El TPP11 será finalmente ratificado por el gobierno

La injustificada dilación y campaña en contra de que fue objeto este tratado significó un retroceso en la exitosa estrategia que venía desarrollando nuestro país en la integración comercial, la que cabe esperar sea ahora retomada.



La Cancillería ha confirmado que el Ejecutivo procederá a la firma del TPP11, para luego concretar su depósito en el transcurso de la próxima semana, lo que tendrá lugar en Nueva Zelandia, país que oficia como secretaría del tratado. Con ello se pone término a una extensa y compleja tramitación de dicho acuerdo, primero por las fuertes resistencias que encontró en la izquierda chilena durante su tramitación parlamentaria, y luego por la dilación del actual gobierno, que buscó diferir su ratificación hasta que lograra cambiar los mecanismos de solución de controversias con los distintos países miembros del pacto -ello mediante el mecanismo de las side letters-, pero ante lo poco fructífero de dichas negociaciones se tuvo que allanar a la realidad y acceder a su ratificación.

El Acuerdo Integral y Progresivo para la Asociación Transpacífico (o CPTPP, por sus siglas en inglés) es un tratado de última generación que involucra a 11 naciones -originalmente consideraba además a Estados Unidos, país que se retiró en 2017 a instancias del gobierno de Donald Trump-, y por su magnitud es el tercer tratado de integración más grande del mundo, representando cerca del 40% del PIB mundial. El tratado no solo supone una fuerte integración desde el punto de vista comercial -algo que para Chile resulta fundamental, pues profundiza sustantivamente las condiciones de los acuerdos que ya tiene firmado con cada uno de los países miembros- sino que además abarca una serie de otras dimensiones, como aspectos laborales, la promoción del crecimiento sostenible o la protección medioambiental.

La zona geográfica que comprende este tratado resulta así estratégica para nuestro país, y por tanto los beneficios de suscribir el TPP11 eran evidentes, sobre todo para una economía que ha hecho de la integración comercial con el mundo uno de sus pilares fundamentales para el desarrollo. Chile es de hecho el país con la mayor red de acuerdos comerciales en el mundo, contando a la fecha con cerca de una treintena, lo que le permite abarcar a más del 60% de la población mundial y sobre el 80% del PIB global. Era evidente que el TPP11 aparecía entonces como la culminación natural de esta exitosa estrategia, más aún considerando los favorables impactos que tendría sobre el crecimiento potencial de nuestra economía, y lo sensato que resulta profundizar estos lazos cuando el proteccionismo vuelve a cernirse como una amenaza en la esfera global.

A la luz de estos evidentes beneficios nunca ha sido del todo claro por qué para sectores de la izquierda chilena el TPP11 sigue siendo tan resistido; incluso el propio Mandatario manifestó, una vez que el Senado despachó el acuerdo en octubre pasado, que “el resultado final no es el que me habría gustado”, si bien reconoció que sus críticas iniciales al acuerdo se han ido matizando con el tiempo. La tenaz campaña ideológica que se levantó en contra de este tratado parece haber ido mucho más allá de los desacuerdos con los mecanismos de solución de controversia que contempla, pero lo cierto es que la injustificada dilación para lograr ser aprobado fue un abierto retroceso en la estrategia de integración que por décadas venía desplegando nuestro país. Cabe esperar que con su ratificación finalmente se dejen atrás las visiones trasnochadas y nuestra apuesta por la integración con el mundo sea retomada.

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