De arquitectura lineal. Esta casa ubicada en Catemito, 20 km al sur de Santiago, en el valle central, es contemporánea y geométrica.

Lo que permite una vista completa al jardín y, mejor aun, crea un escenario directo hacia los cerros que, según Daniela López, dueña de este espacio junto a su marido, en  invierno se ponen verdes y es maravilloso.

De su programa inicial se destaca la división en dos zonas: la privada de habitaciones y la pública -sala de estar, comedor y servicios-. La estrategia, según dicen los arquitectos de 01ARQ Cristián Winckler, Pablo Saric y Francisco Fritz, plantea un volumen en una sola planta que resuelve el programa linealmente, permitiendo que todos los recintos tengan vista al cerro Chena y orientación norte”.

Además agregan que “para hacer aun más dramáticas las vistas cercanas, lejanas y la relación con el paisaje, al volumen inicial se le extruyen volúmenes en el plano vertical, conformando lucernas en puntos clave, ya sea por vistas a puntos específicos o entradas de luz, generando dobles alturas y tensiones visuales hacia el paisaje. De la misma manera, se extruyen volúmenes en el plano horizontal, conformando espacios intermedios como terrazas, además programas como acceso, garaje y servicios”. Por otro lado, la ubicación de vanos y lucarnas obedece a la necesidad de generar ventilación cruzada, manteniendo temperaturas agradables durante los meses de verano.

En conclusión hablamos de una casa que se recorre a lo largo, con espacios abiertos hechos para que se ocupen en su totalidad. Con una decoración tan simple que pasa casi desapercibida, los colores neutros son los que destacan, como los grises y el verde turquesa.

El jardín también es parte importante en este terreno, y se ha logrado armar en los casi tres años que llevan viviendo en esta casa. Daniela destaca que “el pasto lo plantamos nosotros, sacando chépicas de otra casa que tenemos en la laguna: lo hemos hecho de a poco”.

Finamente, y a simple vista, se percibe lo deportista de esta familia. En su interior, por un cuadro que Isabel Araneda, prima del dueño -triatleta-, les regaló, donde hay varios ciclistas. Y afuera por los 25 m de piscina hechos exclusivamente para nadar. Todo a la medida para comenzar un hogar rodeado de tranquilidad, cerros y caballos, que es lo que más les gusta.