Renovación socialista

SEÑOR DIRECTOR:
La renovación socialista (RS) fue producto del fracaso político de la Unidad Popular (más allá de la conspiración golpista) y tuvo como ejes fundamentales una relectura de la historia del país, una crítica contundente del marxismo leninismo y el reconocimiento de la importancia fundamental de la democracia (representativa) para la convivencia nacional. Tuvo como límites la conceptualización insuficiente del colapso del “socialismo realmente existente” y la demora en comprender la complejidad de la revolución neoliberal como crítica de la idea de sociedad, y de la política y la democracia como ejes de la convivencia.
Para algunos, la RS es hoy respuesta a la deriva dictatorial venezolana y a los problemas de la socialdemocracia; para otros, consiste en una socialdemocratización de la izquierda. Para un tercero, la idea se fosilizó entre la decepción progresista y los escombros de la revolución: la alternativa la “multitud”, que se desdibuja en el contexto del derrotero de las “primaveras” y los estallidos y la revaloración de los partidos. Otros destacan la incidencia del ecologismo y el feminismo en la RS; para otros esta idea es “Woke”.
La exigencia de “renovación” hoy, no deriva solo del fracaso del primer proceso constituyente; tiene lugar en el contexto de importantes éxitos (40 horas, PGU, paridad, nuevo modelo de desarrollo y valoración MA). Deriva de un problema de ininteligibilidad radical ante el carácter multifacético del capitalismo; la empresa intensiva en conocimiento e innovación y predominio del trabajo altamente calificado y bien remunerado con lo que las contradicciones en la producción pierden su centralidad frente a nuevos clivajes. La crítica social se traslada desde los trabajadores formales al “precariado” y con ello aparece la volatilidad electoral que contribuye al crecimiento de la ultraderecha. En el campo político, la ininteligibilidad se expresa en la dificultad para comprender la historia reciente; para dar cuenta de la complejidad de la democracia; para conectar el discurso con las necesidades de la población; en la tensión entre crecimiento y MA, y en las tensiones entre transformación y democracia, límite esta última al alcance del cambio y, al mismo tiempo, campo más fructífero para transformaciones profundas. Si se considera la toxicidad y polarización y que la derecha sufre de “incapacidad de comprensión política” (Hugo Herrera) y falta de proyecto, la renovación de la izquierda y la derecha son procesos conectados y cruciales para la renovación de la política.
Eugenio Rivera Urrutia
Director ejecutivo Fundación La Casa Común
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