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Vecinos por el patrimonio

A seis meses del terremoto quisimos saber en qué están las decenas de localidades afectadas tras el 27 F. MásDeco viajó a Curicó y a la zona de Colchagua para ver cómo se encuentran los cientos de edificios y las miles de personas tras el sismo. Nos encontramos con vecinos trabajando para rescatar su patrimonio y, sobre todo, su dignidad.

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Una cosa era cierta: para escribir sobre la reconstrucción había que viajar a algunas de las zonas afectadas. Como no queríamos que nos contaran cuentos y menos que nos hablaran de una reconstrucción ideada sólo por capitalinos, viajamos a Curicó, Santa Cruz y alrededores. Durante el viaje se veían los primeros daños. Pero al llegar a Curicó la situación era impactante. La antigua iglesia de San Francisco, un bello ejemplar del estilo neogótico, parecía bombardeada. Estaba partida en dos. Lo mismo sucedía con la iglesia del Carmen. Más allá, en la Plaza de Armas, se veía la cúpula de la catedral en plena reconstrucción. Pablo Allard, arquitecto urbanista a cargo del programa gubernamental Chile Unido, reconstruye mejor, afirma que “cuando se trata de reconstruir más de mil ciudades, pueblos y villorrios, la tarea es de tal magnitud y complejidad que requiere el aporte de todos. Especialmente de los propios vecinos y comunidades afectadas, ya que son ellos quienes mejor conocen su patrimonio, su cultura y sus necesidades.

En este sentido, el plan de reconstrucción del Ministerio de Vivienda y Urbanismo, MINVU, presenta una serie de programas de subsidios de reconstrucción, reparación y recuperación patrimonial donde los vecinos son los protagonistas. Es así como se están desarrollando procesos de construcción en sitios propios en base a proyectos pilotos que son elegidos por las familias y programas de recuperación patrimonial como los que firmó la ministra Magdalena Matte en Curepto y Vichuquén”. Con eso en mente investigamos qué ha pasado con las organizaciones ciudadanas:

Curicó Unido: No se refiere al nombre de un equipo de fútbol, sino que al Comité Solidario Uniendo Fuerzas. Iniciado con ochenta integrantes más sus familias, ahora son 45 los miembros activos los que se coordinan a diario para agilizar planes de reconstrucción y presentar los proyectos a la municipalidad. Tras el terremoto, se organizaron y lo que han logrado en seis meses es asombroso. A mediados de abril consiguieron la personalidad jurídica por dos años para reconstruir sus viviendas, principalmente aquellas que están en el centro de Curicó, o bien para construir nuevas casas en terrenos cercanos a la ciudad.

Sentados en un céntrico hotel curicano, Mariana Guerrero, presidenta del comité, habla en nombre de las siete personas presentes en la entrevista, todos ellos de clase media, como se autodenominan. Mariana cuenta que ya han avanzado en concretar ciertas cosas básicas, como por ejemplo, que aquellas familias que decidieron construir de cero y dejar definitivamente sus antiguas viviendas, consiguieran comprar un antiguo terreno de uso agrícola transformado a suelo urbano y que está muy cerca de la ciudad. Ahí piensan edificar un complejo habitacional para sus viviendas. Cada grupo familiar recibirá cerca de 562 UF y aunque todavía no saben cuál será el sistema de construcción, apuestan por uno de edificación rápida.

¿Y la reconstrucción patrimonial? Julián Reyes, otro vecino, cree en ella. Como antiguo habitante del centro –con casas de adobe y fachada continua–, está en trámite para postular a un subsidio de 380 UF que otorga el MINVU en aquellos casos. Pero la tarea no es fácil, según cuenta: “Aquí no hay empresas que quieran restaurar adobe. Si bien las EGIS o entidades de gestión inmobiliaria social, sí quiere hacerlo, lo realizarían sin garantía”.

Colchagua la bella:

Aunque sigue siendo uno de los lugares más lindos de la zona central, Colchagua necesita ayuda. Muchos de sus pueblitos y casonas patronales están en el suelo. Sin embargo, sus habitantes no se desanimaron y comenzaron a trabajar. La Corporación Patrimonio de Colchagua nació entonces por la necesidad de levantar y restaurar una de las zonas patrimoniales más representativas del centro de Chile.

Pasamos por Chépica hasta Santa Cruz para luego recorrer desde ahí, pueblitos como Lolol, Pumanque, Población y Peralillo. La vicepresidenta de la corporación, Pilar Jorquera, cuenta que después del terremoto había dos opciones: ponerse a llorar o a trabajar. “Nosotros optamos por lo segundo”, afirma.

Los avances de la entidad apuntan a restaurar los cascos históricos de los pueblos del valle, ya que el porcentaje de pérdida patrimonial es cercano al cuarenta por ciento. Su objetivo: volver a ser el polo turístico que habían logrado ser hasta antes del terremoto. En este sentido, de los logros más grandes que ha tenido la agrupación, se puede destacar la reapertura del Museo de Colchagua el próximo 2 de octubre, y la reapertura del Museo de la Artesanía –que alberga la colección del Programa de Artesanía de la Universidad Católica– ubicado en Lolol.

Será el propio Presidente de la República el que lo inaugure, quien en una reciente visita a la zona prometió que la reconstrucción terminará antes de su mandato.

Andrés Balmaceda, arquitecto y director de proyectos de la Corporación Patrimonio de Colchagua, cuenta que junto con El Huique ha habido avances respecto a la reconstrucción de otras obras históricas. Una de ellas es el Puente Tapado de El Huique. Fue edificado por José Manuel Balmaceda y como existe el mapa original, es posible reconstruirlo tal cual. Respecto a Lolol, la idea es realizar proyectos de reconstrucción de la iglesia y la plaza. A través de un convenio con la Corporación por el Patrimonio Religioso, la entidad colchagüina será asesorada para ornamentar el templo como en el siglo XIX y convertirlo en un espacio de memoria viva. En Peralillo está el proyecto de que la antigua estación de tren sea reconstruida y convertida en centro cultural.

La vecindad de Yungay: Tras el terremoto, lo primero que hicieron los vecinos del Barrio Yungay fue hacer un catastro de los daños en las casas, según cuenta Rosario Carvajal, una de las líderes de la agrupación.

Una de las primeras iniciativas fue realizar el manual de evaluación y reparación de daños causados por el terremoto, un documento práctico y descargable por internet. Ese fue el primer paso de los vecinos y la Fundación Patrimonio Nuestro. El segundo fue formar la Escuela de Artes y Oficios Taller Fermín Vivaceta. Esta acaba de ser inaugurada y opera en el Museo de Arte Contemporáneo de Quinta Normal. “La idea es que todos los vecinos e interesados en aprender a restaurar adobe y otras materialidades típicas de la arquitectura patrimonial lo puedan hacer acá”, afirma Rosario Carvajal.

Pablo Allard asegura que a pesar de las necesidades urgentes, al patrimonio se le ha dado la importancia que tiene. “Es así como hemos desplegado las capacidades de los equipos regionales y consultoras para apoyar a las organizaciones vecinales con la firma de convenios, asignación de subsidios especiales para reconstrucción patrimonial y una serie de iniciativas que validan y fortalecen los esfuerzos locales”, concluye.

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