Lo nuevo: Imperdibles
Dos puntos de Santiago donde la gastronomía está dando que hablar. En Lastarria, que en el último tiempo se ha consolidado como un atractivo polo gastronómico, está la nueva versión del conocido restaurante Nolita, que apuesta por un ambiente más distendido en un espacio que se pensó como una escenografía. Y en Vitacura, Cumarú, a cargo de la oficina del arquitecto Gonzalo Mardones, en el que esta lujosa madera obtenida de la selva amazónica fue el punto de partida y principal materialidad que contempló la arquitectura de este restaurante de preparaciones franco-belgas.


CUMARU
Abrió sus puertas en junio pasado a cargo del chef belga Mathieu Michel, quien anteriormente se desempeñó en el restaurante Ópera Catedral, siendo la última novedad gastronómica que nace dentro del sector de Nueva Costanera, en la comuna de Vitacura.
Un extendido espacio de 460 m², conformado por dos comedores, tres terrazas y un lounge en el segundo piso, donde se cocina en vivo junto a un quincho, Cumarú propone una carta gourmet franco-belga donde el respeto hacia las materias primas es un punto importante. Una gran variedad de quesos del mundo, pescados de roca obtenidos en las costas chilenas y una carta de vinos con más de mil etiquetas se pueden encontrar en este nuevo restaurante.
Merece detenerse en la arquitectura del lugar, proyectada por la oficina de Gonzalo Mardones Viviani, quien poniendo en valor la madera de cumarú como material protagonista, logró dar forma a un espacio contemporáneo, sin excesos y donde la espacialidad se fusiona con la simpleza de las líneas y la uniformidad de esta natural materialidad.

“Como una especie de extenso vagón, la construcción se alinea también a un patio interior protegido y un patio exterior abierto hacia la calle que genera, al mismo tiempo, una situación de urbanidad”, explica el arquitecto.
Esta exclusiva madera que inspiró el nombre de este restaurante se obtiene de la selva amazónica de Perú, Bolivia y Brasil, y tiene la particularidad de generar un distintivo olor, contiene una veta dispareja que hace que cada tabla tenga su propio nudo y es resistente a climas cambiantes.
Su cálida tonalidad color miel se potencia aun más con la iluminación tenue que planteó la iluminadora Paulina Sir para todos los espacios de este restaurante. Esta calidez se complementa además con el cielo acústico que cruza todo el perímetro, el que tiene una luminaria que imita un universo estelar mediante pequeños puntos lumínicos que parecieran ser estrellas.
Toda esta simpleza en la arquitectura inspiró también la incorporación de un mobiliario elemental, atemporal y ajeno de pretensión, de la marca italiana Pedrali , que representa la tienda de diseño Vitra.
Los dos bares existentes tienen un protagonismo especial, reúnen a los comensales y forman un ambiente de relajo. El primero se ubica en un punto más alto que permite apreciarse desde todas partes, donde predomina una cava vidriada con más de mil etiquetas de vino y una vitrina con variados quesos franceses.
El segundo bar se sitúa en la terraza interior del restaurante, lugar que en esta época del año tiene la ventaja de estar protegida por una carpa transparente y crea una situación más informal.
D: Nueva Costanera 4092
T: 263 3512

NOLITA VERSION 2.0
Con un estilo más casual, juvenil y teatral, hace poco más de un mes Carlos y Francisco “Pancho” Toro inauguraron en Lastarria el segundo local de su exitoso restaurante Nolita, cuyo nombre hace mención al conocido barrio neoyorquino North of Little Italy, sector que por muchos años estos dos hermanos visitaron mientras vivieron en Estados Unidos.
Buscando crear un espacio más informal que su primera filial de Isidora Goyenechea, en este nuevo restaurante se puso en valor toda la creatividad adquirida en los distintos viajes que realizaron por el mundo, generando un ambiente colmado de personalidad, color y sabor. Para esto, con la ayuda del arquitecto Ricardo Cabrera, Carlos Toro fue imaginando y diseñando cada espacio a un ritmo pausado; fueron muchos meses los que dedicó a pensar cómo sería cada rincón de Nolita Lastarria.
Sin ningún esquema detrás, todas las piezas decorativas se fueron incorporando en forma individual, solo por gusto, conjugando finalmente una fusión de estilos bien particular. Lámparas en gran formato, una voluptuosa escultura femenina de Ars Vivendi, cortinas de terciopelo, bicicletas y trompetas colgando de paredes y cielos, gráfica escrita a mano y una iluminación de neón que va rotando, son parte de la ambientación del lugar.

“Aquí hay mucha poesía, toda la decoración se fue escribiendo de a poco y se pone en valor toda la cultura bohemia que caracteriza a este barrio del centro de Santiago”, afirma Carlos Toro.
El espacio se conforma de tres ambientes separados que se unen al mismo tiempo por la transparencia de los muros. Por un lado, al ingresar al restaurante se encuentra el bar, un lugar aislado que sirve de espera y preámbulo; luego están el salón principal con capacidad para 70 personas, la terraza exterior que se integra al pasaje patrimonial donde está inserto el restaurante y, por último, en el segundo piso se encuentran la cocina y el taller donde se fabrican de modo artesanal todas las pastas que ofrece la carta.
Manteniendo su tradicional propuesta gastronómica de comida ítalo-americana que lo ha hecho conocido por sus pastas, ostras y espumantes, en este Nolita la novedad está en las diferentes grillas que se ofrecen, conocidas como tradicionales parrillas de picnic, que dan especial énfasis a productos chilenos, como pescados, mariscos, carnes y vegetales.
D: José Victorino Lastarria 70
T: 06-193 8065
Recientemente creado por los hermanos Francisco y Carlos Toro, este segundo local de restaurante Nolita buscar ofrecer la misma carta de pastas, ostras y sofisticados espumantes, sumado a algunas novedades gastronómicas, como las grillas.
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