1. Grito Viajero.

No sé ustedes, pero creo que no hay mejor regalo/premio/placer, que el viaje. Y si es con motivo aniversario, tanto mejor, porque denota celebración despilfarradora. ¿Opciones? Prácticamente infinitas. Hoy, que la naturaleza chilena está en la palestra, nace una suerte de patriotismo geográfico precioso e ideal para poder disfrutar de nuestros paisajes que son un regalo a la vida y un pasaporte a la intimidad.

Iquique, San Pedro, el Valle del Elqui, Valparaíso, el sur con todos los puertos, las Torres del Paine, Chiloé, Isla de Pascua, entre tantos, que seguro se me escapa alguno ideal. Seduzcan con hoteles chiquititos, B&B cómodos, como el Cirilo Armstrong de Valparaíso, un excelente ejemplo de todo lo que les digo. W ciriloarmstrong@com

2. Grito Placentero.

Profeso que nada forzado sale demasiado bien, sin embargo, el revolcón apasionado, entregado y con todo el show que quieran siempre es bienvenido. Láncense a eso, al grito coqueto, la caricia intrusa, el besuqueo novedoso. El motivo 'aniversario' los vale.

3. Grito Comilón.

Mi último chillido posplacer en la boca se lo debo a los sandwichitos de butifarra de Romina Traverso, peruana que vive en Chile y que hace estos bocados buenazos y que son -de todas maneras- un aporte en cualquier celebración. Se trata de pan (marraquetas medianas) con cerdo fileteado (muslo que previamente ha sido adobado con mil y una maravillas peruanas), mostaza, lechuga y harta salsa criolla, esa de cebolla morada pluma como solo ellos saben hacerla. Para mí, este pancito es el grito mismo en todo evento: diferente, sabroso, picarón. Y es a esta mujer a la que tienen que llamar para que haga de su fiesta, reunión o coloquio múltiple, toda una sensación. En tamaño cóctel y normales.

Web: Encargos a pedidosrodi@gmail.com

Teléfono: 9 090 6694

4. Grito Cocinero.

Creo que soy una persona fácil de impresionar o, más bien, alguien de muy sensible vibrar. Por lo que reconozco que varias veces en mi vida he gritado cuando entro a una casa y me encuentro con una cocina digna de escenografía, porque sí, me da como un escalofrío si veo una campana alucinante, muebles lindos de colores, lavavajillas multitodo. Miele Gallery es como así, uno de esos bailes en que uno gira como flotando entre hornos, refris, cocinas, etc. Mi delirio es el horno multifunción, esos que tienen un computador que lo maneja y que sigue órdenes insólitas, como dejar un pastel con costrita pero húmedo por dentro. Cocina con vapor, con electricidad, con rapidez, intuición. ¿Es como para gritar no?

Dirección: Av. Nueva Costanera 4055.

Web: Miele.cl

5. Grito Espressado.

Un espresso a cualquier hora es un regalo. Uno hecho solo apretando un botón es prácticamente una bendición. Por lo mismo, es casi imposible no gritar con una Nespresso, esa máquina para hacer café que sorprende con nuevos modelos y con cafés perfectos en 1 minuto. Bravo por su nuevo y flash modelo Pixie, por el Citimilk que hace todo, incluso una espuma de leche densa y rica. Adoro sus cápsulas de sabores, su estética, pureza y facilidad.

Dirección: Nespresso Boutique en Alto Las Condes.

6. Grito Etílico.

Siempre necesario para los brindis y en situaciones especiales (que a estas alturas ya bien sabemos que puede ser absolutamente todo) el buen descorche es un placer. Cuando se pasa una pequeña frontera de costos, se llega a un mundo de verdaderos manjares líquidos que cuesta creer. Puedo hablarles de íconos, como Sideral, que no podrán creerlo cuando lo tomen, o el más modesto Parcela #7, que es una delicia y para una buena celebración, sin duda, un posible rey.

Dirección: La Vinoteca, Manuel Montt 1450.

7. Grito Relajado.

Bien masajeados y de esos que llegan a doler, los que se hacen con mano dura, firme, dirigida. Esos son verdaderos masajes y merecen un buen y profundo grito.

8. Grito electrónico.

Con o sin entenderlo. El juguete electrónico tiene un efecto tan impresionante que solo por eso ya merece ser regalado, entregado, comprado. Playstation, cámara de vídeo, iPad, tele, compus, etc. Estupendo ese sentir y todas las maravillas que cada uno hace.