Cartas al Director

Más allá del alcohol y las Fiestas Patrias

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SEÑOR DIRECTOR:

En estos días de celebraciones dieciocheras escuchamos con fuerza un llamado necesario: evitar conducir si se ha consumido alcohol. Es una prevención vital, pero que no debería limitarse solo a estas fechas ni a este factor de riesgo. La seguridad vial exige un compromiso permanente, porque las malas prácticas en las calles ocurren todo el año y no siempre están asociadas al alcohol.

¿Cuántas luces rojas se pasan en un solo día en Chile? Lo que alguna vez fue una infracción excepcional y reprochada, hoy se repite con tal frecuencia que hemos terminado por naturalizarla. Cruces en rojo, motos zigzagueando, peatones que avanzan sin mirar, ciclistas expuestos, automovilistas que “echan el auto encima” para ganar un metro o doblan en segunda fila como si fuera lo normal. No hablamos solo de imprudencias aisladas: hablamos de un síntoma mayor. Ese individualismo creciente que vivimos, donde prima la urgencia personal sobre el respeto al otro, se traduce en una peligrosa falta de empatía.

Conducir debería ser, en esencia, un acto de confianza mutua. Avanzamos porque creemos que el otro respetará la señal, que el peatón cruzará en su turno, que un ciclista tendrá un espacio seguro. Pero esa red invisible se ha debilitado: la agresividad y la indiferencia pesan más que el sentido de comunidad.

En este escenario, la Ley CATI (Centro Automatizado de Tratamiento de Infracciones), publicada en 2023 y cuya entrada en vigencia se proyecta para 2026, busca fiscalizar automáticamente excesos de velocidad y cruces en rojo. Es un avance necesario: la experiencia internacional demuestra que estos sistemas reducen siniestros y salvan vidas. Sin embargo, sería ingenuo pensar que cámaras y multas bastan para cambiar una cultura marcada por el individualismo.

El desafío es complementarlo con educación. La formación cívica en los colegios, y sobre todo el ejemplo de los adultos frente a sus hijos, pueden ser caminos efectivos. Porque respetar una luz roja no es solo cumplir una norma: es enseñar que la vida del otro importa tanto como la propia.

Sebastián Vásquez R

Periodista

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