El activismo de la amenaza
El carismático director de Salesforce, una gigante del software en la nube, lideró una campaña exitosa contra una ley que en la práctica permitía la discriminación por orientación sexual en el estado de Georgia. Su arma principal: amenazar con retirar su dinero.
En la tierra de los idealistas que Silicon Valley dice ser, pocos pueden colgarse la medalla que acaba de adjudicarse Marc Benioff.
El director general de Salesforce, una gigante del software en la nube, tendrá menos glamour nerd que Mark Zuckerberg o pedigrí filantrópico que Bill Gates. Pero acaba de ganar una pulseada a la legislatura y al gobernador de Georgia en defensa de las minorías sexuales, un logro concreto que pocos de sus colegas se pueden adjudicar, por más tuits bienintencionados que posteen.
Georgia, donde está Atlanta, la cuna de CNN y de Coca-Cola, había aprobado una ley con la pretendida intención de proteger la libertad de culto pero que, en efecto, era una manera velada de legalizar la discriminación basada en la orientación sexual. Permitía que las organizaciones religiosas que se oponen al matrimonio entre personas del mismo sexo negaran servicios o rechazaran candidatos a empleos en base a esa creencia.
Salesforce hace en Atlanta una de sus grandes conferencias anuales —en las que Benioff pasea su tronco robusto y melena peinada con gel por el escenario— y el empresario amenazó con mover el evento de tres días a otro estado si el gobernador Nathan Deal no vetaba la ley cuando llegara a su escritorio. También dijo que Salesforce reduciría sus inversiones en Georgia y se sumó a un grupo de 400 empresas que publicaron anuncios contra la medida.
"Una vez más, Georgia intenta aprobar leyes que vuelven legal la discriminación —tuiteó Benioff—. ¿Cuándo se terminará esta locura?".
También un grupo de figuras de Hollywood y compañías de medios amenazaron con no filmar más películas en el estado sureño. Pero Benioff fue el empresario de más alto perfil que, como dice el dicho en inglés, puso su dinero donde estaba su boca y amenazó con sanciones económicas concretas, como si estuviera lidiando con un estado fallido del centro de Asia.
De hecho, hasta criticó a Tim Cook, su par en Apple y quizás el ejecutivo gay de más alto perfil en Estados Unidos, por no sumarse a la pelea con la misma intensidad. (Cook, claro, andaba ocupado resistiéndose a desbloquear un iPhone para el FBI).
Este lunes, el gobernador Deal cedió a la presión y vetó la ley. Benioff celebró con tuits y retuits y prometió no sólo no sancionar a Georgia, sino también aumentar la inversión de Salesforce allí.
"Un día de igualdad para todos", festejó, en un tuit que incluía un dibujo de un barbudo con una camiseta de Salesforce ondeando la bandera arcoíris del movimiento LGBT, estilo Revolución francesa.
Al día siguiente, la batalla comenzaba a moverse a otro escenario. El gobernador de Nueva York, Andrew Cuomo, prohibía a los empleados del estado hacer viajes oficiales a Carolina del Norte, que acaba de aprobar una ley parecida. Esta obliga a los estudiantes de instituciones públicas a usar el baño correspondiente al sexo que figura en su acta de nacimiento: obviamente va apuntada a personas transexuales y transgénero.
Aunque muchas empresas condenaron la ley, ninguna amenazó con retirar inversiones.
Para Benioff, una figura menos conocida fuera del ambiente de Silicon Valley, la de Georgia fue una victoria real en un tema muy importante para muchos en San Francisco, su base de operaciones. Y, en una región y una industria donde todos dicen que están transformando el mundo, fue un cambio concreto, logrado sin una sola línea de código de software.
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