El comienzo del adiós del factor humano

Con la llegada del nuevo siglo, los sistemas de seguridad en los autos comenzaron a explorar las posibilidades que ofrecía el monitoreo del entorno, con el fin de anticipar situaciones que podrían poner en riesgo la vida de los ocupantes, pero también de los peatones, ciclistas e incluso animales.




Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), cada 24 segundos muere una persona en un accidente vial, alcanzando los 1,35 millones de fallecidos anuales. Una lamentable cifra que, sin duda, sería mucho más elevada si la seguridad en los autos no fuera lo que es hoy.

Y es que casi desde que se inventó el automóvil, los avances en la materia no han parado, logrando que hoy conducir sea 200 veces menos peligroso que en 1960, por ejemplo.

Cuando la primera edición de MT Motores salió en 2005, la seguridad pasiva y activa habían conseguido brindar una protección básica a los ocupantes y garantizar que el conductor no perdería el control del auto, gracias a la disposición de un habitáculo indeformable, cinturones de seguridad, airbags, frenos ABS y control de estabilidad, entre otros.

Entonces, la electrónica, la informática y la inteligencia artificial comenzaban a abrir camino a un nuevo tipo de seguridad: la proactiva, una donde los automóviles, a través de cámaras, radares y sensores, comenzaban a “ver” y a tener control del entorno. Iniciaba así la era de la detección y la de delegar al auto ciertas responsabilidades en la materia.

“En los últimos 15 años la industria ha concentrado sus esfuerzos en el desarrollo de una serie de tecnologías de seguridad activa, que permiten asistir al conductor en determinadas situaciones de peligro inminente, con el fin de evitar un posible accidente, o bien, mitigar los efectos éste”, afirma Alfonso López, gerente general de Volvo Cars Chile.

Lo que reafirma Alejandro Yáñez, product expert de automóviles Kaufmann, representante oficial de Mercedes-Benz en Chile: “La seguridad activa ha evolucionado muy rápido en los últimos años, gracias a la incorporación de sistemas electrónicos, como la de controlar la distancia mínima de seguridad con el vehículo precedente o la de supervisar los cambios involuntarios de carril”.

Fue justo en 2005 cuando Mercedes-Benz estrenó el Distronic Plus en su tecnológico Clase S. Se trató del primer piloto automático, en donde el conductor fijaba la velocidad máxima a la que debía circular el auto y éste se encargaba de frenar o acelerar hasta la velocidad marcada, según el tráfico así lo permitía.

Tres años más tarde, en tanto, Volvo, preocupado desde siempre tanto de la seguridad pasiva como activa, hacía gala del City Safety, una tecnología basada en rayos infrarrojos, que detectaba y analizaba la distancia con el vehículo delantero, frenando automáticamente en caso de prever un accidente. Sistema que hoy equipa de serie en la marca y que funciona a una velocidad de hasta 50 km/h.

Por ese entonces, también, Citroën era premiado por su innovador capó activo, el cual se elevaba automáticamente en caso de atropello a un peatón, limitando los daños de éste. “Lo equipó nuestro sedán C6 entre el 2005 y 2012”, cuenta Nicolás Eyzaguirre, subgerente comercial de Citroën, agregando, por otro lado, que “hoy disponemos del Active Safety Brake, un sistema de frenado que detecta tanto autos como peatones e incluso animales y objetos”.

Airbags para todos

Los airbags no son un invento de este siglo, pero sí su masificación en el habitáculo. Hoy ya no solo protegen a los pasajeros delanteros y de manera frontal, sino que también pueden brindar seguridad a todos los ocupantes del vehículo y a distintas partes del cuerpo.

“Dentro de los avances en seguridad pasiva durante los últimos años, destacan los airbags, los cuales hoy ya no solo están reservados para las plazas delanteras, sino que también se ofrecen bolsas de aire laterales, de rodilla e incluso envolventes, como el Safety Canopy, de Ford, el cual combina numerosos airbags tipo cortina”, señala Hernán Xanthopoulos, gerente general de Ford, agregando que “los cinturones también son más completos, nosotros, por ejemplo, ofrecemos opciones con airbag incorporado en modelos como la F-150 y F-150 Raptor, además de alternativas con pretensores y limitador de peso en algunas versiones de F-150 Raptor, Territory, Expedition y Mustang”.

Hyundai es otra de las marcas fuertes en el desarrollo de airbags. Al airbag de techo, que protege a los ocupantes en caso de vuelco, y al lateral central, que impide que el conductor y su acompañante choquen entre sí en caso de colisión, ahora el fabricante coreano suma un nuevo desarrollo: el Hug Airbag, una revolucionaria tecnología basada en el despliegue simultáneo de tres cámaras de aire. Cada una de ellas destinada a proteger una parte del cuerpo: la cabeza, la zona alta del pecho y la pelvis.

Eso sí, el Hug Airbag está pensado para el futuro, cuando los autos autonómos sean la norma.

Sin conductor

Cada vez a muchos más les hace sentido aquella frase de que “hoy los autos se manejan solos”. Si no, pregúntenle a un conductor de vieja escuela. Y hay cierta razón en ello, pues durante el último lustro, la proliferación de múltiples asistentes a la conducción -de frenada de emergencia, partida en pendiente, control de tracción, suspensión activa y detector de punto ciego, entre un largo etcétera-, apoyados por múltiples cámaras y sensores, han comenzado a pavimentar el camino para los autos autónomos.

Gracias a los grandes avances de la tecnología aplicada a la seguridad, hoy la industria flirtea con el concepto de la percepción. Ya no se trata de un sensor haciendo un trabajo, sino varios sensores trabajando en paralelo para adquirir una ‘conciencia de la situación’ y actuar en consecuencia, incluso si eso implica realizar maniobras de emergencia como frenar a fondo sin previo aviso. O bien, corregir la dirección del volante si éste toma un rumbo equivocado. Ni hablar de estacionarse solos, algo que ya hacen varios autos hoy en día.

Si bien hoy los dispositivos de ayudas a la conducción existentes ya hablan de un cierto nivel de autonomía, aún queda mucho por avanzar para eliminar totalmente el factor humano de la ecuación de conducción.

“Creemos que a la evolución hacia los autos autónomos le queda bastante camino por recorrer. Se deben mejorar los estándares con los que se construyen carreteras y calles. Asimismo, debe haber un cambio de mentalidad entre los conductores, la cultura de los ciclistas y peatones y todos quienes comparten la vía pública”, sentencia Sebastián Dañil, subgerente de marketing Subaru Chile.

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