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Rock and Roll

Un rockstar de tomo y lomo es Kid Rock. De esos amados y odiados, pero que definitivamente no pasan desapercibidos. Cruzamos las puertas de su casa en Malibú, para conocer cómo vive uno de estos escasos especímenes, y vaya sorpresa que encontramos... Rock and roll is zen.

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La casa de Kid Rock, dijeron. Algo me sonaba su nombre. Sabía que era famoso, que había salido con Pamela Anderson y que, por supuesto, estaba vinculado a la música. Un rockstar fue el término que más ocuparon para definirlo. Al hablar de eso la imaginación fue un paso adelante: megaconciertos, fiestas más grandes aun y muchas mujeres; por añadidura su casa sería un espacio directamente proporcional a ese estilo de vida. En eso estaba cuando llegaron las fotos. Primera sorpresa, Malibú como escenario y una casa rodeada de un cuidado jardín. Luego aparecieron los muebles de Bali, los kilims, ikats y dhurries indios tapizando cojines, banquetas y siendo utilizados como alfombras, además de los grandes retablos y detalles arquitectónicos de madera traídos desde el extremo oriente. Un conjunto que definitivamente terminó por apabullar el prejuicio y observar con otros ojos este particular retrato. Sí, porque sobre todo la casa de Kid Rock se parece más a una casa en Bali, que a la de un rockero.

Comentó en su momento que este era el espacio perfecto para inspirarse y componer. Desde ahí este lenguaje interior un tanto zen y que con la ayuda del decorador Martyn Lawrence-Bullard agarró más carácter, se entiende a cabalidad y refrenda el patrón de lo especial, íntimo y vital que es para cada uno su espacio. En este caso, dejando atrás al personaje para concentrarse en el 'yo'. En sus gustos y aficiones, como la impresionante colección de fotografías de leyendas de la música como Willie Nelson, Marvin Gaye, Lynyrd Skynyrd y Louis Armstrong o el piano de cola que le regaló su amigo Elton John, o las varias guitarras y cítaras que se acomodan por aquí y por allá y que de vez en cuando animan alguna fiesta. Claro, porque la casa de Bobby, como le dicen sus más cercanos, tiene onda zen pero no es el Dalai Lama tampoco, y parte de la elección de esta gran casa -además de la calidad con la que estaba construida, como asegura- se debió precisamente a que este músico conocido por fusionar rap con heavy metal, blues rock, southern rock, funk y country, es un absoluto anfitrión, y su mesa de comedor, amplia, muy amplia y por supuesto siempre con este toque barroco oriental, da cuenta de ello. Eso sí, dejando para la imaginación el resto, si finalmente no hay que olvidar que es un rockstar. No es mucho pedir, no.

Inspiración
Grandes dimensiones, mucha madera y textiles ricos en colores. Sin miedo a saturar, aquí la propuesta es personal.

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