Aumento de los casos de secuestro
El peligroso aumento de estos casos en los últimos años ha llevado a que el secuestro ya esté formando parte de nuestra realidad delictual, lo que exige una enérgica respuesta del Estado para evitar su descontrol.

Dos recientes casos de secuestros -uno que afectó al exalcalde de Macul, y otro del que acaba de ser objeto un empresario en la comuna de Quilicura, quien fue liberado al día siguiente luego del presunto pago de un rescate- han vuelto a relevar la preocupación que existe por este tipo de delito, el cual ha venido incrementándose peligrosamente en los últimos años. El propio ministro del Interior ha planteado que en Chile no eran comunes este tipo de delitos, y que constituyen una práctica criminal “que se ha introducido en el país de la cual tenemos que hacernos cargo”.
De acuerdo con un reciente reporte del Ministerio Público (“Fenómenos Criminales”), el delito de secuestro aumentó en 2024 2,1% respecto del año anterior, lo que representó un total de 868 casos. Entre los años 2022 y 2024, el ente persecutor señala que se han registrado más de 800 casos anuales de secuestros, consolidando este delito como una “preocupación estructural”. El punto de inflexión se habría producido en 2022, precisamente el año en que se quebró la marca de los 800 casos (en 2021 los delitos de este tipo fueron algo más de 490). Comentando la realidad que se vive en la Región Metropolitana, el fiscal jefe del Equipo de Crimen Organizado y Homicidios señaló que ya se han registrado meses en que los secuestros han superado a los homicidios.
Los motivos que explican los secuestros pueden ser múltiples, pero una tendencia que preocupa es que en 2024 casi cuatro de cada diez secuestros están vinculados al crimen organizado, un aumento de diez puntos respecto del año anterior. También se observa que crecientemente ha ido aumentando el número de extranjeros vinculados con este tipo de delitos.
Las cifras de la autoridad muestran que los secuestros han experimentado una disminución durante el primer semestre de este año; si bien ello es positivo y podría revelar que las políticas preventivas han comenzado a funcionar, todavía distan de revertir las tendencias observadas y que hablan de que este delito forma parte ya de nuestra realidad delictual. Esto va de la mano del aumento que han experimentado los secuestros extorsivos, detrás de lo cual probablemente hay organizaciones con la logística necesaria para llevar a cabo estas prácticas.
Chile aún cuenta con una serie de fortalezas institucionales que permiten abrigar la esperanza de que no estamos en presencia de un fenómeno descontrolado. En la mayoría de los casos que han causado conmoción pública los responsables han sido capturados, y una parte importante de los casos registrados corresponden a represalias o amedrentamientos entre bandas rivales. Sin embargo, es un hecho que estos delitos se están tornando cada vez más violentos -ya se han registrado casos de mutilaciones-, y tal parece que gradualmente va en aumento el número de casos que afecta a personas que no tienen relación directa con actividades delictuales.
Dado el alto número de peligrosos carteles extranjeros que están operando en Chile, y atendido lo que muestra la experiencia en la región -donde los secuestros van en aumento-, las capacidades del país deben reforzarse para contener este gravísimo delito, pues una vez que se instala una industria del secuestro revertirla resulta muy difícil. El alto número de extranjeros en situación irregular, la presencia de carteles, el sicariato y otros fenómenos abonan el terreno para que cunda el secuestro, lo que exige una enérgica respuesta del Estado para evitar su descontrol.
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