A toda costa
El maremoto puso en los ojos del país una realidad que ahora se debate: ¿qué hacer con la reconstrucción de los bordes costeros?, ¿cómo visualizamos el futuro de nuestras costas? A tres meses de la catástrofe ya se han tomado cartas en el asunto.
Es un hecho: el territorio de Chile se modificó considerablemente tras el terremoto y maremoto. Con esto se especificaron las zonas de inundación que hoy claman por una evaluación actualizada de las áreas de riesgo. Y es que los 550 kilómetros de costa entre Valparaíso y Biobío que fueron azotados por la fuerza del mar; los 30 metros que alcanzó el tsunami en la costa de Tirúa, al sur de la Región del Biobío, y el levantamiento de suelos hasta tres metros en lugares como la isla SantaMaría, al frente de Talcahuano, dejaron a todos con un antes y un después.
Uno que ya comenzó a ser evaluado, así lo asegura el geógrafo físico de la Universidad Católica Marcelo Lagos, quien recalca la amenaza natural que significan para Chile los maremotos, un fenómeno que cobra más vidas en el mundo y, por lo mismo, abordarlo se convierte en una necesidad básica, partiendo por tomar medidas a la hora de normar cómo y dónde construir si se considera que el antejardín de Chile son los bordes costeros. “Los instrumentos de planificación territorial (IPT) buscan ordenar el territorio, pero en la práctica este concepto –que es una imagen objetiva de cómo yo imagino que va a ser mi territorio costero y cómo se va a desarrollar– funciona siempre y cuando no haya nada construido, considera lo que viene, la expansión, los nuevos desarrollos. Porque en la práctica, una ciudad que fue fundada en el siglo XIX y que por su posición ya está expuesta a la amenaza de tsunami, no esmucho elmargen de maniobra que le da a un planificador. Lo que sí se puede hacer, es restringir las densidades, bajándolas, no permitir el uso de infraestructura crítica clave como puede ser un hospital en las zonas húmedas”, nos cuenta Marcelo Lagos.
El diagnóstico territorial entonces es clave y los esfuerzos emprendidos para reconstruir la costa de Chile pueden valer cero a la hora de tener que enfrentar otro posible desastre como un nuevo tsunami. “Los peligros o amenazas naturales, de carácter permanente en nuestro país, no son considerados de forma adecuada en los instrumentos de planificación territorial; esto pasa por la cultura que tenemos los chilenos de no pensar en la naturaleza como una amenaza y así aprender lecciones en temas de peligrosidad, daños y víctimas, puntos que son olvidados desde las autoridades hasta la gente. El terremoto y tsunami del 22 de mayo de 1960, hace ya 50 años, barrió con todas las localidades costeras entre Concepción y Chiloé y sólo un pueblo, que es Quenuir, cambió su localización y también Toltén tuvo una leve modificación. Cuando se asume que estos eventos son poco recurrentes, la ponderación que se le asigna a la toma de decisiones de restricción al desarrollo urbano en zonas de peligrosidad, en rigor, no existe. Hay que tener en cuenta que para estudiar los riesgos de tsunami, una localidad costera tiene que gastar, más o menos, el 40% de los montos que tiene para hacer un estudio de plan regulador. Entonces lo que pasa es que se hace un estudio de análisis sencillo, por lo tanto, el mismo sistema hace que estos temas se vayan traslapando”, comenta el geógrafo Marcelo Lagos.
:hechos
Sergio Baeriswyl, coordinador del Plan de Reconstrucción del Borde Costero que rige la Región del Bíobío, lamás devastada por el maremoto, habla de lasmedidas específicas que se están analizando e implementando en esta zona. “El PRBC18 es el Plan de Reconstrucción del Borde Costero de la Región del Bíobío. El número 18 corresponde al número de entidades urbanas que fueron afectas por el terremoto y maremoto del 27 de febrero pasado. Entre éstas encontramos centros urbanos tan grandes como la ciudad puerto de Talcahuano hasta pequeñas caletas pesqueras como Llico y Tubul. En la actualidad el trabajo se centra, principalmente, en los estudios técnicos de riesgos, para identificar las áreas vulnerables, y lasmedidas de mitigación posibles. Estas propuestas de mitigación (defensas costeras, áreas de castigo, zonas buffer arborizadas o edificaciones con diseño antitsunami, etc.) se evalúan en su factibilidad técnica y económica para cada localidad. Hoy estamos iniciando la etapa de participación ciudadana que permitirá socializar y decidir los mejores escenarios de reconstrucción urbana junto a la comunidad”, cuenta Sergio desde el PRBC18, que se presenta como una oficina regional compuesta por nueve arquitectos y urbanistas, que tiene como tarea coordinar, desarrollar y gestionar los planes maestros de estas 18 localidades urbanas siniestradas.
La tradición pesquera y portuaria demuchos pueblos, su forma y desarrollo urbano se condicionan a su proximidad con la costa. Esto es un hecho y es parte de la identidad de Chile, por lo tanto de las aguas no nos podemos alejar, y ¿qué se hace entonces? “El que exista una permanente amenaza de tsunami en las costas chilenas no es restricción para el desarrollo urbano de éstas. Por ejemplo a Hawai, en medio del Pacífico, le llegan tsunamis de todas partes y de todos los ángulos, sin embargo ellos saben cómo convivir con ello sin invertir grandes recursos. Hay formas de planificar y habitar el borde costero aplicando medidas de riesgo sustentable –como defensas costeras y zonas arborizadas–. Aunque antes de tomarlas uno necesita un estudio omapa de peligrosidad de tsunami detallado que permita al planificador tomarmejores decisiones. También se necesita unmapa similar pero menos técnico que le haga saber a la comunidad cuál es su nivel de exposición, especificando las zonas de seguridad y vías de evacuación. Una vez que se cuente con eso –que debe ser diferenciado por zonas, ya que esto no se comporta en todas las partes de igual manera– recién ahí se puede ver qué es lo que tengo que construir, qué altura mínima es la que se debe aplicar, cuánto deben ser los cimientos en profundidad, ¿pongo un bosque antitsunami?, ¿hago canchas de fútbol acolinadas o campos de golf?, etc. Ahí uno puede manejar con rigurosidad el borde costero asignándoles un valor paisajístico a las costas”, aclara el geógrafo Marcelo Lagos.
“Los más relevante es tomar medidas para salvar vidas, lo otro es ver la inversión que se debe hacer para salvar y resguardar el patrimonio en infraestructura. En algunos casos vale la pena construir una gran infraestructura de mitigación para salvar el patrimonio. Un hecho concreto es que la gente va a tender a habitar el borde costero, formal o informalmente. En los casos que se pueden tomar medidas de mitigación hay que hacerlo. Nosotros estamos encargando estudios del borde costero de la VI, VII y VIII región y de todas las comunas azotadas por el tsunami en coordinación con el Seremi, las autoridades locale e intendentes. Junto a ellos se están estudiando los casos donde vale la pena hacer una zona de mitigación y dónde hay que modificar el eje de las calles para permitir una evacuación más rápida. Sobre las medidas para mitigar la fuerza de la ola, se puede arborizar un parque de tal manera que esto disminuya el efecto de la ola; unido a esto, en algunos casos se está evaluando hacer los primeros pisos en hormigón y los segundos pisos en madera. En Constitución están las condiciones para generar bordes con mitigación, mientras que en Talcahuano no las hay. En Juan Fernández, por ejemplo, se quiere poner estructura transitoria comunitaria. Pero lo más importante es insistir en la educación de alerta temprana, tener caminos con evacuación expedita y evitar que la infraestructura crítica como postas, escuelas y Carabineros estén en la zona húmeda. Tenemos 90 días para ejecutar este plan de acción y ya hay propuestas preliminares que se están discutiendo con los alcaldes. Vamos a reconstruir la costa para quienes viven en ella y vamos a evitar que exista infraestructura crítica, y donde se pueda mitigar vamos a aplicar infraestructura. Hay que habitar la costa con la precaución que se merece. Después del terremoto estamos actualizando las zonas de riesgos de las ciudades costeras e interiores que norma el plan regulador”, explicó Andrés Iacobelli, subsecretario del Ministerio de Vivienda y Urbanismo.
Pero hay quienes plantean otro tipo de propuestas en que se alejan los poblados hacia el interior y se plantea un gran parque nacional junto a las aguas chilenas. El arquitecto Germán Del Sol es uno de los que promulgan esta idea. “Estamos tratando de paliar la emergencia que provocó este fenómeno, pero sin pensar que hay una vida después de la emergencia que es mucho más importante. Creo que hoy están todos dominados por la acción, pero yo soy una persona más reflexiva y creo que el sentido de trascendencia del hombre vamuchomás allá. Por lo mismo la arquitectura tiene que permitir llevar una vida y no sólo ver dónde vivir. La esperanza se despierta con proyectos, por lo mismo mi proposición es un plan maestro para toda la costa, aprovechando lo que se destruyó para dejar esa zona como un parque nacional al borde de la costa, lo que automáticamente llevaría a los pueblos a estar en más altura”, resume el arquitecto en relación a su propuestas, que se suma a ejemplos como lo hecho en países como Japón, donde se crearon parques inundables o franjas reservadas para la naturaleza. Alternativas que hay que tener en mente considerando, eso sí, los estudios técnicos de las zonas afectadas y de las posibles áreas que puedan estar en riesgo en el futuro.
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