
Carmen Gloria Valladares, sobrina nieta de Gabriela Mistral: “No sé cuál era su orientación sexual, pero no me importa”
La Secretaria Relatora del Tribunal Calificador de Elecciones forma parte de la Comisión Asesora para la conmemoración de los 80 años del Nobel de Mistral, que estuvo en el centro del debate por el supuesto acento al lesbianismo de la poeta. En entrevista con Culto, profundiza en su vínculo familiar.

“Recuerdo haberme criado en mi primera infancia muy cercana a la familia Godoy. Muchas veces frecuenté la casa de don Arturo Godoy, hermano del papá de Gabriela y hermano del papá de mi abuelito, en Huasco Bajo, en una casa llena de olores y colores. Una casa antigua, hermosísima. Se hacía mucho dulce de membrillo… El olor tibio del dulce de membrillo. Había mucho queso de cabra, peras que se hacían como postres. Las camas eran individuales, muy blancas. Era una casa que tenía… Un señorío poético, sin lugar a dudas”.
Así rememora su niñez la abogada Carmen Gloria Valladares Moyano. El recuerdo de Gabriela Mistral estaba siempre presente. Sin embargo, en la intimidad familiar no se resaltaba a la ganadora del Premio Nobel de Literatura, sino a Lucila, a Gabriela, a la pariente. “Se decía: ‘A Gabriela le gustaba mucho el olor al campo, a las flores’. Siempre era un nombre recurrente en la familia, como el nombre de cualquiera de otros familiares”.
La Secretaria Relatora del Tribunal Calificador de Elecciones (TRICEL) es recordada a nivel nacional por su rol en la primera sesión de la Convención Constitucional de 2021. No obstante, su faceta como sobrina nieta de la humanista de Montegrande no es tan conocida.

La funcionaria de 71 años recibe a Culto en el edificio del TRICEL en el centro de Santiago, para hablar de su inexplorado vínculo con la autora de Tala, lazo que hoy la lleva a integrar la Comisión Asesora para la Conmemoración de los 80 años del Nobel.
“Detrás del apellido Moyano, por el lado de mamá, hay una historia. El vínculo que une a mi familia con Gabriela Mistral viene por ese lado. Mi abuelo, Guillermo Moyano, fue primo hermano del padre de Gabriela Mistral. Mi abuelo, cuando nació, se llamaba Guillermo Gonzalo Godoy González, pero mi abuela, María González, casó con don Félix Moyano. Así pasó llamarse mi abuelo Guillermo Gonzalo Moyano González. Es un vínculo efectivamente sanguíneo, muy profundo”, explica Valladares.
No es la única pariente de Gabriela Mistral. “Tengo contacto con el resto de la familia Godoy, que viven en Quillota, que son los Kluck Godoy. Sofía Godoy, que es la mamá de ellos, ya fallecida, es hija de Arturo, el dueño de la casa de Huaso Bajo, se casó con un holandés. Ahí hay varios hijos y con ellos tengo mucho contacto. También con la gente que está en Huasco Bajo, con los hijos de Gustavo Godoy. Somos todos familia y nos queremos, nos reunimos y participamos de esta noble condición que llevamos en el ADN, que es el cariño por Gabriela Mistral”, profundiza.

La abogada nació en Antofagasta y es hija de maestros. Es más, el lado que más les fascina de la poeta es su labor educativa, “esa tremenda vocación de servir al otro, especialmente a los niños”.
“Gabriela tiene esa faceta maravillosa de preocuparse por la felicidad de los niños. Mis padres ambos fueron profesores. Justo Valladares fue profesor primario, trabajó en Mejillones, después trabajó en Antofagasta y fundó la escuela número 28, que hoy se llama Justo Valladares Orellana. Mi mamá fue profesora de música de educación media del Liceo Técnico y del Liceo de Niñas de Antofagasta. De ellos recibí cómo deben ser las cosas en la vida, con corrección, respeto al otro, probidad, pero sobre todo de servir al otro. Porque enseñar es transmitir lo que uno sabe y tiene en favor del otro, que es el niño, el educando. Es muy linda la tarea de profesor”, dice.
Sus primeros acercamientos a la literatura de Mistral fueron a través de la poesía. “Comencé a ser mistraliana a mis 15 o 16 años”, comenta. Además, le fascina leer su correspondencia. “Me gustan las cartas. La carta que escribió a su madre es un homenaje, un himno al amor más profundo que puede tener cualquier ser humano respecto de su madre. Las cartas que ella escribió, ella estaba segura de que iban a corresponder a su vida más íntima, más privada. En consecuencia, tuvo la espontaneidad de no cuidar el detalle de la ortografía, de la gramática, de la sintaxis, de entregar solo su sentimiento. Las cartas para mí son una de las obras más lindas de ella”.

También le fascina el amor que transmitía en sus misivas. Recuerda en específico una carta que la poeta escribe a Manuel Magallanes Moure acerca de Romelio Ureta, su amor de juventud. “Ella le cuenta que estando en un hostal en Vicuña, siente los chasquidos de los besos de Ureta con su novia. Entonces ella cogió un jazmín, lo olió y lo tiró, como para decirles a ellos hay alguien acá, y esa soy yo”, relata Valladares.
Cuando la poeta falleció en 1957, Carmen Gloria Valladares tenía solo 3 años. Sobre qué aspectos reconoce de Mistral en sí misma, dice: “Nunca lo he pensado, porque parecerse a Gabriela Mistral sería un regalo muy grande en la vida. No sabría, porque yo soy la mujer que trabaja por la justicia, que me importan mucho los niños, que me encanta el campo. Me provocan mucha delicia los olores, los sabores… tengo temple. Pero no sabría decir”.
Su vínculo con el Nobel no se limita al parentesco con Gabriela Mistral. Valladares contrajo matrimonio con el difunto abogado Héctor Mason, que ella afirma que era sobrino nieto del otro Nobel chileno, Pablo Neruda.

Los 80 años del Nobel
La Secretaria Relatora del Tribunal Calificador de Elecciones fue convocada por la Ministra de las Culturas, las Artes y el Patrimonio, Carolina Arredondo, para integrar la Comisión Asesora para la Conmemoración de los 80 años del Premio Nobel de Gabriela Mistral. “Tuvo la gentileza de invitarme. A mí me han tocado roles en mi país y he colaborado para poder sacar los conceptos republicanos adelante. Entonces, seguramente, ella pensó que yo podía ser una persona que podía cooperar en esa área, sobre todo, por el parentesco que me une con Gabriela Mistral”, dice.
Hasta la fecha, esta comitiva se ha reunido en dos oportunidades, primero en enero y luego a fines de marzo. Fue en la segunda sesión que se estableció que el 7 de abril, para el natalicio de la poeta, se daría inicio a las celebraciones, a través de diversas actividades institucionales y ciudadanas.
“La Comisión tiene un rol muy importante. Primero, destacar la figura noble que tiene Gabriela Mistral, sin duda ella es una chilena de corazón, pero es una mujer del mundo. Ella no solo fue poetisa, fue diplomática, fue maestra, fue madre de Yin-Yin, es una mujer absolutamente transversal en la sociedad. En consecuencia, la comisión está integrada por gente muy linda, muy importante, de las universidades, de las bibliotecas, de los museos; distintas organizaciones que quieren destacar el haber recibido el premio Nobel por Gabriela Mistral, el premio que ella entregó, donó a Chile”, explica Carmen Gloria Valladares.
Días antes del inicio de la conmemoración, se desató una discusión en torno a resaltar la orientación sexual de Gabriela Mistral. La polémica se originó a raíz de los dichos de la académica Soledad Falabella, quien destacó que el Ministerio de la Mujer y Equidad de Género relevara el lesbianismo de la poeta. Eso sí, tanto esa cartera como el Ministerio de las Culturas desmintieron que ese sería el foco de la conmemoración.

—¿Qué opina usted sobre destacar la vida privada de la poeta, como un referente feminista y disidente?
Yo no sé cuál era su orientación sexual, pero eso no me importa. Yo valoro a los seres humanos por su capacidad de entrega a la sociedad. Lo que cada ser humano haga con su vida privada es un hecho privado. No la voy a juzgar, ni a ella, ni a nadie, por su orientación. Es como juzgarla por ser de un país o por ser de una religión. Esos son aspectos que no tienen por qué verse envueltos en un acto tan noble como es conmemorar la entrega del premio Nobel a la gran Gabriela Mistral.
—¿Cree que ella es un ícono feminista?
Hay que contemporizar las cosas, porque ella vivió en los años 30, 40, en que ese concepto del feminismo no estaba instalado en la sociedad. Si uno lee su poesía, su prosa, se advierte que ella destaca que la mujer no solo debe estar al cuidado de sus hijos, de su marido, o de su casa; sino que ella tiene un rol exterior que puede ser muy importante, para hacer del mundo un mundo mejor. De ahí uno podría desprender que ella tenía una vocación feminista. Si el sector feminista de la sociedad la ha rescatado porque encuentra que en esos conceptos hay un feminismo, en buena hora.
La mujer tiene que ser un aporte a la sociedad. Tenemos que luchar por eso, es una tarea del día a día, porque si las mujeres entramos en el aparato político o en el aparato social, siempre va a ser mejor para el mundo.
—¿Considera que Gabriela Mistral es conocida realmente? ¿Cree que sus otras facetas son más desconocidas por los chilenos y chilenas?
No, no son tan conocidas todas las facetas de Gabriela Mistral. Eso puede ser consecuencia de una sociedad gobernada por hombres. Lo que no es malo, pero la tarea de las mujeres de hoy es potenciar las capacidades que tuvo la Mistral, que en realidad se colocó en los distintos estamentos de la sociedad. Es decir, hay que pensar en una mujer que en los años 30 o 40 fue capaz de escribir, de publicar, de hacer clases, de ser diplomática, de ser ensayista, de exponer sus pensamientos humanistas, de respetar al otro, de entregarse al otro. Son conceptos que en esos momentos no eran la lectura habitual del chileno. Sería muy importante, y este es un deseo muy íntimo, que Gabriela Mistral pudiera llegar a la mayoría de las casas de los chilenos, en el norte, en el sur, porque incentivaría a las mujeres, a las niñas, a las adolescentes, a emprender el vuelo. Gabriela Mistral nos ha regalado alas a las mujeres y eso no lo podemos olvidar.
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