidas por buena parte del mundo económico, técnico y legislativo.
Lamentamos profundamente que el ministro se tome más tiempo en defenderse del CFA que en reforzar que haya una institución que se preocupa de lo que parece haber dejado de ser prioridad para el Ejecutivo, la salud de nuestras finanzas públicas. Uno esperaría ver esa misma energía, no en justificar lo injustificable, sino en acelerar el tranco hacia el equilibrio fiscal que Chile perdió y necesita recuperar.
No es el Consejo el que fabrica errores de estimación de ingresos. No son sus técnicos los que han enviado informes financieros imprecisos. No son ellos quienes cambiaron el decreto de política fiscal por “circunstancias extraordinarias” causadas por fallas propias, de las que aún esperamos explicación. El problema no está en la crítica, sino en la incapacidad de acogerla y corregir el rumbo.
Tampoco vemos esa energía que se dedica en responder al CFA cuando se nos envía proyecciones al Congreso. Lo que pedimos no es nada excepcional, queremos que las cifras estén bien calculadas, que las cuentas cuadren y que los proyectos lleguen con data y números comprobables y serios.
El esfuerzo por recuperar la estabilidad fiscal que costó construir, y que distinguió a Chile por décadas, no es reaccionar frente a las críticas ni minimizar a las instituciones que intentan ejercer contrapeso con las herramientas que tienen, sino que es reconocer los errores, construir camino y dejar de hacer política fiscal con el espejo retrovisor o el excel acomodado cada vez que se equivocan.
Cuidar las finanzas públicas no debe ser molestia. Si hoy tenemos un Consejo Fiscal Autónomo que levanta la voz cuando corresponde, no es para incomodar, sino para recordarnos que alguien tiene que hacer la pega que muchos han dejado de hacer.
Por Ximena Rincón, senadora, presidenta de la Comisión de Hacienda del Senado.
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