
Jaime Mulet queda varado en Copiapó, termina último y no consigue el 5% que proyectaba
La carta del FREVS apostó por una campaña para diferenciarse de los candidatos y las propuestas del FA, SD y PC. Si bien eso le ayudó a aumentar su nivel de conocimiento, al momento del recuento, su apuesta demostró tener poca sintonía entre los electores que acudieron a las primarias.

El día en que finalizaría último en la primaria oficialista, Jaime Mulet (FREVS) fue el primero de los candidatos en ir a votar.
Apareció cerca de las 10.18 en la escuela José Caroca de la comuna de Vallenar, con su corbata, bufanda y lentes verdes, diciendo que estaba tranquilo, resaltando que ha “hecho un proceso muy importante, recorriendo todo el país”.
Justamente ese era uno de los objetivos del diputado por el distrito 4: ampliar la base de votos que tenía concentrada mayoritariamente en Atacama, donde consiguió más de 8 mil preferencias en la parlamentaria pasada; aumentar su conocimiento, que al principio de la campaña giraba en torno a un 35% a nivel nacional, dicen en su entorno, y, además, tratar de dotar a su partido de la musculatura electoral suficiente para aspirar a superar el umbral del 5% en la próxima votación de diputados y, de esa forma, poder seguir existiendo.
Para conseguir eso, dicen en el FREVS, la candidatura de Mulet tenía que aclarar una confusión que identificaron en los electores: muchos no sabían si los regionalistas verdes eran parte o no del Frente Amplio. La estrategia, entonces, era diferenciarse del Socialismo Democrático, de los comunistas y del partido del Presidente Gabriel Boric. Eso dejaba a Mulet en una posición extraña: estaba invitado a la primaria oficialista, pero su trabajo solo sería exitoso si lograba comunicar que no era igual a ellos.
La intención de armar ese relato, el del convidado de piedra, estuvo en todos sus mensajes. Desde la vez en que dijo que el Presidente era de regiones, pero no regionalista, hasta su opinión de que Chile no estaba en condiciones de ir al Brics.
En el mes de campaña, Mulet enfatizó que su partido, que entre sus filas cuenta con feligreses religiosos, estaba en contra de la despenalización del aborto libre; criticó a Lautaro Carmona, presidente del PC, por deslizar que un triunfo de Jeannette Jara podría abrir un nuevo proceso constituyente, y recibió dardos de Carolina Tohá, quien aseguró en el debate de radio Pauta y The Clinic que el diputado de Atacama representa a un “sector que ha oscilado más a la derecha o a la izquierda varias veces”.
De todas las discrepancias con el oficialismo, quizás la más incómoda para el gobierno fueron sus palabras del 8 de junio. Ese día Mulet comunicó que desoiría los deseos de Boric de que el oficialismo fuera en una sola lista parlamentaria. Dijo: “no estamos para arreglines”, y aseguró que son varios los partidos que están pensando en llevar dos listas. Por lo mismo, subió la apuesta. “Vamos a competir en todo Chile”, cerró.
Cálculos fallidos
En el Frente Amplio no tienen una buena evaluación de su sociedad con el FREVS. El análisis de uno de sus líderes, cercano al Presidente, es que los regionalistas verdes desperdiciaron la oportunidad de tener más incidencia en el gobierno, debido a su fragmentación. Esa dispersión explicaría la fuga del partido de parlamentarios como la senadora Alejandra Sepúlveda o el diputado Félix Bugueño, dice la misma fuente, lo que amenazaría la posibilidad de la tienda de Mulet de conseguir un 5% nacional en la próxima elección para el Congreso.
Esa urgencia por votos, cree esta figura del FA, ha convertido al FREVS en un catch-all party: es decir, una colectividad que busca atraer a votantes de un espectro extenso, centrándose en una plataforma amplia, como la descentralización, pero sin depender de una base ideológica central. “Por lo tanto -explica esta fuente- no es un partido con el que se construye políticamente, sino con el que se tiene que negociar de forma súper transaccional”.
Hay, por otra, un sector del FREVS que dice sentirse cómodo en el gobierno, y también justifican haber sido parte de esta primaria. No solo porque cuentan con un ministro en el gabinete -Esteban Valenzuela en Agricultura-, sino también porque se sienten parte de un triángulo progresista donde también entra la socialdemocracia y las nuevas y viejas izquierdas.
Todas esas tensiones tenían como punto de convergencia la votación de Mulet. Si conseguía un 5% o más, tenía el incentivo para seguir empujando su idea de competir en las 28 circunscripciones. De no hacerlo, sería difícil para sus socios en el oficialismo seguir creyéndoles en sus ambiciones a los regionalistas verdes.
“Mulet ha jugado un rol que uno nunca sabe cuán cierto es, pero dice que por ningún motivo no quiere llevar candidatos en todas las regiones. Pero es inviable. En una lista única es imposible que un partido que tiene un parlamentario, uno no más, lleve 28 cupos. Puede estar blufeando, pero a él tampoco le conviene si es que él va solo y todo el resto de la coalición va en una sola lista. Él no saca ningún parlamentario y el partido se acaba”, dice un dirigente del FA.
Antes de la votación, las expectativas en el FREVS eran optimistas. Anticipaban que Mulet superaría cómodamente el 5%, gracias a su desmarque del gobierno, y proyectaban que otros liderazgos, como el del ministro Valenzuela y Esteban Velásquez, les borrarían la chapa de partido instrumental a un caudillo.
El primero de sus cálculos en no resultar fue su llegada a Santiago desde Copiapó. El vuelo que tenía programado a las 16.17 fue retrasado para las 20.11. Eso significaba estar de regreso en la capital a las 21.30 y, por lo mismo, perderse el recuento de votos en la sede de su partido y tener que seguirlo, en cambio, desde la sala de embarque del aeropuerto. Ahí siguió el triunfo de Jeannette Jara, se sorprendió con la baja votación de Gonzalo Winter y esperó, hasta el final, ese 5% que venía persiguiendo.
El primer cómputo del Servel, con un 13,06% de los votos escrutados, le dio un 2,9%.
“No es malo -dijo-, creo que hemos resistido muy bien la polarización que hubo estas últimas dos semanas”, aludiendo a la tensión entre las candidatas del PC y SD.
El segundo balance, con un 45,07%, le dio el mismo porcentaje de votos y el tercero, con 77,51% de los sufragios, lo alejó aún más de su meta: ese recuento lo dejaba en 2,82%. Lo mismo pasó al final de la noche. Mulet cerró su participación con 37.635 preferencias y el 2,74% del padron.
La apuesta del diputado de Vallenar había sido diferenciarse del gobierno, y perfilarse como un outsider, para conectar con un volumen importante de electores que pudieran darle esperanzas de proyectarle más vida y entregarle mayor peso específico a su partido.
Al menos este domingo 29 de junio, esa apuesta falló.
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