¡¡¡Una locura!!! Subastan el Toyota Supra de Rápido y Furioso en más de medio millón de dólares

El deportivo que manejaba Brian O’Conner en la primera entrega de la saga se convirtió en el modelo más caro de la franquicia.




Una subasta con resultado tan inédito como inesperado. Hace algunas semanas les comentábamos sobre el remate del emblemático Toyota Supra de color naranja que manejaba Brian O’Conner (Paul Walker) en la primera entrega de Rápido y Furioso (2001), cuyo precio de venta inicial en la casa Barret-Jackson estaba situado en los 100 mil dólares.

Pues bien, quizás influenciado todo por el estreno que tendrá la novena parte de la franquicia el 25 de junio, el deportivo superó todas las expectativas y literalmente aceleró en la subasta para llegar a venderse en un precio de US$ 550.000. Así es, más de medio millón de dólares, cifra que lo convierte en el más caro que se ha vendido de la saga, casi triplicando a otro Supra subastado en 2015 en la casa Mecum.

El modelo, que también apareció en la segunda entrega de Rápido y Furioso, es uno de los vehículos originales que sobrevivió a la filmación y cuenta con el motor original, un 2JZ-GTE de 3.0 litros biturbo de seis cilindros en línea que desarrolla sobre 320 caballos de fuerza con un par de 451 Nm, potencia que se envía la fuerza al eje posterior a través de una caja de cuatro velocidades.

Tal como se pudo ver en las fotografías, el estado del vehículo es óptimo, de hecho, tras la segunda parte de la película recuperó el decorado realizado por Eddie Paul en los talleres de The Shark Shop, tomando nuevamente el color naranja original Candy Orange Pearl con los adhesivos laterales del diseño Nuclear Gladiator, firmado por Troy Lee.

Además de estos detalles, el Toyota Supra estaba contaba con un kit de carrocería especial, en el que resalta una trompa más prominente, faldones laterales Bomex, el capó estilo TRD y el gran alerón plano en aluminio de APR, todo coronado por llantas Dazz Motorsport Racing Hart M5 Tuner de 19 pulgadas.

Para comprobar su autenticidad, el nuevo dueño recibió por parte de la casa de subasta norteamericana la documentación y un certificado que demuestra que no es una réplica.

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