Se podría decir que  el Museo de Arte Popular Americano, MAPA, es un museo nómade. A lo largo de su historia la esquiva comunión entre el espacio y la exhibición de las más de 6 mil piezas con las que cuenta, lo ha llevado a trasladarse de un lugar a otro desde  1944, año en el que bajo la dirección del escritor Tomás Lagos y el alero de la Universidad de Chile se da vida a la iniciativa.

En 2008 es la artista plástica Nury González la que asume su dirección. Bajo ella, esta mujer, convencida de la importancia de darle visibilidad a lo que guardaban en sus bodegas, recibe de grata manera la noticia de que el GAM, Centro Cultural Gabriela Mistral, le había asignado una sala en la cual por fin exhibiría buena parte de las piezas almacenadas hacía décadas. Una apuesta que incluyó la postulación a un Fondart Bicentenario para poner en marcha el trabajo de investigación cuya primera etapa, Cerámica Policromada Metropolitana, se puede ver ya instalada.

¿Cómo fue el proceso de trasladarse al Gam?

Yo tomé la dirección en octubre del 2008 y el nombramiento incluía este proyecto de venirse al GAM. Esta es una propuesta que el centro cultural le hace a la Universidad de Chile con la intención de que el MAPA estuviese presente con una sala, la sala Arte Popular Americano, donde pudiéramos exhibir nuestra colección e ir variándola cada tres meses. Pero, para comenzar trabajando, primero había que organizar todo, y para eso postulamos a un Fondart Bicentenario, que nos permitió  profesionalizar el museo. Estaban todos los objetos embalados porque no existía un sistema de clasificación de archivo de las piezas, no había protocolos, etc. Este proceso de investigación y catastro fue una especie de barrido, incorporando su marco teórico correspondiente. Para ello se desarrolló un sofware especial que permitiera establecer campos de distinción.

El 15 de  marzo se inauguró esta muestra en la Sala de Arte Popular Americano del GAM. 

Figuras de greda pintadas en colores brillantes, que representan viejos oficios populares, creadas por las loceras de Santiago y Talagante durante principios del siglo XX.

¿Qué significa para el MAPA exhibir  en el GAM? Para nosotros como museo es superimportante tener la posibilidad de estar aquí, en un punto neurálgico de Santiago, y que tiene mucho movimiento. No es solo un museo de artes visuales, es danza, teatro, literatura, es tener una visibilidad permanente y la posibilidad de mostrar al público un patrimonio que tienen tanto la Universidad de Chile como el país. Hay muchas piezas que la gente no conoce, porque no hay dónde mostrarlas, y siempre hemos tenido que ir sacándolas de a poco. Aquí vamos a estar tres años, en total nueve exhibiciones para aprovechar al máximo; después se verá qué pasa, igual siempre nos quedará esa sensación de nomadismo.

¿De qué se trata la muestra Cerámica Policromada Metropolitana? La particularidad es que esta es una colección de arte popular con piezas que fueron construidas entre los años 30 y 40. Se vieron en el año 1944 y no se mostraron nunca más.  A través de esta exhibición se puede reconocer nuestra historia. La elegí para inaugurar porque nos pareció que como muestra del Bicentenario es un fiel reflejo de cómo era el mundo en el siglo XX. La colección completa posee 150  piezas, 53 realizadas por Sara Gutiérrez, y otro eje de producción realizado por la familia de María del Rosario Toro y su descendencia, que hasta hoy se dedica a esto. Es interesante aclarar que siempre que se habla de cerámica policromada se asocia a Talagante, pero a través de una serie de investigaciones se descubrió que esto viene de las monjas Clarisas del siglo XIX en Santiago, por eso le pusimos Metropolitana, aunque actualmente solo se hacen allí.

Esta es la primera de una serie de muestras ¿cómo se organizarán las que vienen? Vamos a tener tres meses y medio cada exhibición,  y van a ser temáticas; por ejemplo, después de la de cerámicas viene una que exhibe las piezas más emblemáticas del museo, que es una colección latinoamericana; ahí se verán alfarería, cestería y religiosidad popular. Además para potenciar la plataforma que implica estar en este centro, ideamos los 'puertos  digitales', que son cuatro pantallas en donde el espectador va a poder conocer mejor el museo. Ahí habrá más imágenes y se verá todo lo que no puede verse en el resto de la sala. El objetivo era que estas imágenes fueran bellas visualmente, porque  lo que a mí me interesaba era darle  visualidad a la pieza, por eso se hizo un gran trabajo con la forma en que se exhiben. Paralelamente existe otra sala donde se realizarán los talleres que hace el Mapa como extensión y como forma de generar recursos. Además, aprovechando una que se había asignado como oficina, se utilizará para mostrar la colección de joyería mapuche. Ahora partiremos  solo con trapelacuchas de diferentes tipos y diseños. Esta sala también irá cambiando su contenido cada tres meses, pero siempre enfocado en joyería mapuche.