Familia  y continuidad fueron los ejes que articularon el encargo que se les hizo a la decoradora María Luisa Zegers y al arquitecto Harken Jensen. Un matrimonio que durante la semana vive en María Pinto pero tiene toda su historia en Viña. Por lo mismo sintieron las ganas de establecer una base en la V Región para que fuera un paso intermedio entre el campo y la ciudad. “Lo vinimos a ver con el arquitecto y supimos inmediatamente el potencial que tenía. El encargo nos pedía que la remodelación fuera a bajo costo porque no sabían cuánto lo ocuparían. Era una apuesta”, explica María Luisa.

El arquitecto ya había dado las primeras pautas de cómo hacer la remodelación, que se basó en la prolongación del perímetro frontal que se extendió un metro hacia afuera para unir y comunicar los espacios dentro de un departamento de 140 m². Esta labor de remodelación tomó aproximadamente cinco meses. “La dueña siempre quiso una cocina que estuviera comunicada con el resto del departamento y pusimos la cocina en lo que era el antiguo comedor. Donde estaba la chimenea, que daba hacia el living y el comedor, pusimos la encimera de la cocina con la campana”, cuenta María Luisa.

Se armó un mix entre lo moderno y lo antiguo y así se pensó la cocina, que es de líneas limpias y puras además de ser fácil de vivir gracias a un mueble que se prolonga sobre un muro y que contiene todas las cosas de la cocina, quedando algunas a la vista y otras almacenadas dentro de cajones. “Se ideó así porque la cocina no tendría mucho espacio para guardar y la mesa fue diseñada para comer y cocinar a la vez”, dice la decoradora.

Todo lo demás se dio bajo líneas muy simples y básicas. “Los colores los definí y se lo propuse a ellos. Como el mar es tan potente elegí tonos pasteles que dieran una cierta paz y fuera rico estar”, concluye María Luisa Zegers.