Un enemigo de 1,68

Schwartzman

Diego Schwartzman, el primer singlista transandino, analiza el duelo ante Chile y revela su verdadera estatura, menor aún a la que le adjudica la ATP.



Diego Schwartzman es el personaje de moda en San Juan. Su gran momento en el circuito lo puso en la órbita de los medios argentinos. Eso sí, no responde al prototipo del tenista común. Al contrario, físicamente es bastante atípico, ya que según la ATP su estatura es de 1,70 metros. Sin embargo, en persona, las cifras no cuadran y el transandino no tiene problemas en confesarle a La Tercera las reales: "Mido 1,68. Lo que pasa es que la ATP redondea los números".

Actualmente es el 15 del mundo y ha tenido que luchar con el prejuicio del tamaño. Él no se hace problema, incluso cuando se le pregunta si alguna vez le sugirieron desistir del tenis: "Sí, pero también eran realistas. No es una mentira. Lo dudaba más por el lado económico, que por el lado físico. Nací y crecí jugando al tenis con gente que no es alta. Nunca nadie fue alto en Argentina. Quizás si hubiese sido alemán y tuviera a todos de un metro noventa entrenando al lado mío, me daba media vuelta y me iba", dice con bastante honestidad.

Y agrega: "Nunca tuvimos jugadores muy altos. Salvo algunos casos, ninguno de la Legión era de más de un metro 80. Los mejores eran de un metro 80 para abajo. Entonces, nací viendo eso y viendo un tenis que era de pasar mucha pelota y en el que el saque no era el fuerte. Entonces, me adapté a esa realidad".

Peque, como es conocido en el circuito, se volverá a enfrentar a Christian Garin, quien lo derrotó contundentemente hace cuatro años en la qualy del ATP de Buenos Aires. "La verdad es que Christian es un gran jugador y una gran persona. Tengo muy buena relación con él, más allá de que le llevo un par de años. Desde chicos, nos llevamos muy bien. Entrenó un tiempo con Leo Olguín, uno de mis actuales entrenadores, y me pone contento que esté mejorando en los últimos meses. Había tenido una etapa en la cual se fue a vivir a otro país. Le costó un poco adaptarse, no le fue fácil salir de junior y ahora cada vez lo está haciendo mejor. Ojalá que no le toque jugar bien el viernes", afirma.

En ese contexto, Schwartzman no cree que existan muchas diferencias entre el Tanque y Jarry. "Me parece que juega bastante parecido a Jarry, en el sentido de que son muy agresivos y muy ofensivos. Los dos intentan dominar cada punto y no dejar jugar mucho al rival. Por ese lado, me parece que son bien parecidos, más allá de que Nico hace una diferencia un poco mayor con el saque", plantea.

A pesar de que su récord en Copa Davis es negativo (1-3 en singles), el transandino se justifica y relativiza ese pasado: "En 2015 era otro jugador, me parece que pasaron muchos años y mejoré mucho. El año pasado lo hice mucho mejor, más allá de que nos tocó perder".

Y si bien es el tenista de mejor ranking de la serie, prefiere no asumir su condición de líder del equipo. "No me siento así, porque a la vez soy el más chico del grupo y no me gusta sentirme la cabeza. Siempre fui igual, desde que fui sparring. Soy el que pone música en el vestuario y hace las mismas boludeces que a los 16 años. Tampoco trato de influir en otras decisiones", revela.

Eso sí, tanto él como el capitán Daniel Orsanic, no esconden su preocupación por el estado de la pista del techado Aldo Cantoni, que exhibe incluso baches por el desgaste. No les acomoda: "La cancha está bien en cuanto a lentitud, pero todavía en el piso hay muchas cosas que mejorar. Esperemos que la mejoren, ya que eso ayuda a que el tenis sea mucho mejor".

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