Opinión

Última cuenta pública: salvando al soldado Boric

Última cuenta pública: sálvando al soldado Boric Andres Pina/Aton Chile ANDRES PINA/ATONCHILE

Mañana el Presidente Gabriel Boric dará su esperada última cuenta pública. Esto constituye un hito clave en la vida republicana de nuestro país, pero desde la perspectiva de su proyecto político es un momento fundamental, aunque no por las razones que imaginaba en marzo de 2022. Esta cuenta se perfila como una operación de rescate: salvar al soldado Boric.

Las cuentas públicas son tradicionalmente el momento para destacar éxitos y proyectar los meses restantes de gobierno. Sin embargo, el contexto del país, los escasos avances de un programa que intentó refundar Chile, y el ciclo electoral sugieren que el discurso de mañana tenga un énfasis diferente. Como en la película de Spielberg, el soldado Boric debería intentar proyectar su capital político enviando señales a ese 28% que votó por él en primera vuelta.

Recordemos el comienzo. En diciembre de 2021, un diputado de 35 años conquistaba La Moneda prometiendo transformar Chile: nueva Constitución, gobierno feminista, fin a las Isapres y AFP. Era un programa diseñado para ganar una elección en un contexto particular, pero no para gobernar. El gran fracaso vino cuando el gobierno condicionó su éxito al primer proceso constitucional. El mensaje fue claro: los chilenos votaron por el cambio, pero no por cualquier cambio.

El contexto actual no es el mejor para el Presidente Boric. El gobierno cuenta con una baja aprobación, cada día surgen nuevos antecedentes en los casos licencias médicas, Procultura o Monsalve, y aunque intenten justificar las cifras de delitos, lo cierto es que hoy los chilenos viven más inseguros. Para coronar esta fiesta, las cifras de desempleo conocidas el jueves son desalentadoras.

¿Qué debería decir el Presidente en su última cuenta pública? Primero, destacar lo logrado en tres años. La paradoja es que los logros no van de la mano de las propuestas que lo llevaron al poder. Sus grandes promesas no se concretaron: no hubo cambio constitucional, las Isapres siguen vivas, no hubo reforma tributaria. La promesa de gobierno feminista se acabó cuando supimos que el encargado de seguridad había sido acusado de violación por una subalterna, y la reforma de pensiones consolidó la capitalización individual. Sin embargo, esta última, junto con el acuerdo en la comisión de La Araucanía, deberían estar en el corazón de su discurso. Son avances importantes, de futuro, y acuerdos que dividieron a la centroderecha. En época electoral siempre es bueno dividir a la oposición.

Segundo, reconocer que llegó con expectativas desproporcionadas sobre lo posible de cambiar en cuatro años. Admitir fracasos y reconocer que el caso Monsalve derrumbó “el gobierno feminista” y que ProCultura hizo caer a este gobierno del pedestal moral prometido. Los mea culpa siempre han sido valorados por la ciudadanía.

Por último, deberá hablarles a sus fieles adherentes. Esta estrategia explica las decisiones recientes. La insistencia en el aborto libre no responde a posibilidades reales de aprobación (nulas) sino a enviar señales a una base electoral que tiene razones de sobra para estar decepcionada. Es política simbólica pura.

La cuenta pública será un ejercicio de nostalgia anticipada por lo que pudo ser y no fue. Por un proyecto que prometió transformar Chile y terminó siendo transformado por Chile, y veamos si es capaz de rescatar al soldado Boric.

Por Rodrigo Arellano, vicedecano Facultad de Gobierno, Universidad del Desarrollo

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