Francisco Pérez Bravo, doctor en Ciencias Biológicas, está a la cabeza del Instituto de Nutrición y Tecnología de los Alimentos de la U. de Chile. Este último año ha estudiado los efectos que han causado en la población la emergencia sanitaria y la crisis económica asociada. Advierte que son complejos y profundos, y demandarán repensar las políticas de manera integrada para dar solución a la pérdida de salud que el se refleja en dos caras de la moneda: el aumento de la obesidad y la incipiente aparición de casos de desnutrición, un capítulo que el país dio por cerrado hace veinte años. Estamos frente, advierte Pérez, de un problema de “inseguridad alimentaria”, donde el sobrepeso es la arista más compleja de abordar, por la multiplicidad de factores a los que está asociada. Tomará tiempo, advierte, pero no abordarlo traería efectos que califica como “dramáticos”.

La pandemia ha tenido efectos colaterales en todos los niveles. Uno de ellos es el plano nutricional, particularmente en los niños. ¿Cuál es la situación actual?

El diagnóstico lo hizo recientemente la Junaeb, que midió a los niños a un año de la pandemia y los datos son impactantes. La obesidad se incrementó y muy sustantivamente en alumnos de 5° Básico, que alcanzaron 64% de obesidad y sobrepeso. Otro dato importante es que empiezan a aparecer pequeños focos de desnutrición. El Inta, con su fundador, el doctorFernando Monckeberg, se inició con el combate de la desnutrición y luego de erradicarla totalmente, nos pasamos al otro lado de la balanza, que es la nutrición por exceso. Y en este reporte de Junaeb, si bien son cifras marginales, están marcando que bajo un escenario de pandemia van a aparecer estos otros problemas nutricionales, aunque probablemente los de mayor magnitud tendrán que ver con la obesidad: mucha gente está sin trabajo y va a hacer una selección distinta de su canasta de alimentos. Así, y como ya se está mostrando, vamos a ir viendo puntos de ascenso de la obesidad en toda la población chilena, que ya es sedentaria, y ahora se le suma las actividades al aire libre que no se pueden realizar por la pandemia.

¿Cuánto fue el aumento de la desnutrición?

Es marginal, de 0,3 puntos. Todavía la magnitud es menor, pero están apareciendo focos de desnutrición en grupos vulnerables y nosotros teníamos erradicado ese problema. Lo que se ha producido es algo que la FAO (Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura) define muy bien como inseguridad alimentaria, que es la incapacidad de solventar en forma correcta las necesidades alimentarias de la población y en eso entra la carencia de alimentos, en el caso de que sean deficitarios, o malos alimentos, con productos ultra procesados que van a potenciar la obesidad en los grupos que los consumen.

¿Qué factores han influido en ambos casos?

En el caso de la obesidad, tienen mucho que ver los encierros, las horas de televisión o videojuegos. La poca actividad física que hacían los niños se vino a cero, por lo tanto los índices de sedentarismo, si bien no están todavía medidos, se incrementaron. En términos alimentarios también hubo un incremento de los precios en ciertos productos que contiene fibra, frutas y verduras, por lo tanto la selección de alimentos de las personas va a ir mas orientada hacia el ahorro, en términos de su bolsillo, y con eso van elegir probablemente más pastas, más pan, y quedan en segundo plano las frutas, verduras u hortalizas.

¿Y en el caso de la desnutrición?

Tiene que ver con la falta de alimentos en algunos grupos mas vulnerables, algunos bolsones de pobreza particularmente. Yo reitero, es un dato marginal, pero al que hay que poner muchísima atención.

Se condice con el aumento de los campamentos...

Exactamente. Gente que perdió sus trabajos, no tuvo la capacidad de seguir pagando arriendo, que ahora viven con más hacinamiento. Generalmente los focos de desnutrición que se observan en todos los países tiene que ver con todas esas variables sociales

¿Influyó el cierre de los colegios, pensando en que los niños comían ahí?

Especulando, es posible que influya. Los sistemas de alimentación estuvieron disponibles, pero la gente no iba por temor al contagio. Y lo que hicieron los colegios fue destinar lo que iban a gastar en fondos de alimentación y generar canastas de ayuda, que quizás no hayan cumplido los estándares alimentarios para esa población.

¿Cómo se debe abordar ese problema de seguridad alimentaria en el país?

Se necesita un abordaje integral en todo el país. Uno es la revisión de los desayunos y las colaciones, porque si nos vamos a encontrar de golpe con un aumento considerable en obesidad, probablemente vamos a tener que repensar lo que se debe otorgar a nivel de colegios. Además, es fundamental el apoyo a la estabilización de franjas de precio, el poder moverse en un entorno donde los valores de productos críticos no se vean afectados. En un periodo de pandemia generalmente la economía, pensando en historias anteriores, las economías pueden caer entre un 40% a un 60%, por lo tanto va a haber mas pobreza, esto esta perfectamente documentado después de estos grandes flagelos que afectan a la humanidad, y creo que debe haber un sistema de protección de precios para que la gente, con el poco dinero que va a tener, tenga acceso a una alimentación saludable y no se potencie la comida chatarra ni los alimentos altamente refinados.

¿Y en términos de revertir la condición de sobrepeso en las personas?

Necesitamos, una vez que se pueda, generar espacios al aire libre ara las personas destinados a la actividad física. Eso es de radical importancia: los colegios, apenas puedan volver a ingresar los estudiantes, deben tener un abordaje para combatir el sedentarismo, pues está demostrado que es una de las medidas más efectivas en el corto plazo para mejorar estándares de salud.

¿Hay otras políticas que se puedan impulsar?

Está la política de sellos en los alimentos, que fue muy buena y se instauró en 2016, pero una política de Estado podría ser un impuesto particular para las comidas que no son saludables, como medida para forzar al mercado a liberar productos que son incuestionables desde el punto de vista de que generan mejoría para la salud.

Esta instalada la discusión de establecer una banda horaria especial para los niños. ¿Usted es partidario?

Definitivamente, sí, para favorecer que los niños hagan deporte, se expongan a la luz solar, anden en bicicleta, con eso incluso, van a mejorar sus ciclos de sueño y eso va a repercutir en que al día siguiente tendrán un mejor rendimiento escolar.

Terminar con la desnutrición en Chile fue bastante rápido. ¿Se puede hacer lo mismo con la obesidad?

Toma más tiempo, porque a diferencia de la desnutrición, la obesidad es multifactorial, entonces tienes que atacarlo desde diferentes contextos. Uno es la alimentación que pones a disposición de las personas, otro es la actividad física, potenciando espacios seguros para actividad física, porque si tienes la disposición y la ciudad no cumple los estándares de seguridad y te van a asaltar cuando hagas una rutina de ejercicio, eso tampoco juega en pos de una buena medida. Y tienes otras variables sicosociales en la obesidad, asociadas a las culturas alimentarias. Es un tema multifactorial y por eso se espera que salgamos de esta fase de obesidad en un plazo mucho mayor del cual pudimos eliminar la desnutrición.

Está focalizada, también, en personas de más bajos recursos...

La obesidad es un factor que afecta primordialmente a los niveles socioeconómicos bajos y medios bajos. Ahí te encuentras con una asociación de variables que van incrementando los riesgos: gente más pobre que va a comprar alimentos de menor calidad y, por el lado de la educación física, personas en campamentos o poblaciones donde hay mucho hacinamiento e inseguridad, así como pocos espacios verdes para el esparcimiento. Por eso la política debe ser integral, incluir ciclovías, parques, para facilitar que la gente salga de su hogar, que es incomodo, y ofrecerle en el exterior un lugar más atractivo para que se reactiven desde el plano de la convivencia social y la actividad física.

¿Cuál es el costo de dejar las cosas como están?

El costo va a ser dramático. Cuando tinees una población infantil como la que describió la Junaeb, tienes que pensar que son niños que van a terminar su enseñanza media siendo obesos y los diagnósticos de comorbilidad asociados a la obesidad, como l diabetes tipo II o la hipertensión que esperabas tener a los 40 ahora los vas a tener a los 20 o 25 años. Y si tienes una carga de enfermedad a tan temprana edad, te conviertes en un gasto sanitario extraordinario para el país, porque estas personas van a necesitar tratamiento en los cesfam y para el individuo es una pérdida de años de vida saludable tremenda, porque tendrán una carga de enfermedad en sus siguientes 40 o 45 años. A eso hay que sumarle una expectativa de vida proyectada a más de los 80. Es un escenario un poco aterrador.