No hay peor ciego que el que no quiere ver
SEÑOR DIRECTOR:
Ya de vuelta de su gira en tren por el país, el ministro de Hacienda y su par del Trabajo llegan a la capital a insistir en su pacto fiscal y reforma de pensiones.
El ministro Marcel se reunió nuevamente con representantes de los partidos y técnicos para insistir en su pacto fiscal, pese a que señala que no hablaría de pacto hasta lograr un acuerdo, y no se dará por acordado nada hasta que se complete el proceso.
El problema es que es muy difícil, sino imposible, llegar a acuerdos cuando el gobierno quiere aumentar la recaudación y los números muestran la ineficiencia con que se están gastando nuestros recursos.
Durante los últimos 10 años, el PIB se ha incrementado 25% en términos reales (es decir, a una tasa promedio de 2,2% promedio anual), mientras que el consumo del gobierno se ha incrementado en más de 50% (equivalente a una tasa real promedio anual de 4,1%), y ello no ha redituado en una mejoría en la distribución del ingreso.
De acuerdo a la Casen recientemente publicada, mientras la distribución del ingreso antes de transferencias del gobierno mejoró un 5,2% entre 2011 y 2022 (disminución del Índice de Gini desde 50,6 en 2011 a 48,0 en 2022), lo que implica que el efecto del crecimiento sobre la distribución del ingreso ha permitido una mejoría de la última en 5,2%, la distribución del ingreso después de transferencias del gobierno solo mejoró 3,7% (disminución del Índice de Gini postransferencias desde 48,9 en 2011 a 47,0 en 2022).
En efecto, en 2011, el gasto de gobierno permitió mejorar en 3,4% la distribución del ingreso y en 2022 ese efecto bajó casi a la mitad, a 1,9%, lo que implica que la contribución de ese 50% de incremento real en el gasto público sobre la distribución del ingreso ha disminuido en 42,8%.
Los números muestran una realidad que el gobierno se empeña en no querer ver, y es que el problema de Chile no está en nuevos recursos para gastar, sino en la necesidad de incrementar el crecimiento económico -que no solo permitirá disminuir la pobreza, y contribuye a mejorar la distribución del ingreso, de forma más eficiente que el gobierno-, y la falta de eficiencia del Fisco en el uso de los recursos.
Michèle Labbé
Investigadora, Facultad de Economía y Gobierno
Universidad San Sebastián
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