El legado urbano de Francisco

SEÑOR DIRECTOR:
En una época marcada por la fragmentación y la indiferencia, el Papa Francisco ha instalado con fuerza una ética del cuidado que interpela directamente a las ciudades y a las políticas públicas. Con Laudato Si’ y Fratelli Tutti, puso en el centro del debate global una mirada integral sobre la pobreza y el medioambiente, recordándonos que ambas crisis están íntimamente entrelazadas y se manifiestan, con especial crudeza, en el espacio urbano.
Desde su visión, la ciudad no es solo un lugar de oportunidades, sino también el escenario donde se evidencia la desigualdad, la exclusión y la degradación ambiental. Su llamado a escuchar tanto “el clamor de la tierra como el clamor de los pobres” es un mandato profundo para quienes diseñamos, habitamos y gobernamos las ciudades. Nos invita a repensar las políticas de vivienda, el transporte, los espacios verdes y la infraestructura urbana, no como bienes de mercado, sino como derechos humanos fundamentales.
Hoy, frente a la crisis climática, el encarecimiento de la vida urbana y la creciente polarización social, el legado del Papa Francisco exige ser asumido con valentía: avanzar hacia ciudades más justas, inclusivas y sostenibles no es solo una tarea técnica. Es un imperativo moral.
Felipe Arteaga E.
Arquitecto urbanista
Escuela de Arquitectura y Centro de Políticas Públicas, Universidad Finis Terrae
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