Violencia en los colegios

SEÑOR DIRECTOR:
La sala de clases es, en teoría, ese lugar seguro donde los niños se preparan para enfrentar los desafíos que se les presentarán en su vida; donde obtienen herramientas y donde nacen los científicos, médicos, abogados o emprendedores que harán la diferencia.
Todo esto, en teoría, porque ese mismo lugar, la sala de clases, puede ser un lugar donde los niños también corran peligro.
Lo ocurrido en San Pedro de la Paz no es un caso aislado. La violencia en y alrededor de las escuelas comenzó con grupos anarquistas que deterioraron liceos emblemáticos; luego fue la suspensión de clases por narcofunerales, y ahora son los ataques dentro de los colegios.
La seguridad es un bien público puro, es decir, debe ser entregada a todos por igual, lo que no esta sucediendo en Chile. Mientras en algunos colegios se analizan planes de mejoras y ampliaciones, en otros se cotizan pórticos detectores de metales. Y, lamentablemente, ninguna medida de seguridad física terminará con el problema de fondo.
Cuando hablamos de seguridad y educación, hablamos de contextos familiares, de comunidad, de sentido de pertenencia. No tiene que ver con los recursos de unos versus otros, se trata de que el Estado cumpla con su principal responsabilidad: entregar seguridad a los chilenos.
La seguridad es ese contexto libre de amenazas y riesgos, y la educación también necesita de ello. Más que barreras físicas, se requiere de un abordaje integral del Estado a las problemáticas que involucran a los más jóvenes.
Pilar Lizana
Directora ejecutiva de Volpe Consulting
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