Revista Que Pasa

El último polemista

Farsante, controvertido, intenso. Hay muchas formas para denominar al estadounidense James Frey, autor de En mil pedazos. Ahora, acaba de lanzar un libro donde Jesús es un barbón hipster que se pasea por Times Square. "Siempre me he preguntado qué sucedería si el Mesías se presentara entre nosotros", dice.

Sucedió una vez más. En una entrevista emitida el lunes y martes recién pasados, James Frey (41), el autor de las polémicas memorias En mil pedazos, volvió a disculparse frente a Oprah Winfrey. Nuevamente, se arrepintió de haber hecho creer a sus lectores que la historia narrada en En mil pedazos era totalmente verídica, además de comentar The Final Testament of the Holy Bible, su último trabajo, con Jesús como protagonista, que lo tiene mediáticamente de vuelta. Fue el último capítulo de una polémica que se remonta al 2003, año en que apareció un libro que empezó vendiendo bien gracias a un progresivo boca a boca de los lectores. Aquí, Frey contaba su historia: la de un joven de 23 que terminaba, luego de muchos años drogándose y cometiendo crímenes, en un centro de rehabilitación. De todos quienes leyeron aquel libro, alguien terminó siendo clave: Oprah Winfrey.

En 2005, casi dos años luego de su lanzamiento, la famosa animadora no sólo pasó toda la noche leyendo esas memorias: invitó a Frey a una edición de su show que, justamente, se llamó "El libro que mantuvo a Oprah despierta toda la noche". Eso disparó las ventas. Frey, en pocos días, se convirtió en un fenómeno mediático. Le escribía gente que estaba en centros de rehabilitación para contarle lo mucho que su libro los había inspirado y ayudado, y rápidamente se volvió una figura de culto. Automáticamente se puso a trabajar en una secuela de esas memorias: My friend Leonard, donde Frey cuenta su vida al salir de rehabilitación. Luego de años sumido en un infierno de drogas y alcohol, parecía -por fin- encontrar algo de equilibrio. Y no sólo eso: su libro estaba ayudando a gente que pasaba por la misma situación.

Un año después de su explosión mediática, The Smoking Gun, un sitio web estadounidense de periodismo de investigación, descubrió que Frey había exagerado ciertas partes de En mil pedazos. Escenas en las que Frey cuenta que pasó tres meses en la cárcel, cuando en verdad estuvo apenas algunas horas retenido. O la parte en que un dentista tiene que sacarle los dientes (podridos a causa de la heroína y el crack) y la dolorosa intervención sucede sin ningún tipo de anestesia. Ante esas acusaciones, Oprah quiso aclarar las cosas. Invitó a Frey otra vez al show para dejar en claro todo. Y fue ahí, en vivo, para todo el país, cuando el escritor confesó que había exagerado ciertas partes. Oprah, por supuesto, se enfureció: lo acusó de ser un mentiroso frente a millones de espectadores. Los hechos, a continuación, se sucedieron rápidamente: tanto el agente literario de Frey como su editorial lo dejaron. Él, a su vez, se refugió en París por unos meses. No se supo mucho de su paradero. Simplemente, desapareció.

"Tú eres el próximo de nosotros", le dijo Norman Mailer a James Frey cuando se conocieron. Para el autor de "En mil pedazos", fue un espaldarazo: "Tuve la oportunidad de conocer a Mailer un poco antes de que muriese. Él es definitivamente uno de mis héroes no sólo literarios, sino por su figura y lo que representa".

"Un gran desorden. Sí, eso fue: un grandísimo desorden en mi vida", dice James Frey para Qué Pasa cuando se le pregunta qué siente sobre ese capítulo. Hoy, mirando atrás, confiesa que está arrepentido. Pero, claro, también tiene sus matices al respecto. "Más que arrepentido, hay algo que tengo claro: que esa etapa de mi vida fue un desorden en que cometí varios errores. Aunque también sé que últimamente todo eso me ha beneficiado. Es imposible negarlo". Y la polémica, pese a lo que muchos apostaban, tuvo una actualización esta semana. La nueva entrevista hecha por Oprah a Frey -como parte de los capítulos de despedida de su programa, The Oprah Winfrey Show- resultó la forma en que el escritor espera cerrar todo ese episodio y, de a poco, reinventarse. "Terminó siendo una gran experiencia: hablar en retrospectiva de lo sucedido con En mil pedazos, hablar de nuestros encuentros (malos y buenos) y acerca de mi libro nuevo", dice. Y luego asegura: "Me enorgullezco de haber hablado nuevamente con Oprah".

Literatura de shock

Así, obviamente, la pregunta es inevitable: ¿con qué se topa uno al leer En mil pedazos (editado el 2006 en Chile)? En una línea: uno se encuentra con un tour de force dentro de un centro de rehabilitación. Muchas escenas que parecen sacadas de Trainspotting o Réquiem por un sueño. Y muchos drogadictos que parecen tener sus vidas tan trizadas que ningún programa de rehabilitación conseguirá volver a pegarlas. "Esta apertura me está permitiendo recoger los pedazos de una vida destrozada", dice el narrador del libro hacia el final, cuando ya hemos leído bastante de crack, heroína, autos robados, prostitución y alcohólicos anónimos, y cuando -por fin- su vida se compone de a poco. Literatura de shock, es la etiqueta que se le puso a la obra de Frey en su momento. Una corriente emparentada con lo hecho por Chuck Palahniuk. O Bret Easton Ellis, quien en su momento se deshizo en elogios: "Muy pocos libros logran este tipo de lágrimas".

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