Hasta ayer, el retorno del fútbol en Europa había sido en condiciones de normalidad. Con las peculiares condiciones en que se reanudaron las ligas, pero sin sobresaltos por el coronavirus. Sin embargo, justo en la última fecha de la liga regular de Segunda División un brote de siete positivos en el Fuenlabrada hizo saltar todo por los aires. Fue suspendido su partido de visita contra el Deportivo, con incidencia tanto en la pelea por el descenso como por la liguilla de asecenso.

Finalmente, el Deportivo baja a Segunda B pase lo que pase, porque sus rivales directos en esa batalla ganaron todos sus partidos. Pero una de las plazas por la liguilla, a la que aspira el cuadro madrileño afectado, sí quedó pendiente del desenlace de este encuentro. Y para que el Fuenlabrada pueda volver a jugar se necesitarán al menos diez días. Después, sus jugadores deberán someterse a nuevas pruebas de PCR. Es decir, todo el proceso quedó paralizado. Zaragoza, Almería y Girona deberán esperar para pelear por la plaza de ascenso. Y el Elche, hoy sexto, lo tiene aún peor, ya que dependerá de lo que haga el Fuenlabrada para saber si ocupoa o no esa plaza. Necesita de la derrota de los madrileños para disputar ese play off.

Tanto el Rayo Vallecano como el Elche ya protestaron de la decisión de suspender el duelo y no el suyo antes de jugarse la fecha. Por una posibilidad que finalmente ocurrió: “Suspender o aplazar el Deportivo-Fuenlabrada, sin aplazar el resto de partidos implicados, puede suponer que Albacete y Lugo ganen sus encuentros y el Deportivo sea matemáticamente equipo de Segunda B, por lo que saldrían con una gran desilusión y sin ninguna fuerza a disputar ese partido contar el Fuenlabrada, lo que perjudicaría muy seriamente nuestros intereses. Con lo sucedido hoy, se pone en riesgo la integridad de la competición”, añadían los franjiverdes.

El coronavirus finalmente le explotó en la cara a la liga española.