Paula

Peluconas

Es el atributo que más resalta en ellas: el pelo voluminoso o la melena larguísima. Lejos de cualquier moda, estas mujeres tienen un pelo tremendo. Aquí cuentan por qué.

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Paula 1197. Sábado 9 de abril de 2016.

VOLUMEN TOTAL

El pelo de Manuelita Zabala (20) es indomable. "Cuando chica me cargaba. Siempre lo usaba tomado, con dos trenzas, para que no se notara tanto que es gigante e inflado. Recuerdo que más de una vez se perdieron pinches en mi melena", relata. Intentó varias cosas: lo cortó, usó planchas, tratamientos. Nada funcionó, porque tiene mucho pelo y mucho volumen. Hoy, que estudia Sicología, ya no tiene complejos y lo usa suelto, lo que llama mucho la atención. "Me relajé y ahora me encanta, porque es único y enorme. En el verano, como no uso secador, se puede demorar hasta dos días en secarse por completo".

POCAHONTAS

El pelo de la estudiante de Odontología Josefina Riesco (22) mide 1.05 metros y le han pasado cosas locas por tenerlo tan largo. "Hace poco se me quemaron las puntas en una fogata, porque mi pelo estaba a ras del suelo", cuenta. Solo se lo toma cuando hace prácticas con pacientes o cuando va al gimnasio. El resto del tiempo lo usa suelto, como Pocahontas, como le dicen sus amigas. "Soy scout, me encanta la naturaleza, y para mí llevar el pelo así es una marca personal. La única vez que tuve el pelo corto fue a los 7 años. Pero desde que tuve opinión en mi familia, defendí mi opción de tenerlo así. De hecho, todos me conocen como la Jose, la del pelo largo".

LA HISTORIA EN SU PELO

Para Helia Witker (52), artista plástica y diseñadora de vestuario, el pelo largo es sinónimo de feminidad. "Cuando era niña lo tenía muy largo y muy negro y me encantaba porque, como era la única mujer entre cuatro hermanos, era mi sello distintivo", dice. Por eso lo mantuvo así hasta la adultez y cuando a los 40 le empezaron a salir canas, las asumió con alegría. "Sentí que era como una luz. Llegaron para iluminar y para conectarme con mi parte más sabia. Aunque se suele asociar las canas al dejarse estar, yo me siento más femenina y bella que nunca. Mi pelo es el reflejo de mi historia".

RAPUNZEL

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A Dominique Bunout (25), profesora particular de alemán, se le suelen acercar niños a preguntarle si es Rapunzel o adultos a proponerle un negocio por cortar su pelo. Ella está acostumbrada. Lo empezó a dejar crecer después de que, a los 10 años, su mamá se lo cortara hasta las orejas. "He averiguado sobre esto: la mayoría de las personas tiene un largo máximo del pelo. Y a un pequeño porcentaje del planeta le sigue creciendo para siempre. Yo soy parte de eso: debe ser porque nací con la luna en cuarto creciente", afirma. Y agrega: "He estado con la tijera en la mano varias veces, pero me arrepiento. Había dicho que me lo dejaría crecer hasta que me tropezara, y ya me ha pasado. Cuando estoy distraída, se me engancha en la puerta. No descarto cortarlo pronto".

A LO JACKSON 5

"Mi pelo siempre ha llamado la atención, porque es muy crespo y porque lo uso así, todo parado. Pero desde que hace un año me dejé las canas, causa aún más sensación", dice la productora Macarena Rodríguez (43), quien se aburrió de las tinturas y asumió su color, entre blanco y gris, que contrasta perfecto con sus ojos celestes. "Como lo uso corto, es muy cómodo, porque me salgo de la ducha y queda listo: no me lo cepillo ni me lo seco con secador, porque quedaría como Donna Summer. Lo que sí tengo que hacer todos los días es mojarlo para bajarlo un poquito, porque amanezco como los Jackson 5", dice riendo.

34 DREADLOCKS

La estadounidense Tamara Cat (24) tiene 34 dreadlocks que le llegan hasta la pantorrilla. No los ha cortado en seis años. La suya es una opción más estética que filosófica, porque no adhiere a la cultura rastafari. "Desde niña soñé tener el pelo así y en Chile me decidí. Me ha traído muy buena suerte, me abrió paso en el modelaje y he conocido a gente increíble que se ha acercado a hablarme por mi pelo. Es como una cábala". Por eso lo cuida de manera especial: lo lava solo los días de sol (porque no usa secador) y lo hace exclusivamente con jabón Dr. Bronners que le traen desde Estados Unidos, porque es especial para hidratar los dreadlocks.

SU SELLO

El 90% de los productos que hay en el baño de la periodista, presentadora de televisión y escritora Susana Roccatagliata son para el pelo. "El pelo es algo vivo, hay que cuidarlo como a una planta", dice. Pero no siempre quiso tanto a su cabellera. "Cuando chica vivía haciéndome la toca en la noche para amanecer un

poco más lisa. Es que en mi época no se usaba el pelo crespo. Yo sufría cuando iba al cine, porque la gente decía: 'que se corra la pelucona, nos tapa la pantalla'. Después entré a trabajar a la televisión y me lo alisaban para que me viera más ordenada. Hoy no lo permitiría, porque con el tiempo entendí que mi pelo es mi sello personal y mi mejor atributo".

SALVAJE

"Como toda niña, tuve una época en la que quería ser una princesa con pelo rubio, liso y largo. Gracias a mi familia, que me insistían diciendo que era muy lindo, que lo usara suelto, a los 13 años llegó mi proceso de aceptación personal y empecé a disfrutarlo", cuenta la ingeniera comercial Camila Plass (26). Y agrega: "Chile todavía es un país bien conservador con los looks y a la gente le impresiona ver pelos con más volúmenes o con otros colores. Pero he aprendido a que me dé lo mismo lo que piensen los demás. Yo me siento cómoda y feliz con mi pelo salvaje al viento".

BAILAR CON ÉL

La bailarina rusa Ioulia Koutenkova (25) tiene prohibición estricta de cortarse su larguísimo pelo; el director del Ballet de Santiago del Teatro Municipal, que ella integra, ha sido enfático en eso, porque dice que en el escenario la cabellera de Ioulia le da más dramatismo a su danza. "Cuando bailo el movimiento de mi pelo ya es parte del movimiento de mi cuerpo, de mis pasos", dice la bailarina, que apenas recorta 2 centímetros de su pelo cada cuatro meses, para mantenerlo siempre muy largo.

LEONA

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Antonia Feliz (29) es dominicana, hija de madre haitiana y está de paso en Chile, porque lleva 7 meses viajando por Sudamérica, sola. Como acá su pelo es tan exótico, suelen mirárselo mucho; hasta se lo tocan y le han gritado leona en plena calle. Ella se lo toma con humor. "Mi pelo me da fuerza, me siento bien con él y no me importa lo que me diga la gente", dice.

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