Cáncer de mama: Los desafíos que aún quedan
Un mes dedicado a esta enfermedad y reforzado desde marcas, organizaciones y medios, así como un llamado constante al autocuidado, parecen no ser suficiente a la hora de lidiar contra un enfermedad que sigue cobrando vidas de mujeres en el país como ninguna otra. ¿Qué falta por mejorar?

A nivel mundial, el cáncer de mama es el más común entre las mujeres, independiente de su país o tipo de lugar en el que viva, aunque en los países de ingresos más bajos el número de fallecidas se intensifica. En Chile, en 2018 se registró como la patología que cobró más vidas femeninas, pese a las campañas anuales que se hacen en octubre, donde distintas organizaciones y medios de comunicación llaman al autocuidado y a no olvidar la mamografía después de los 40 años ¿Por qué una enfermedad que se puede tratar e incluso curar tiene una tasa de mortalidad tan elevada?
Estilo de vida
La mamografía es la forma más certera de identificar un cáncer de mama, mientras que el autoexamen es un complemento sencillo que se puede realizar de manera periódica, independiente de la edad e historia clínica que se tenga. Pero existen otros llamados que se podrían hacer para ayudar a la prevención de esta enfermedad.
En el Plan Nacional del Cáncer 2018-2028, publicado por el Ministerio de Salud, se habla sobre la importancia de la actividad física para reducir el riesgo de distintos cánceres, entre los que se incluye al mamario. Según explican en el documento, alrededor del 10% de los casos de cáncer de mama están relacionados con la falta de actividad física e incluso con el exceso de peso corporal.
Esto se debería a que la práctica regular de ejercicio tiene efectos en el cuerpo desde un punto de vista biológico que podrían explicar su relación con la prevención de cánceres. Hablamos de reducir niveles de insulina y estrógeno y alterar el metabolismo de los ácidos biliares, entre otros.
Tercera edad: Una población que aumenta
“Los adultos mayores son el grupo etario que proporcionalmente más ha crecido: anualmente 3,3% comparado a 2,1% de crecimiento en la población general. El año 2025 en Chile existirán 110 personas mayores de 60 años por cada 100 personas menores de 15 años”, escribía en 2012 el doctor César Sánchez para la Revista Médica de Chile.
En el artículo titulado Vejez y cáncer de mama, el desafío del siglo 21, el especialista del Departamento de Hematología-Oncología del Centro de Cáncer de la Facultad de Medicina de la Universidad Católica, asegura que la edad es el principal factor de riesgo para el desarrollo del cáncer de mama, que al momento del diagnóstico la mitad de las pacientes son mayores de 65 años, y el 35% mayores de 70. Dice, incluso, que la mortalidad por cáncer de mama entre los 55 y 84 años es superior a la mortalidad atribuible a las enfermedades cardiovasculares en ese tramo de edad.
El problema, según explica, es que ni el 10% de las mujeres a las que se somete a ensayos clínicos por cáncer de mama son adultos mayores y que los tratamientos indicados a este grupo son derivados de la experiencia con pacientes jóvenes.
Educación y disponibilidad
Hace poco la consultora internacional LEK publicó el informe especial Cambiando el futuro de las mujeres chilenas: Desafíos y oportunidades para mejorar la detección temprana del cáncer de mama. Con el objetivo de entender las barreras que aún existen en torno a esta patología, entrevistaron a 80 profesionales entre los que se encuentran matronas, oncólogos, cirujanos, radiólogos, patólogos y representantes de Servicios de Salud. Entre las barreras que identificaron, se encuentra la falta de infraestructura en la atención primaria y la experiencia limitada de los profesionales en relación al cáncer de mama. Según explican, el número de matronas per cápita en la atención primaria es deficiente, dificultando el acceso a tratamiento de las personas sin seguro privado. Es por esto que pacientes tienen que esperar por períodos demasiados largos antes de acceder a una consulta en la atención primaria, las cuales además se realizan en pocos minutos sin la atención adecuada.
“En la universidad, las matronas aprenden principalmente sobre obstetricia y atención reproductiva, saben muy poco sobre enfermedades especificas como el cáncer de mamas”, dice en el estudio una especialista con iniciales UPM. En el estudio se asegura que la falta de capacitación sobre el cáncer de mama y la baja exposición de los estudiantes universitarios a la patología conducen a una evaluación inadecuada e incluso a derivaciones incorrectas que colapsan el servicio y dificultan la atención de las mujeres que sí necesitan ser atendidas.
Estas son solo algunas de las barreras a las que nos enfrentamos como país a la hora de disminuir la tasa de mortalidad por cáncer de mama. Es imposible, además, no tomar en cuenta un factor que involucra a las mujeres en las distintas áreas de sus vidas: en la mayoría de las familias son las mujeres las encargadas del cuidado de los hijos, de adultos mayores, de personas con movilidad reducida y de las tareas domésticas.
Cuando además hablamos de mujeres de socioeconómicamente vulnerables, es muy difícil que se den todos los factores para que puedan atenderse y prevenirlo. No tienen con quién dejar a las personas que cuidan, no pueden faltar a sus trabajos que en muchos casos son informales y no ponen su salud en primer lugar. Llegar a estas mujeres y hacerlas parte de las campañas de prevención debería ser una de las metas más importantes.
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