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Simón Soto: “Los escritores deberían tratar de leer obras de la más alta calidad posible”

El destacado escritor y guionista nacional acaba de publica Fragua, un volumen donde recopila ensayos sobre literatura y el oficio de escribir. En él, se refiere a la obra de autores como León Tolstoi, Manuel Rojas o Susan Sontag. "Si algún día Arelis Uribe, Rivera Letelier o Francisca Solar se convierten en clásicos, entonces te respondería que nunca hay que leer clásicos", dice.

Simón Soto: “Si Arelis Uribe, Rivera Letelier o Francisca Solar se convierten en clásicos, entonces nunca hay que leer clásicos” 26/07/2023 FOTOGRAFIAS AL ESCRITOR SIMON SOTO FOTO: MARIO TELLEZ / LA TERCERA

Simón Soto entiende la literatura como un artesano. Un oficio de manufactura, donde se arma todo con la precisión y delicadeza del trabajo manual. Por ello, es que el escritor y guionista nacional se animó a incursionar en el terreno del ensayo literario para reflexionar sobre las herramientas y métodos que -para él- definen la labor literaria.

Así, Soto publica el volumen Fragua (Ediciones UDP), un libro que reúne una serie de ensayos que reúnen su visión de la narrativa. Pasa de referencias como León Tolstoi, Manuel Rojas o Susan Sontag, a la idea del western chileno o incluso series como Los Soprano. Como veremos, para el hombre de Matadero Franklin el pop también es una referencia.

26/07/2023 FOTOGRAFIAS AL ESCRITOR SIMON SOTO FOTO: MARIO TELLEZ / LA TERCERA

Soto comenta a Culto, que el libro surgió de las anotaciones en sus diarios. “Tenían un perfil `reflexivo´, un germen ‘ensayístico’, mucho más pronunciado que el resto de mis escritos en ese registro (el registro diarístico). Las pasé al limpio a un nuevo cuaderno, y allí me propuse continuar anotando todas las reflexiones de la forma ensayo que se me ocurrieran. Y ese entusiasmo actuó como un motor; cada vez anotaba más y la cabeza estaba alerta para leer en todo la perspectiva reflexiva, ensayística. Y ese cuaderno, llenado por completo a mano, fue la base de lo que más tarde sería Fragua".

-El género del ensayo literario en Chile ha tenido varios exponentes, desde Martín Cerda a Zambra, ¿crees que es un camino que los narradores debieran tomar más seguido y escribir más este tipo de libros?

-Pienso que cada uno decide qué escribir, en ese sentido no me parece que los escritores tengan la obligación de desarrollar múltiples géneros. En mi caso, leo muchísimo ensayo y mi trabajo en la novela, en el cuento y en el guion me ha llevado a establecer puentes con el ensayo. Siempre me estoy preguntando qué caminos y cuáles herramientas están posibilitando lo que estoy haciendo. Por eso empecé a escribir este libro.

-¿Qué prefieres del ensayo por sobre los otros géneros literarios?

-Su libertad inherente; sus muchas posibilidades con el lenguaje, con la forma, con el registro; su desafío al pensamiento, a la reflexión; su sorprendente cercanía con la poesía.

FOTO: MARIO TELLEZ / LA TERCERA

-Hay ensayos literarios notables, como Los mecanismos de la ficción, de James Wood; o El canon occidental, de Harold Bloom por citar dos ejemplos, que hablan sobre ficción. ¿Cuáles son tus ensayos literarios favoritos?

-Muchísimos. De partida, los dos que mencionas. Y agregaría: Formas breves, de Ricardo Piglia; La palabra quebrada, de Martín Cerda; Sobre el lenguaje en general y sobre el lenguaje de los humanos, de Walter Benjamin; toda la obra de Susan Sontag; Orientalismo, de Edward Said; La rabia y el augurio, de Álvaro Bisama; La vía de la narración, de Alessandro Baricco; todo Borges; Una habitación propia, de Virginia Woolf; Naturaleza de la novela, de Luis Goytisolo; todo Josefina Ludmer; Literatura de izquierda, de Damián Tabarovsky; Poética del cine, de Raúl Ruiz; Teoría de la novela, de György Lukács; Cartas a un joven novelista, de Mario Vargas Llosa; Mientras escribo, de Stephen King; entre infinidad de ensayos más.

-Señalas que la naturaleza de la literatura es la ambigüedad. En ese aspecto, ¿para ti cuáles serían las claves de una buena novela?

-No tengo la capacidad para saber si una buena novela tiene claves que la determinan. No sé qué es una buena novela, ni cómo se posibilita su realización. Todas las novelas que me gustan son muy, profundamente distintas entre sí, por ende no sé qué puede hermanar al Quijote con L.A. Confidential, de James Ellroy, o a esta última con Temporada de huracanes, de Fernanda Melchor.

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-Comentas que la literatura “es víctima del presente”. ¿Ello te ha puesto a ti alguna dificultad para escribir?

-No, ninguna dificultad. Doy en todo momento el brazo a torcer con respecto a los estímulos de la realidad. Me dejo permear por todo: por la política, por la comunicación de masas, por el genocidio de Israel contra Palestina, por el ruido de la calle. Otra cosa es que eso se vea reflejado de manera directa en mi trabajo. Yo pienso que no, que no es posible verlo en primer plano, pero sin duda algo debe quedarse atrapado entre líneas.

-¿Compartes la idea de Stephen King en Mientras escribo cuando señala que lo más importante en una narración es la historia?

-Por supuesto que no. La narrativa literaria es lenguaje y a la vez es el contenido de la historia. Ambas dimensiones establecen una tensión dialéctica, se enfrentan, se refutan, se necesitan. Una historia es materia vacía sin una forma que la complemente y a la vez la complejice. Forma sin historia es un chamullo, un artefacto sin motor ni combustible.

-Hablas de la influencia que tuvo el pop en tu propia formación y decisión de ser escritor. ¿Crees que es un aspecto que en el mundo literario ha sido poco valorado como disparador?

-No, yo creo que la cultura de masas (prefiero ese concepto a “pop”) ha entrado por todas partes a la literatura.

26/07/2023 FOTOGRAFIAS AL ESCRITOR SIMON SOTO FOTO: MARIO TELLEZ / LA TERCERA

-Hablas de autores como Tolstoi, Walter Benjamin, mencionas a Manuel Rojas, y defiendes a Mario Vargas Llosa. Todos bastante clásicos. ¿Crees que el escritor en general debe leer más clásicos?, ¿crees que se ha perdido (o no) esa costumbre?

-Yo creo que los escritores deberían tratar de leer obras de la más alta calidad posible, sean clásicos o no, sean novelas, ensayos, cuentos, textos de filosofía, textos religiosos, etc. Y a la vez, huirle como a la peste a las obras mediocres. Si algún día Arelis Uribe, Rivera Letelier o Francisca Solar se convierten en clásicos, entonces te respondería que nunca hay que leer clásicos. Que es preferible quemarse los ojos a leer a clásicos de esa naturaleza.

-Pero, ¿qué se aprende de los clásicos?

-Prefiero responder qué aprende uno de la buena literatura: nada. Nada concreto ni nada que sirva para asegurarse una mejor vida material. Sí creo que la buena literatura es una experiencia muy grata para el espíritu, es un gran goce estético; en última instancia, desvía nuestros pensamientos de la aridez de la realidad hacia un territorio menos definido, más desafiante.

-¿Falta que se hable más de literatura en Chile?

-En nuestro pobre y triste país falta que se hable más de muchas cosas. Por supuesto, la literatura es una de ellas. Un escenario cultural donde se discute más y se difunde más, podría provocar que nuestros libros se vendan más, y eso sería positivo porque obtendríamos una retribución económica más favorable para nuestros bolsillos, y por ende podríamos trabajar con más tranquilidad.

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