La democracia digital



Por Luis Enrique Santana, director Programa Formando Ciudadanía Digital, Escuela de Comunicaciones y Periodismo UAI

Franco Parisi consiguió el 12,8% de los votos en la presidencial. Con su campaña desde la distancia nos decía que gobernaría con democracia digital para enfrentar los abusos de la clase política y su corrupción. Aun cuando el concepto parece novedoso, desde hace más de 20 años que se usa para referirse al uso de herramientas digitales en los procesos democráticos. Pero, ¿es la democracia digital más democrática que la tradicional? Esta respuesta no depende de la app, tecnología o proceso en específico en el que se use, sino de la posición ideológica y el entendimiento de lo que es democracia. Según Lincoln Dahlberg, al menos hay cuatro posiciones desde donde mirar la idea de democracia digital: la liberal-individualista; la deliberativa; la contrapoder; y la autonomista.

Desde una concepción liberal-individualista (una persona un voto), herramientas que harían más democrático al sistema son la que permiten conocer las posiciones de la ciudadanía: voto electrónico o peticiones online, incluso democracia directa. Al contrario, desde una perspectiva deliberativa, las herramientas que agregan democracia al sistema son las que permiten formarse opiniones y crear consensos (iniciativas deliberativas; mini públicos, jurados digitales). Para una posición contrapoder, se pone énfasis en que las tecnologías digitales permiten que se abarate el costo de la participación y la coordinación, así se refuerzan movimientos sociales y se organizan nuevos grupos identitarios y de interés. Entonces para quienes creen que más democracia es más participación, herramientas más democráticas son las que permiten más distribución de poder a través de ciberactivismo, prensa alternativa u otras que involucran a los ciudadanos en los procesos de toma de decisiones.  Por último, una aproximación más crítica –la autonomista-, dice que más democráticas son las herramientas que permiten bypasear al Estado, al modelo capitalista y sus estructuras de poder y privilegio, a través de sistemas de producción colaborativa entre pares, como son los wikis o todo el movimiento por el software libre.

Entonces, democracia digital, usado como lo usa Parisi, significa todo y nada a la vez. Debemos considerar que las tecnologías por sí solas no explican los cambios en las sociedades, sino que cada nueva tecnología interactúa con un contexto y sus usuarios y usuarias. La democracia digital no es más que un eslogan que no resolverá los problemas que dice enfrentar si es que no considera el nivel desarrollo cívico de la ciudadanía y el contexto político en el que se está desarrollando. La tecnología moldea el tono que tendrá la conversación y deliberación democrática, pero no cambia los valores y prácticas que la ciudadanía y la política tiene.

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