Test: Jeep Wrangler Sahara
<p>Una nueva versión denominada Sahara se suma al line-up del icónico Jeep Wranger. Ofreciendo más equipamiento y terminaciones más elegantes que el modelo de entrada Sport o el más deportivo Rubicon, el Sahara Unlimited pretende ganar presencia visual para acercarse a los niveles de sofisticación que son tónica en los Jeep de hoy. Hay varios […]</p>

Una nueva versión denominada Sahara se suma al line-up del icónico Jeep Wranger. Ofreciendo más equipamiento y terminaciones más elegantes que el modelo de entrada Sport o el más deportivo Rubicon, el Sahara Unlimited pretende ganar presencia visual para acercarse a los niveles de sofisticación que son tónica en los Jeep de hoy.
Hay varios elementos que distinguen a este Wrangler de cuatro puertas de sus compañeros. Lo más inmediato es el techo color carrocería. En este caso también es posible retirarlo, ya sean sólo las dos planchas ubicadas encima de las plazas delanteras, o también la pieza trasera, que incluye techo, laterales y luneta.

Por fuera se distingue por sus pasos de rueda y mascarilla del color de la carrocería, parachoques negros con protecciones cromadas y nuevas llantas aro 18. Los parabrisas son tinteados y cuenta con pisaderas tubulares a ambos lados.
En el interior, los asientos tienen tapiz de cuero con la palabra Sahara bordada en los respaldos, hay elementos cromados repartidos en el habitáculo y en la consola sobresale la nueva radio U-Connect, con pantalla táctil de 6,5", que incluye bluetooth con streaming, un disco duro de 40 Gb y nueve parlantes Alpine.

A nivel general, si se le compara con alguno de los otros Wrangler, el Sahara se ve más elegante y refinado. Pero si se le enfrenta a SUV del mismo segmento, las diferencias son ostensibles. La percepción de calidad de los materiales es inferior y el equipamiento está lejos de ser abundante, sobre todo si se considera que esta versión cuesta 26 millones de pesos.
Por ejemplo, sólo ofrece dos airbags, no cuenta con sensores de proximidad ni cámara de retroceso, no tiene luces led o xenón, no dispone de asientos eléctricos ni climatizados, y tampoco ofrece ninguna asistencia electrónica a la conducción (salvo ESP).
Pero claro, el Wrangler nunca ha debido competir con los SUV convencionales, porque es especial y único. Lo suyo es ofrecer una experiencia de manejo distinta, sustentada en las mayores capacidades off-road sobre el planeta, sobre un vehículo con un diseño particular. Y eso hace que sus cautivos clientes estén dispuestos a sacrificar equipamiento y elegancia es pos de una filosofía que ya tiene más de 70 años.
Andar robusto
El nuevo Sahara Unlimited utiliza el motor V6 gasolinero 3.6 litros, que eroga 284 Hp y 347 Nm de par, que está asociado a una transmisión automática de cinco velocidades y al sistema de tracción total Command Track, que incluye bloque de diferencial y reductora. Hasta ahora, una versión así sólo podía encontrarse con el bloque turbodiésel 2.8 y 200 Hp, pero el aumento de los precios y el nuevo impuesto lo colocaron muy arriba en la lista.
Este motor no es especialmente económico, se conduzca como se conduzca. En nuestra prueba, realizada en un típico circuito urbano, con calles expeditas, tacos intensos y autopistas, el Wrangler Sahara promedió 6,2 km/litro, y resulta difícil que rinda mucho más que eso. Claro, hay potencia más que suficiente apenas se toca el acelerador y eso no es gratuito. Tampoco lo es el que ofrezca una transmisión antigua, que poco ayuda a mejorar el consumo.

Más allá del motor, que funciona perfecto en cuanto a entrega de potencia, el Wrangler es un modelo creado para sortear los peores caminos del mundo, y se nota en su andar. Tiene 266 mm de despeje, lo que se traduce en un centro de gravedad alto y una suspensión de muy largo recorrido. Todo esto es excelente en medio de la naturaleza, pero hay que acostumbrarse a llevarlo en la ciudad, porque las inercias se perciben.
Primero, en las curvas en velocidad, con un fuerte rolido de carrocería y balanceos menores; luego, en los bamboleos propios de la conducción, que hacen que se sienta como un lanchón en el mar; finalmente, en la dirección, que es lenta de reacción.
Nada de esto es malo si se sabe lo que se tiene entre manos. El Wrangler es, en todas sus versiones, un auto especial, que se viste para funcionar en ciudad, pero se saca la ropa cuando se coloca en su hábitat natural.
A favor: capacidades off-road, espacio interior y potencia.
En contra: consumo, poco equipamiento y bajo nivel de refinamiento.
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