Killing Joke: llegan los desconocidos reyes del rock británico

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Jaz Coleman: locura y energía sobre el escenario, lo que se verá hoy en la capital.

Una de las bandas más influyentes de los 80 toca esta noche en Santiago, tras una historia casi novelesca.


"¿Quieres ser miembro de Killing Joke? Publicidad total. Anonimato total. Explotación total". El anzuelo publicado en 1978 en la revista Melody Maker por el cantante Jaz Coleman y el baterista Paul Ferguson, fue mordido por el guitarrista Geordie Walker y el bajista Martin Glover. Cuarenta años después, la alineación clásica arriba hoy a la discoteca Blondie.

Se les considera padres del género industrial y son citados como influencia por Faith No More, Soundgarden, Metallica y Nine Inch Nails. Jimmy Page asistía a sus shows encantado por el poderoso sonido de Walker. La bitácora del cuarteto es novelesca. Coleman, el líder de registro melódico y gutural, podría ser banquero. Estudió finanzas en Suiza, sin embargo es músico desde niño, instruido primero en piano y violín, para más tarde integrar los conservatorios de Leipzig y El Cairo. A partir de ahí se convirtió en director de orquesta a nivel mundial.

Coleman separó ambos mundos tras una crisis que le hizo viajar a Islandia, abandonando a Killing Joke en 1982. En su momento corrió el rumor de una huida motivada por una profecía apocalíptica. Según su versión, se marchó porque "estaba tan aburrido de la industria del rock and roll".

La banda registró altibajos en los 80. Se movió hacia el gótico y después coqueteó con un pop. Hubo cambios de integrantes pero el equipo entre Coleman y Walker continuó. Glover también tiene una carrera aparte: bajo el seudónimo Youth, figura en los créditos de Urban hymns (1997) de The Verve, con Paul McCartney saca interesantes álbumes bajo el nombre The Fireman, y es uno de los cabecillas de la electrónica inglesa. La banda también se siente hermanada por la bebida. "No somos alcohólicos, somos borrachos", aclaran. En 2003 editaron un título homónimo con Dave Grohl en batería. Su presencia cerró una vieja polémica: el robo a mano armada que Kurt Cobain había hecho del riff de Eighties, hit de Killing Joke, para Come as you are. Hubo amenazas de demanda mientras la oficina de Nirvana negaba que conocieran a Killing Joke. Curioso. El trío de Seattle les había enviado una postal de Navidad.

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