“Somos la generación de las perillas, no de las teclas”: La odisea de históricos profesores universitarios para adaptarse al modo online

Mario Fernández, exministro del Interior, dando su clase online de derecho ante sus alumnos.

Para Mario Fernández, Milan Ivelic, José Gómez y Mario Correa -todos docentes de larga trayectoria- tener que hacer videoconferencias en vez de clases presenciales no es sólo un cambio de formato. Tienen que lidiar con la inquietud de no saber cómo va a funcionar y con una relación con sus alumnos que la tecnología hace más horizontal.


Son las once de la mañana, es martes 31 de marzo, y el profesor y exministro de Interior Mario Fernández (72) está sentado en su escritorio. Café en mano, está conectado y listo para su primera clase de Derecho Constitucional del año, pero esta vez será por Zoom, la plataforma que desde este semestre todos los profesores y alumnos universitarios conocen bien. No está asustado, solamente curioso de cómo va a resultar.

Tanto Fernández como todos sus pares son parte del 35% de los chilenos que según la última encuesta Cadem pueden trabajar desde sus casas. En tiempo récord, una generación que en muchos casos no está del todo familiarizada con la vida online ha tenido que adaptarse a las plataformas digitales para seguir con sus labores docentes. Especialmente para quienes llevan más años dedicados a la docencia, esto puede ser un desafío.

Para Fernández -que no usa Whatsapp ni redes sociales- es un desafío. Así que se programó antes, vía telefónica, con su ayudante para estar conectado temprano. “Como dice un amigo, nosotros somos la generación de las perillas, no de las teclas”, dice el exministro. La ayudante se preocupa de la logística de armar la clase y “darle la palabra” al docente para que haga su clase. Luego ella reúne las preguntas que surgen entre los alumnos. Al principio solo ellos dos se conectan, más tarde lo harán cerca de 80 estudiantes de un total de 89.

“Van apareciendo las imágenes de los que se van colgando, los alumnos desde sus casas. Es bien interesante. Después esa imagen se va de mi pantalla porque yo no puedo hacerle clases a un montón de figuritas chiquititas, los ochenta y tanto repartidos, sólo me veo a mí mismo”, cuenta el docente, que desde 1972, con algunos intervalos por sus cargos públicos, enseña a estudiantes de la Facultad de Derecho de la Universidad de Chile.

La institución se ha encargado de armar programas de capacitación sin hacer distinción entre los profesores, todos participan a través de sus facultades de cursos remotos para usar las nuevas funciones de U-Cursos y Zoom para las aulas virtuales. Los ayudantes de estos profesores con más trayectoria cumplen un rol clave para el buen funcionamiento de la clase ya que, por su edad, tienen mejor manejo de la tecnología y de las opciones que ofrece la plataforma como “levantar la mano”, chatear, entre otras.

Mario Fernández ve con buenos ojos los cambios que esta crisis sanitaria puede traer en la sala de clases. “Se convierte en una relación más horizontal”, dice. Para él, hacer clases a estas nuevas generaciones es “más desafiante”, y le gusta.

“No hay que ser un genio”

Mario Correa (70), docente del departamento de Derecho Privado de la la Pontificia Universidad Católica, ya lleva más práctica. Tiene cuatro cursos a la semana y empezó con Zoom el lunes 16 de marzo. Además, ya en enero le habían hecho una capacitación de Canvas (que contiene Zoom), la plataforma que se había decidido usar para modernizar el sistema de enseñanza en la universidad, antes de saber el impacto que tendría el coronavirus en el país.

“La contingencia nos ha motivado como facultad a asumir el desafío de transitar a la educación en línea de manera acelerada. Hoy, más de 220 cursos y cientos de estudiantes y docentes están conectados día a día”, cuenta el decano de la Facultad de Derecho Gabriel Bocksang.

Para Correa -que tiene celular pero apenas usa Whatsapp-, Zoom “es bastante intuitiva. No hay que ser un genio para conectarse”, dice riendo. “Yo soy el profesor más viejo así que obviamente me cuesta más, pero ha salido bastante bien. Ahora vengo saliendo de hacer una clase con cincuenta y algo alumnos, una clase muy interactiva”, cuenta.

Califica la experiencia de las clases online de “muy positiva” y cuando se le pregunta si le ha complicado la adaptación a este nuevo modo de operar, después de cincuenta años que lleva siendo profesor, dice que no. “Siempre hemos estado innovando, cambiando, mejorando, así que no me sorprende demasiado”.

“Sigo pensando que la clase presencial es irreemplazable, pero ayuda mucho esto, así que yo creo que se nos pueden ocurrir cosas novedosas, en la manera de plantear los cursos tradicionales, entonces yo creo que va a haber que combinar las cosas”, concluye.

Con ayuda de la nieta

Sentado en su escritorio, con una taza de café y con ayuda de su nieta, Pía, el profesor de la Universidad de Chile, Rafael Gómez (79) comienza su primera clase de Derecho Comercial. El docente ejerce desde 1969 y entrar a Zoom ha sido un desafío. “Soy primerizo en estos temas”, dice ya que ni siquiera interactuaba en U-Cursos, la plataforma interna de la universidad.

Para el abogado esto es solo una medida parche. “Uno se queda con las clases en el aula, tú tienes un contacto directo con los alumnos”, afirma Gómez. A su parecer, hay algunas cosas que afinar en la plataforma para poder hacer una clase “socrática” como a él le gustan. Aún así, su evaluación por el momento es positiva. “Ha sido una experiencia interesante”, cuenta.

“La primera clase estaba tembloroso, inquieto sobre cómo me iba a funcionar, que no se me fuera a desconectar y quedar hablando solo”, así relata su primera experiencia en la sala virtual este lunes donde se conectaron más de 50 alumnos y se extendió por dos horas. La Facultad de Derecho dispuso de un canal de comunicación directo con los docentes para resolver todas las dudas sobre la implementación del nuevo sistema. A pesar de esto, igual ha tenido que recurrir a su nieta de 21 años ante un par de inconvenientes técnicos de audio e imagen que han sido resueltos sin mayor problema. “Hay que incurrir en algo para que esto no se transforme en algo aburrido. Es una desafío para los alumnos y para el profesor, porque con esta situación la gente está angustiada y hay un desánimo”, plantea Gómez.

El “rebelde”

Milan Ivelic (83), exdirector del Museo Bellas Artes y docente de la Universidad Católica, decidió ahorrarse el sufrimiento: no usa Zoom. Como chiste, asegura que hace sus clases “por control remoto”. “Yo no soy un perito electrónico ni digital, así que lo que yo hago es enviar correos simultáneos a los cursos, les voy entregando orientaciones y les indico lectura directa de obras a través de internet”, cuenta.

Ivelic -que no usa celular- hace años es profesor de ramos de historia del arte contemporánea y de Chile. En sus correos, les manda links a “videos de Youtube u otro sistema donde aparezcan muchas obras, eso es lo bueno, que puedes tener en tu pantalla todos los museos del mundo”.

Además, según cuenta, ya desde el 18 de octubre tuvo que adaptar sus clases al modo online, lo que le sirvió de práctica para lo que se vive hoy. “Eso fue una primera experiencia que me ayudó muchísimo. Con esto he aprendido a sintetizar mucho las materias, cuando estás en clases te puedes explayar y puedes establecer relaciones”, relata.

“Es una manera bastante rudimentaria desde el punto de vista de la ‘teleclase’”, admite. “Pero me ha dado buen resultado”. Dice que está conforme con la respuesta que hasta ahora ha tenido por parte de sus alumnos. “Estamos constantemente hablando, ellos me consultan, yo les doy respuestas”, explica, pero también comenta que este ir y venir de correos ha aumentado el tiempo que le dedica a las clases y que “al final, trabajo mucho más de lo que trabajaría yendo a la clase presencial”.

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