El diseño sueco tiene cartas de presentación seguras. Para empezar, una de las escuelas de artes y oficios con más tradición de Europa, es sueca. La Konstfack se fundó en 1844, junto a ella eso sí hay una larga lista de escuelas de diseño y oficios; donde el trabajo con vidrio y los textiles han sido baluartes nacionales, siempre. Suecia, por supuesto, es mucho más que IKEA, mucho más que H&M y mucho más que Ericsson. Diseño sueco es principalmente fundamentos teóricos, historia. Para ejemplificar: uno de los libros fundacionales de la Teoría del Diseño Escandinavo y del Diseño, así con mayúscula, que destaca la importancia de la función, la estética y la asequibilidad, se publicó por primera vez en 1899 en este país. Y en 1930 el historiador de arte Gregor Paulsson y el arquitecto Gunnar Asplund inauguraron la Exposición de Estocolmo con una muestra de muebles y modelos para la vivienda y lo hicieron hablando de funcionalismo. Hay que decir que los años han sido prolíficos allá cerca del ártico; la madera, 'el' material nórdico, ha evolucionado junto a las ideas y la sustentabilidad. El grupo de diseñadores Front es un gran ejemplo de los nuevos tiempos; fundado por Sofia Lagerkvist, Charlotte von der Lancken y Anna Lindgren, han optado por lo más experimental y por un discurso mucho más plástico.

Junto a estas líneas de producción coexisten oficinas como NoteDesign, de cierto modo más tradicional, más contenida; de creaciones económicas y eficaces. Y la economía siempre se agradece: economía de la palabra, del gesto y de la forma. Al final Less is more, una vez más.

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