Ojo con la Universidad de Talca

Foto: Universidad de Talca

¿Se imagina lo que significa estar rodeado de arte por todos lados mientas se estudia allí? Por eso, el campus en Talca de esta universidad es un regalo para sus alumnos y profesores, así como también para las más de cien mil personas que lo visitan cada año.


Un diputado presenta diversos oficios ante la Contraloría contra una universidad por comprar esculturas y obras de arte. La Universidad se ve obligada a defenderse. Y su explicación es contundente. En sus 38 años de existencia, la Universidad de Talca, la aludida, ha puesto a disposición de la comunidad la maravillosa y notable cifra de 2.025 obras visuales y escultóricas. Un patrimonio de altísimo nivel, que es motivo de orgullo para los habitantes del Maule y que debiera serlo para todos los chilenos.

Qué fácil es tratar de empañar un trabajo de conservación y difusión cultural de décadas, a cambio de un par de portadas o un par de votos más en la próxima elección. No es justo. La Universidad de Talca es una institución que sobresale. Y hay muchas razones para admirarla. Veamos. Es el lugar que eligió la gran escultora Lily Garafulic para donar su colección privada. ¿Qué hizo la universidad que lidera el rector Álvaro Rojas? Levantó la Sala Lily Garafulic, una joyita de espacio para contemplar las más de sesenta obras de una de las artistas más importantes de nuestra historia.

Es también el lugar que eligió la artista cinética Matilde Pérez para que albergara en forma definitiva el friso cinético de 70 metros de largo y casi cuatro de alto que fue diseñado para el Apumanque y que permaneció allí por un cuarto de siglo, desde 1982. “Estuvo por años en un centro comercial, pero hoy estoy feliz de que esté en una universidad donde la pueden ver tantos estudiantes. Con esto se acerca el mundo cultural a quienes tienen la oportunidad de estudiar”, dijo Matilde Pérez en 2010, cuando se reinauguró en el Parque de Esculturas de la casa de estudios.

Sigamos. En este parque, abierto los 365 días del año y gratuito, se pueden encontrar obras de los más importantes artistas de Chile. Belleza paisajística y una excelente curaduría logran un resultado que impresiona. Uno camina y se encuentra con una hermosa bestia de diez metros, de fierro pintado de rojo, obra de Sergio Castillo (“Trueno”, se llama); muy cerca está el “Conjunto Escultórico”, de Federico Assler; las “Alas del Viento”, de Marta Colvin; “Figura”, de Matías Vial; “Perfil”, de Raúl Valdivieso; al menos cinco trabajos de José Vicente Gajardo; “Rueda” y “Sauce”, de Francisco Gazitúa; “El Beso”, de Mario Irarrázabal; los siete metros de “Todos los días”, de Osvaldo Peña, y “El Paso”, de Waldemar Otto. En total, cerca de treinta obras de arte público de gran tamaño en un parque que invita a la contemplación. (http://www.esculturas.utalca.cl/parque.html para ver más)

¿Se imagina lo que significa estar rodeado de arte por todos lados mientas se estudia allí? Por eso, el campus en Talca de esta universidad es un regalo para sus alumnos y profesores, así como también para las más de cien mil personas que lo visitan cada año. En esa misma sede está la carrera de Arquitectura, que ha logrado un muy destacado reconocimiento entre las decenas de escuelas de arquitectura de Chile. De hecho, esta misma semana tres alumnas (Pía Montero, María Jesús Molina y Antonia Ossa) ganaron la 3ª edición del Young Talent Architecture Award 2020, con su proyecto de graduación “Three places to inhabit the mountain range in the Maule region”. Participaron 478 estudiantes de 155 Escuelas de 36 países diferentes. Y sólo cuatro proyectos lograron el premio mayor.

Nada de raro en una Escuela de Arquitectura donde el proyecto final corresponde a una obra construida, en la cual el alumno titulante debe diseñar, gestionar y construir una obra de arquitectura que contribuya a lo público. “Esa manera de hacer además le permite al alumno verificar que sabe hacer aquello que se le había enseñado, que es capaz de construir algo y que al momento de egresar podía irse con una obra construida debajo del brazo y que esa pequeña obra es un capital que le permitirá conseguir trabajo”, explica el fundador de esta Escuela, el arquitecto y académico Juan Román Pérez. Para aplaudir fuerte, ¿no es verdad? Y para respetar como corresponde a esta casa de estudios, un ejemplo gigante de descentralización, amor por la cultura y capacidad académica.

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