Un nuevo rascacielos para Latinoamérica
Los últimos años Latinoamérica se ha rendido ante el cielo, sumándose con novedosas propuestas a la tendencia de las construcciones en altura. El último: Bacatá, un rascacielos que actualmente construye el español Luis Alonso en Colombia.


Cuando hablamos de rascacielos o edificios de gran altura, de inmediato se nos viene a la cabeza la bonanza económica que vivieron algunos países durante el siglo XX. Construcciones como el Empire State, la Sears Tower de Chicago y las Torres Petronas en Malasia, son ejemplo de ello y, a la vez, de una tendencia que sigue con fuerza apoderándose de nuestros paisajes. Aunque estos edificios no solo proyectan una imagen que puede ser vista a kilómetros, sino también son un modelo de ciudad que las transforma en pequeñas urbes gracias a la cantidad de superficie útil dentro de un espacio reducido, agrupando al mismo tiempo personas, servicios y zonas públicas.
En las últimas décadas esta suerte de obsesión por crecer hacia lo alto se ha empezado a extender también en Latinoamérica. El último en aterrizar es el Edificio Bacatá, que lleva a cabo la oficina española Alonso, Balaguer y Arquitectos Asociados, que hasta el momento ha desarrollado siete edificios de este tipo alrededor del mundo.
Con una altura que superará los 260 m y más de 70 pisos, esta construcción va a ser un auténtico motor de vida urbana, según explica el arquitecto a cargo Luis Alonso, ya que no solo contará con usos mixtos, sino además servirá para liberar espacio urbano y evitar que ciudades como esta sigan creciendo en forma horizontal.

Un gran zócalo reunirá 138 oficinas, centro comercial, zona deportiva y 700 estacionamientos.
El hotel y los 396 departamentos residenciales se repartirán entre las dos grandes torres.
Su diseño está pensado para su sostenibilidad social, es decir, que permanezca vivo y activo el máximo número de horas y días al año. "El estilo arquitectónico sigue un escalonamiento de dos torres unidas que se van haciendo cada vez más esbeltas para conseguir el menor impacto desde la lejanía y una serie de puentes intermedios que servirán de conexión entre las distintas plantas", describe el arquitecto.
Inserto en un barrio histórico del centro de Bogotá, que actualmente se encuentra en plena regeneración, este rascacielos fue pensado además energéticamente sustentable. Según explica Alonso, todas las instalaciones estarán subdivididas de manera que los recorridos energéticos sean menores y además toda la fachada contará con un sistema de vidrio mecanizado que permitirá una mayor permeabilidad solar. "Soy partidario de crear rascacielos, pero de manera responsable y no en forma anárquica, porque pienso que la edificación en altura es un buen recurso social, económico, urbanístico y arquitectónico para regenerar ciudades que muestran un desarrollo", dice el arquitecto.
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