Opinión

El voto castigo que Milei no vio venir

En términos futboleros, fue un resultado “saca técnico”. Hablamos, claro, de la derrota de Javier Milei en la provincia de Buenos Aries. Pero esto es política, y los fusibles para estas circunstancias son contados e intocables. Fundamentalmente la hermana presidencial, responsable entre otras cosas de la articulación electoral. Imposible pensar en que Javier Milei vaya a prescindir de Karina, manchada además por la sombra de la corrupción. Ella es su principal espalda en el gobierno, su sostén emocional, quien lo llevó hasta donde está. Llegaron juntos, se irán juntos.

Inflexible como es, Karina no prescindirá tampoco de sus manos derecha políticas, los primos Menem, salpicados también por el escándalo de los audios. Y nadie puede suponer que echar lastre pueda ser la solución a los problemas que terminaron de estallar cuando las urnas bonaerenses revelaron un resultado tan contundente.

Cierto es que el gobierno esperaba una derrota, que se transformaría por sí sola en el revulsivo necesario para dar vuelta el resultado en octubre, las elecciones que realmente le importan al gobierno. Pero esa caída no debía superar los 5 puntos: ninguna encuesta hacía prever tal cosa, así es que cuando se confirmó la diferencia de dos dígitos, se le quemaron los papeles a los hermanos Milei.

Semejante derrota hace casi imposible que pueda revertirse en octubre, aunque podría achicarse la brecha. Pase lo que pase, la realidad impensada es que el gran responsable de la derrota es Milei. La gente votó mayoritariamente contra el Presidente de la Nación, que insólitamente nacionalizó una elección distrital y hoy paga las consecuencias. El resultado reveló, además, que al menos en el principal distrito del país existía un poderoso voto castigo que ninguna encuesta dimensionó.

El Presidente sintió el golpe y las primeras reacciones no sugieren que pueda revertir la situación. Solo le resta esperar que el interior del país mantenga la imagen que supo conseguir para el balotaje de 2023. Este resultado hizo más que avivar fantasmas: despertó una sed de revancha entre quienes han sido muy maltratados durante estos casi dos años. Gobernadores, aliados y ex libertarios. Todos al mismo tiempo capaces de generarle los peores disgustos.

Como bien podría suceder el 26 de octubre, cuando más allá de los límites bonaerenses emerja un voto castigo que, esta vez, no solo lo enfrente, sino que lo condene. Porque si Milei convirtió una elección provincial en un plebiscito sobre su gestión, el veredicto ya empezó a escribirse.

Por José Ángel Di Mauro, periodista y analista político argentino.

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