Editorial

Importante aumento de los “turbazos”

Este tipo de delitos fácilmente se pueden salir de control y masificarse, con graves implicancias para la población. De allí la importancia de que la autoridad actúe tempranamente y de manera enérgica para contenerlos.

Importante aumento de los “turbazos” Aton

De acuerdo con antecedentes recogidos por este medio, los casos de “turbazos” en la Región Metropolitana han experimentado un incremento superior al 50% entre el segundo y tercer trimestre de este año, lo que naturalmente ha despertado inquietud en la población, porque además del impacto que implica que las personas sean asaltadas en sus propios hogares por un nutrido grupo de delincuentes -lo que da escaso margen para la defensa-, generalmente suelen ser actos acompañados de altos niveles de violencia, donde más de un tercio de las víctimas termina con lesiones.

Este tipo de delitos no es desconocido en nuestro medio; los ataques masivos a establecimientos comerciales son hechos que venían ocurriendo con cierta frecuencia, pero el que ahora se estén ampliando con mayor recurrencia hacia hogares particulares es un fenómeno nuevo. Todavía más complejo es que este tipo de delitos sea visto como una “moda” entre los delincuentes, que entrega una suerte de estatus especial a sus hechores, lo que obliga a poner especial atención a las motivaciones para delinquir, pero también a su combate y adecuada sanción penal.

El Ministerio de Seguridad Pública es consciente de las implicancias de este tipo de delitos, y de allí que recientemente encargó a la División de Seguridad y Orden Público de la Subsecretaría de Seguridad Pública, a Carabineros y a la PDI analizar el fenómeno, caracterizarlo y presentar un plan de acción. Conforme con dichas conclusiones, se ha definido al “turbazo” como la irrupción brusca, violenta y coordinada de un grupo de tres o más individuos en un inmueble con el objetivo de sustraer rápidamente la mayor cantidad posible de bienes de valor en un domicilio. Son robos que en promedio no duran más de 10 minutos, la mayoría de los responsables son menores de 22 años y por ahora se han concentrado mayoritariamente en la Región Metropolitana.

Las autoridades han elaborado un plan que contempla cuatro ejes: prevención, control, persecución penal y legislación. Parte de las medidas consiste en analizar los factores que facilitan el reclutamiento de menores de edad para este tipo de delitos; también se focalizarán los patrullajes municipales y policiales, en tanto que con la Fiscalía se busca poner acento en delincuentes prolíficos y reclutadores, entre otras medidas.

Es posible que por ahora el número de “turbazos” no constituya un número significativo dentro del conjunto total de delitos, pero por su enorme impacto en las víctimas y por el temor que genera en la población es indispensable prestar especial atención a este y actuar de manera enérgica. Lo que muestra la experiencia es que este tipo de delitos fácilmente se pueden salir de control, de modo que lo que en un momento representaba casos aislados de pronto se puede masificar, con graves implicancias para la población. De allí la relevancia de actuar tempranamente, y el hecho de que el “turbazo” sea por ahora un delito en fase de expansión y geográficamente concentrado abre una ventana para actuar preventivamente y contenerlo.

Cabe no perder de vista que en la medida que la población perciba que el fenómeno se va extendiendo sin que la autoridad logre poner atajo, puede ser un aliciente para la autotutela -fomentando, por ejemplo, la tenencia de armas de fuego-, algo que a la larga conlleva graves efectos para toda la sociedad.

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