Casas sustentables con espacio para teletrabajo y áreas de ejercicio: Las nuevas demandas de compradores tras la pandemia

Otra de las tendencias habitacionales que se ha masificado es mudarse a lugares que tengan mucho más contacto con la naturaleza, debido a la flexibilidad que otorga el trabajo a distancia.


Tolerar una casa con falta de espacio, ventilación inadecuada y la falta de acceso al exterior, incluso a un balcón, puede ser factible en un escenario previo a 2020. Pero en el año de la pandemia por Covid-19, esas deficiencias resultan insoportables.

La contingencia sanitaria vivida durante el 2020 obligó a muchos a permanecer más tiempo de lo acostumbrado en sus casas. La falta de espacios destinados al teletrabajo y a la comodidad en la vida en confinamiento hizo que los futuros compradores de vivienda se replantearan sus necesidades al momento de adquirir un inmueble.

¿Cuáles serán los nuevos requerimientos? Según una encuesta realizada por la firma de bienes raíces Coldwell Banker, en Estados Unidos, las nuevas tendencias podrían ser: contar con jardines y patios privados para evitar compartir espacios comunes con tantas personas, viviendas con internet de última generación y alta conectividad, casas o departamentos con áreas para el teletrabajo integradas y espacios versátiles que puedan convertirse fácilmente en un gimnasio, por ejemplo.

Max Schnitzer, gerente general de Alpha Inmobiliaria, parte del Grupo Alpha, señala que “hay un nuevo escenario y es muy importante poder identificar las variables que hoy marcan el mundo inmobiliario, para poder adecuarse a esto y mejorar la oferta”.

Entre esas variables, una de la más solicitada está un espacio para trabajar. El home office se impuso, por lo tanto hoy es necesario contar con ese espacio para trabajar, indica Schnitzer. “La tendencia actualmente es un departamento de 30 a 38 metros cuadrados, eso sí, bien diseñados, de manera de poder implementar un espacio de trabajo cómodo, pero de tamaño acotado. Lo importante no es tener un departamento con un espacio de trabajo más grande, porque no es necesario y además aumentaría los gastos comunes”.

La falta de espacios destinados al teletrabajo y a la comodidad en la vida en confinamiento hizo que los futuros compradores de vivienda se replantearan sus necesidades al momento de adquirir un inmueble.

Pero no solo esto. Una de las tendencias habitacionales que llegó para quedarse es descongestionar las ciudades para mudarse a lugares que tengan mucho más contacto con la naturaleza. El teletrabjo y la amplia variedad de servicios por internet entregan nuevas posibilidades de asentamiento, impulsando a los nuevos compradores a buscar espacios en las afueras de las grandes urbes donde puedan llevar un estilo de vida más sustentable.

Esta medida implica un ahorro de costos ya que los terrenos de la periferia son más baratos, además de que las nuevas generaciones prefieren construir o comprar espacios donde se aprovechen más eficientemente los recursos y servicios, con lo que aumenta el ahorro. “Las personas que están prefiriendo hacer este cambio son aquellas que tienen ganas de aportar y ser mejores, ganas de vivir de forma más armónica y que han valorado, tras la pandemia, el tiempo con la familia y los espacios recreacionales”, señala Joaquín Muñoz, gerente de desarrollo de la inmobiliaria Castellani y Muñoz.

Viviendas sustentables

En Chile, la tendencia sustentable también está ganando terreno, por lo que las empresas de inmuebles están ampliando su oferta de viviendas de este tipo en las afueras de la ciudad.

Tal es el caso del proyecto Gran Parque Machalí que incluye un centro comercial con energía solar, edificios de oficina con certificación leed y edificios de vivienda sustentables, materiales con trazabilidad, iluminación natural y de bajo consumo, reciclaje y una gran zona de áreas verdes nativas. “Cada vez somos más los que nos comprometemos con este tema lo que es bastante positivo, es un deber de las empresas no solo evaluar los proyectos económicamente, sino también sus impactos sociales y ambientales”, agrega Muñoz.

Hoy, el factor principal a la hora de comprar o arrendar sigue siendo la ubicación, que contemple comercio cercano, una estación de Metro y conectividad.

Sin embargo, hoy también se buscan alternativas con gastos comunes más bajos, dice Schnitzer. El pago de este ítem se vio afectado hasta en un 40% durante la pandemia y es un gasto que nadie quiere tener. “Se busca que los costos de gastos comunes y servicios básicos sean lo más baratos posible, debido a que aún el repunte de la economía es débil y la cesantía se mantiene alta, y un departamento con altos gastos comunes no es conveniente. No hay que olvidar que a más metros cuadrados, más caros son los gastos comunes, lo que se alinea con la preferencia principal, de unidades de un dormitorio y un baño”, señala.

A pesar de todo lo sucedido desde octubre del año pasado hasta el día de hoy, aún el sector Oriente de Santiago sigue siendo el más caro, y donde se han registrado menos bajas en los precios de compra, a excepción de la comuna de Colina, que es la única que ha registrado bajas en los precios añade Schnitzer. “De todas formas, estas ‘bajas’ en los precios han sido muy menores, como promedio un 1,3%”.

Desde el punto de vista de los arriendos, dice Schnitzer, las comunas donde más se ha notado la baja en los precios son: Quinta Normal, Puente Alto y Buin. Las comunas más céntricas, como Estación Central, San Miguel, Santiago Centro o Independencia están a la media, con arriendos en promedio en los $300.000.

En tiempos de pandemia, además, muchas personas padecieron lo que algunos psicólogos llaman “déficit de naturaleza”, lo que ha impulsado un repensar de la vida en la ciudad. Múltiples estudios cuentan que tener más conciencia y cercanía con el medio ambiente mejora la salud mental lo que se ha vuelto, hoy por hoy, una prioridad que antes no se consideraba.

Hay investigaciones que incluso muestran que la exposición a espacios verdes en niños y adolescentes puede aumentar potencialmente el comportamiento prosocial como la empatía y el altruismo. Otros también hablan de los efectos en la salud mental de disponer de espacios verdes y revelan que la satisfacción con la calidad de los espacios verdes parece ser un predictor del bienestar más importante que la cantidad de espacios verdes.

La pandemia modificó el mundo entero. Incluido el modo en qué vivimos. “La pandemia da para pensar en cómo vivimos y cómo podemos mejorar desde la casa en que habitamos hasta el lugar en que trabajamos y cómo podemos aportar en la sustentabilidad. Finalmente, todo se traduce en conciencia, empatía, compromiso con la naturaleza”, agrega Muñoz.

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