Pilar Martinez / Collage: Ignacia Errázuriz
9 abr 2024 09:19 AM
Mujeres que llegan a terapia buscando entender por qué sienten una especie de “insatisfacción vital” sin razón aparente, para concluir que son parte de este patrón de comportamiento tan frecuente como preocupante que se genera en la infancia y que obliga a vivir de acuerdo a expectativas, negando la posibilidad de descubrir lo que a cada una le hace feliz.
Buscando la perfección de nuestros cuerpos para finalmente calzar en el estándar de lo que creemos que es bello, muchas veces nos pasamos la vida pensando que somos indeseables. Que por esa celulitis, guata o pierna gorda nadie nos va a desear, así que nos enfocamos en “mejorar”. Pero esa es la gran mentira que nos han contado, dice la autora de “Carmen, o cómo me inicié en el negocio sin ropa”, Romina Pistolas. Y es que, en su experiencia en el negocio del deseo, se ha dado cuenta de que todos los cuerpos son deseables, todos.
Vivi (sólo dejamos su apodo para resguardar su identidad) es una de nuestras lectoras; una mujer de 35 años que, después de una relación abusiva, somatizó el dolor hasta el límite. En Paula quisimos compartir su historia pues creemos que es un poderoso recordatorio de la importancia de escuchar nuestras emociones y establecer límites.
Pasaron muchos años hasta que Stefania Porzio (@esderulos) pudiera admirar su frondoso pelo ruliento. Con la práctica descubrió técnicas para lograr una definición perfecta y así despojarse de las inseguridades que afectaron su autoestima por tanto tiempo. Hoy realiza talleres para enseñar el método curly girl y es dueña de un emprendimiento donde vende todos los productos necesarios. Esta es la historia de cómo los rulos transformaron su vida.