Municipal realiza despidos en medio de deuda millonaria

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El principal teatro lírico del país desvinculó a 59 trabajadores como parte de un plan para alivianar déficit de $ 6 mil millones causado por baja de auspiciadores y merma de público.


Todo empezó con 400 millones de pesos. Fue la indemnización que se le debió pagar a Andrés Rodríguez, ex director del Teatro Municipal, cuando dejó su cargo a fines del 2015. El dinero, que obviamente no estaba ni en la caja chica ni en la grande del principal coliseo lírico del país, fue el comienzo de una bola de nieve que creció hasta llegar a una deuda actual de 6 mil millones de pesos. En el camino, hubo un incendio, óperas con poco público, baja de auspiciadores y reajustes anuales de sueldos que al parecer no cuadraban con las arcas del recinto.

Es en el contexto de esta situación que ayer se produjeron despidos masivos en el Teatro Municipal. La situación ya tenía el mal antecedente de los últimos sueldos: los de junio se pagaron una semana después de lo normal. En la práctica, ayer se despidieron 59 trabajadores y se acordó el retiro voluntario de otros 19, Fueron 78 en total, cantidad equivalente al 13,5 por ciento de los empleados, de acuerdo a lo informado por el recinto musical.

Según un comunicado enviado pro el propio Municipal, la decisión es parte de un "plan de reestructuración", medida que significaría "un ahorro aproximado de 1.500 millones de pesos al año, lo que permitirá mayor holgura en la operación". Aunque el director del Teatro Municipal, Frédéric Chambert, declinó referirse a la situación, sus palabras si estaban en la comunicación enviada a los medios.

"Es sin duda una situación muy dura y hemos debido tomar decisiones dolorosas pero necesarias para asegurar el futuro de la institución", dice ahí el ejecutivo francés, quien asumió la direcciín en el 2016, cuando el teatro ya tenía financieramente en contra las indemnizaciones pagadas a Rodríguez y Pinto y los costos del incendio en el segundo y tercer piso.

Los despidos afectaron a 23 personas del departamento técnico y administrativo, 12 del coro y cuatro de otras áreas. Ante esta situación, los trabajadores efectuaron una marcha ayer en la tarde desde el frontis del coliseo hasta la Municipalidad de Santiago, donde tuvieron una reunión con el alcalde Felipe Alessandri, presidente del directorio del Teatro Municipal.

De los tres cuerpos estables del recinto, el Coro es el que se vio más afectado: desde ahora sólo tendrá 46 integrantes.

Al respecto, Jaina Elgueta, presidenta del Sindicato del Coro, afirmó a La Tercera: "Es injusto que el mal manejo financiero de la actual administración del Teatro Municipal termine finalmente afectando a los trabajadores". La dirigenta también realizó un diagnóstico de la situación artística del teatro: "Ha disminuido la calidad de los conciertos, lo que ha redundado en menos público y menos abonos".

De acuerdo a los dirigentes del Coro durante los últimos dos años han existido "notorias lagunas" en el pago de cotizaciones a AFP y pagos a Isapres.

El plan de reestructuración anunciado por el Teatro Municipal comenzará a implementarse en este segundo semesre y no se contemplarían más despidos a nivel de cuerpos estables.

En sus tres años y medio de gestión Frédéric Chambert ha debido enfrentar, además, los costos de mantener una institución que vio disminuir sus auspiciadores, pero también parte del público. Además existen críticas en relación a los costos de traer cantantes extranjeros con altas tarifas, muchas veces en desmedro de intérpretes locales.

Al respecto, Chambert ha dicho que mantener altos estándares de calidad implica recurrir a tipos de voces que a veces no están en Chile. Esta crítica llegó a un punto culminante cuando en agosto del año pasado el ejecutivo afirmó que la soprano chilena Crisina Gallardo-Domâs había "acabado" con su carrera al "descuidar" su voz. De inmediato, ella contraatacó, mostrando una molestia que para algunos no es sólo de ella, sino que de varios intérpretes chilenos.

Los dichos de Chambert coincidieron el año pasado con el estreno de la ópera Lulú, de Alban Berg, obra que no es particularmente fácil para el público. Aquella producción fue el ejemplo de una temporada lírica donde se gastan en promedio 350 millones de pesos por ópera. La norma es que el género lírico nunca recupere la inversión, a diferencia de lo que puede ser un concierto o incluso un ballet como Cascanueces.

Actualmente el directorio del Teatro Municipal está empeñado en recuperar los auspiciadores que se alejaron en años anteriores, otra de las razones de la crisis financiera que lo afecta.

Mientras tanto hay una ópera en ciernes: Così fan tutte, de Mozart, debería presentarse a partir de mañana. Singularmente la mayoría de sus cantantes son chilenos, pero los ánimos no están para óperas bufas. Ayer, en el ensayo, los instrumentistas y músicos sólo tocaron parte de la ópera a modo de protesta. Es un caso curioso: en el año 1999, en medio de una huelga, Così fan tutte se presentó sin orquesta y sólo acompañada por dos pianistas.

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