
Crítica de discos: Sparks y Alejandro Sanz entre lo mejor del año; Miley Cyrus entre lo olvidable
El dúo californiano despacha un álbum vibrante, a la altura de su leyenda; no así Miley Cyrus, que se desvanece en su proyecto más ambicioso.

*Alejandro Sanz - ¿Y ahora qué? - EP
El astro español resetea su discografía con este EP, el primer título tras fichar con Sony en 2023, luego de una larga estadía en Universal. El formato conciso -seis canciones en 17 minutos- permite la concentración de sus talentos, en impresionante forma a 34 años del debut oficial.
¿Y ahora qué? es Alejandro Sanz atemporal y a la vez atento a las estrategias en boga del pop hispanoamericano donde las colaboraciones son vitales, territorio donde ha cosechado hitos como Looking for paradise (2009) junto a Alicia Keys. Acá cubre prácticamente todo el espectro del pop latino del momento adaptado a sus maneras.
Cada corte se justifica a partir de Palmeras en el jardín, la historia de un romance sin coincidencias. El single Bésame junto a Shakira es un ejemplo magnífico de pop de primera en frecuencia urbana, a la vez una extraordinaria demostración de vigencia y plenitud de dos veteranos. Hoy no me siento bien junto al Grupo Frontera, la banda texana de música norteña de vertiginoso éxito, se desdobla hacia la salsa chasqueando los dedos con versos recriminadores. El rock de filo desgarrador, cadencia latina y reflexión se apodera de Eso es amor -“pensar que el cielo en un infierno cabe, eso es amor y el que lo probó, lo sabe”-. El cierre junto a Manuel Turizo en Cómo sería remata una entrega maciza, a la altura de un gigante del pop latino.
*Sparks - MAD!
Si la medida del éxito musical respondiera en exclusiva a la influencia y el respeto de otros artistas, Sparks es una de las bandas más relevantes de la historia, con una envidiable corte de súbditos; entre otros, Duran Duran, Sex Pistols, Depeche Mode y Björk.
Por más de medio siglo, el dúo californiano de los hermanos Ron y Russell Mael ha cincelado un pop extraordinariamente ambicioso y alambicado, pero sin cruzar la línea hacia el enrevesamiento gratuito, aún cuando el material ofrece niveles de elaboración propios del progresivo, a resguardo de la seriedad mortal y las letanías mediante el humor y la ironía. MAD!, vigésimo séptimo título, tiene méritos de sobra para figurar entre lo mejor de 2025.
Do things my own way, el primer corte, se lee como un resumen biográfico mientras se construye en torno a un pulso acelerado con adornos en capas. JanSport backpack alude en una suite coral a la famosa mochila. Hit me, baby colinda con el heavy metal y la electrónica, con una frescura que ya quisiera Ghost. Running up a tab at the hotel for the fab es una gentil invitación al trance con reverberaciones western y coros angelicales y dementes, como synth pop de perfil celestial da forma a In daylight. A los 76 años, la voz y las ideas de Russell para moldear melodías son fenomenales. Ron, de 79, persiste como un compositor y letrista fuera de serie que desafía al tiempo.
*Miley Cyrus - Something beautiful
Inspirada en The Wall (1979) de Pink Floyd, Miley Cyrus se embarca en el proyecto más ambicioso y discursivo de su trayectoria. Something beautiful es un “álbum visual” que involucra un film dirigido por ella, en un intento por “medicar (...) una cultura enferma a través de la música” con el objetivo de “impactar tu cuerpo con frecuencias que te hagan vibrar”.
Con 32 años y luego de ganar un par de Grammys en 2024, la artista sintió la libertad “para crear el álbum que había deseado realizar durante toda mi carrera adulta”.
Esta palabrería redunda en un trabajo grandilocuente y desajustado, cuyos resultados palidecen ante la intención de una obra definitiva. Derrapa hacia una escasa identidad, sobre todo en los pasajes electrónicos con inspiración dance como la empalagosa Reborn donde canta sobre “matar mi ego” como en una versión desinflada de Lady Gaga, cuyo fantasma asoma varias veces.
La canción homónima intenta una ruptura literal pasando del soul a un rock estridente más efectista que profundo, mientras el single End of the world es un pop rock descafeinado con ambición de estadio; la misma falta de consistencia se apodera de Easy lover. Something beautiful carece de sencillos poderosos, producción focalizada y consistencia estilística. No es un descalabro por las cualidades interpretativas de Cyrus, pero definitivamente no califica entre lo más interesante de su discografía.
COMENTARIOS
Para comentar este artículo debes ser suscriptor.
Lo Último
Lo más leído
1.
2.
3.
4.