Karina Afonso

Usó una paleta de colores brillantes, destacando el blanco y las transparencias que resaltan el brillo y dan delicadeza y suavidad a este espacio. Se destaca el sillón de acrílico Ice.

Menos es más

Muchos de los espacios reafirmaron esta premisa, con montajes limpios y sencillos, en tonos blancos, acompañados en algunos casos de brillo o tonos pasteles. Sin perder de vista el uso de buenos materiales y con piezas que están en el límite entre buen diseño y arte. En contraste, la osadía del gusto brasileño se ve en espacios más cosmopolitas, mezclando varios colores, texturas y objetos que van desde lo más clásico a cosas absolutamente modernas. Son más desordenados y tienden a estar más llenos de cosas.

Contrastes

Existió una versatilidad en el montaje de esta muestra, donde cada participante desarrolló su estilo particular. Sin embargo, hay cosas en común como el uso de clásicos junto a lo contemporáneo, una tendencia que no es nueva pero que siempre se reinventa.

Arriba está el espacio de la oficina de arquitectos de Olegario de Sa y Gilberto Cioni, quienes armaron un espacio con aire contemporáneo, pero con lo último del mundo del diseño, contrastado con muebles antiguos: hay una gran chimenea de piedra caliza y una serie de fotografias de Vicente de Mello.

Con firma Andy Warhol, Ingo Maurer, Baccarat y Achille Castiglioni son renombrados internacionales que dan personalidad a los espacios. Además de la amplia lista de artistas brasileños que visten los ambientes. Porque diseño y arte no pasan desapercibidos en los montajes, ya que es un ítem importante para estos profesionales.

A gran escala

Brasil es un país que no solo se destaca por sus playas, su clima o forma de disfrutar la vida. El diseño también tiene sello y es un reflejo de su cultura, sinónimo de comodidad sin perder la estética de los espacios.

Y todo en gran formato: grandes lugares, muchas veces integrados, con enormes sofás y obras de arte, mesas de centro más altas o maceteros XL. Un ejemplo es el baño (foto izquierda) de Fabio Monzoni, quien se inspiró en la década de los 70 y el famoso perfume Opium de Yves Saint Laurent -sus colores característicos eran el naranjo y marrón-.

Esta grandeza marca el estilo en la muestra, especialmente en el mobiliario, que además se caracteriza por ser de calidad, con buenas terminaciones y telas.

Un estilo lleno de mezclas, con texturas ásperas, en relieve o lisas, agregando color o a veces en tonos más pasteles. También el uso de materiales nobles es un must, porque su ideal es ir de la mano con la sustentabilidad.

Finalmente queda claro en esta muestra que si de arquitectura, diseño y paisajismo se trata, ellos están a la vanguardia.

Dado Castelo

El creador de este espacio pensó en materiales que dieran calidez a los espacios. Por ejemplo, las persianas de madera Uniflex o los tejidos aplicados a la pared con lino natural y terciopelo.

Hay una tendencia

hacia la mezcla de materiales para crear distintas texturas en los montajes, con relieves diferentes tanto en revestimientos como en los objetos. Paredes con paneles de cuero, suelos de roble natural en forma de espiga, chimenea con piedra caliza y hasta paredes hechas de residuos de latas son ejemplos de ello. A menor escala la diversidad de texturas se ve en el uso de linos, terciopelo, bronce, seda, lana, etcétera.

A la derecha

Fernanda Piva, en su primera participación en la muestra, quiso diversificar texturas, incluyendo terciopelo y lino, colores oscuros y masculinos, arte moderno y obras más clásicas para crear una mezcla de épocas. Se destaca un dibujo de Oscar Niemeyer.