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¿Venezuela sin Maduro?: Los eventuales escenarios para el día después

En medio del aumento de la presión de Estados Unidos contra el régimen chavista, expertos consultados por La Tercera afirman que la pregunta sobre el inicio de una hipotética transición ya no se centra tanto en el “cuándo”, sino en el “cómo”.

Nicolás Maduro dando un discurso en 2025. Foto: Archivo Leonardo Fernandez Viloria

Desde su llegada al poder en 2013 hasta ahora, el régimen de Nicolás Maduro en Venezuela ha mostrado la capacidad de mantenerse en pie a pesar de las recurrentes crisis que han azotado al país. Sin embargo, la presión sobre el líder chavista hoy llega a niveles no vistos antes: a los cuestionamientos de su legitimidad por las elecciones de 2024, en las que Edmundo González habría triunfado, a la designación del “Cartel de los Soles” por parte de Estados Unidos como “organización terrorista”, y los bombardeos sobre supuestas narcolanchas en el Caribe, esta semana se suman contra Maduro las amenazas de Donald Trump de “atacar por tierra” y “muy pronto” al país sudamericano.

Los presidentes en Caracas y Washington ya han conversado telefónicamente, y según indicó Reuters, la Casa Blanca le habría fijado un plazo para renunciar hasta el 28 de noviembre, que Maduro no cumplió. De ahí, la presión internacional contra el chavista es totalmente distinta. “Existe una amenaza creíble de uso de la fuerza como consecuencia directa del incumplimiento de acuerdos y de la negativa del régimen a reconocer la voluntad popular expresada el 28 de julio de 2024, cuando Edmundo González Urrutia ganó las elecciones presidenciales”, indica a La Tercera Santiago Acosta, abogado de la Universidad Católica Andrés Bello de Caracas y coordinador del área internacional del centro de estudios IdeaPaís.

Con esta situación, pareciera que en Venezuela ya no se preguntan cuándo empezará la transición, sino cómo. La periodista venezolana Paola Bautista de Alemán comenta, por su parte: “El país lo rechaza, la comunidad internacional lo condena y la amenaza militar de EE.UU. es real. Lo sensato y deseable es que él y su equipo salgan de Miraflores. Sin embargo, pareciera que su lógica autocrática y criminal son un obstáculo para tomar decisiones sensatas. Todo lo que estamos viviendo se hubiese podido evitar si Nicolás Maduro hubiese aceptado su derrota electoral el 28 de julio y ese día hubiésemos comenzado una negociación para activar la transición. Él escogió otros caminos que -lamentablemente- han abierto puertas a escenarios de fuerza”.

En medio de esta situación, con las flotas norteamericanas apuntando al país desde el Caribe, la atmósfera es tensa en Venezuela: “En el país se vive un estado de terror. Hay alcabalas militares desplegadas por el país. Paran a las personas, les revisan los teléfonos y si encuentran algo que consideren sospechoso se los llevan presos. Detrás del silencio y la aparente normalidad hay un país que quiere que esta tragedia se acabe”, comenta Bautista.

El presidente venezolano Nicolás Maduro mira a través de unos prismáticos durante un acto.

A estas alturas, de todos modos, se piensa en el día después de Maduro, y en cómo se podría dirigir el proceso de transición en un país donde el Ejército y el Ejecutivo están sumamente compenetrados. A esto se le suma una situación donde la oposición venezolana cuenta con distintos grupos y partidos, que durante los últimos 12 años no han tenido siempre fácil la misión de ponerse de acuerdo.

Los sectores de María Corina Machado, Leopoldo López, Henrique Capriles y los distintos bloques opositores han vivido divisiones internas y disputas estratégicas, pero al menos después de 2024, la dirección al fin es clara. “La oposición venezolana está más cohesionada que en cualquier otro momento en los últimos 20 años. La victoria categórica de María Corina Machado en las primarias, con más del 90% de los votos, la consolidó como la principal articuladora de las fuerzas democráticas. Ese liderazgo se proyectó sobre la candidatura de Edmundo González Urrutia, reconocido por la ciudadanía como el presidente legítimamente electo”, indica Acosta.

Para el coordinador internacional de IdeaPaís, la oposición cuenta con un “mandato político claro”, y con equipos que ya han desarrollado planes detallados de reconstrucción institucional. En ese sentido, para Acosta, “la dupla María Corina Machado–Edmundo González constituye el anclaje de cualquier negociación seria sobre la transición”. “Esa es la base política que hoy existe y que el régimen, y la comunidad internacional, reconocen como interlocutor inevitable”, comenta.

Además, a pesar de que actualmente Machado vive en la clandestinidad, perseguida por el régimen de Maduro, su figura cuenta con la validación de la comunidad internacional, que, entre otras cosas, se refleja en el Premio Nobel de la Paz que recibió hace dos meses. Para Batista de Alemán, eso “ha tenido consecuencias políticas inmediatas”. “Podemos mencionar tres: primero, blinda la legitimidad política interna y externa de Machado; segundo, aumenta para el régimen los costos de la represión en su contra; y tercero, representa una derrota moral sin precedentes para la dictadura de Nicolás Maduro”, escribió la periodista para La Gran Aldea, un sitio web venezolano de noticias y de análisis.

Imagen del 25 de julio de 2024 del candidato por la opositora Plataforma Unitaria Democrática (PUD), Edmundo González Urrutia, y la dirigente opositora de la PUD, María Corina Machado, durante un mitín de cierre de campaña electoral, en Caracas. Foto: Xinhua [e]STR

Si el interlocutor es claro, sigue siendo un problema el “cómo” de la transición, y de hecho, para el think tank International Crisis Group, los estrechos lazos entre el gobierno y las Fuerzas Armadas, forjados alrededor de economías ilícitas, no hacen fácil el proceso. Un informe de la organización señala al respecto: “Las Fuerzas Armadas fueron reestructuradas tanto bajo (Hugo) Chávez como Maduro para ‘protegerlas de golpes’, fragmentando el mando y el control y fomentando la competencia interna basada en la lealtad política”.

En ese sentido, considerando las acusaciones de presunta corrupción, narcotráfico y explotación de recursos ambientales que cruzan la economía de estos actores, los mandos militares necesitarían “garantías claras de inmunidad”, si se intentara que le dieran la espalda a Maduro.

Para Bautista de Alemán, de todos modos, la oposición no tiene armas para un conflicto que no sea en las urnas: “La transición hacia la democracia en Venezuela será tan pacífica como el régimen de Maduro lo permita. La oposición está desarmada y nuestros únicos recursos son democráticos. De modo que en Venezuela no se vivirá una guerra civil... en Venezuela se ha vivido represión, pero nunca confrontación. Esa es una clave muy importante”.

En una columna de Vladdo, el periodista y caricaturista colombiano asegura que hoy la Venezuela sin Maduro “ha dejado de ser un ejercicio hipotético para convertirse en un escenario factible”. Pero reconoce, al mismo tiempo, que no será solo la voluntad opositora la que decida el futuro del país. “Se habla de nuevas elecciones bajo estándares internacionales, o del reconocimiento de Edmundo González a partir de los resultados del año pasado, entre otras opciones legítimas pero discutibles. La vaina es que ninguna de ellas tendrá sustento real sin tener en cuenta un detalle esencial que algunos prefieren ignorar: la transición venezolana no puede hacerse sin contar con una parte del chavismo”, afirma.

“El día después no será improvisado. Lo previsible es la instalación inmediata de un proceso de negociación liderado por María Corina Machado y Edmundo González, orientado a fijar un acuerdo de gobernabilidad que garantice tres elementos esenciales: uno, un calendario verificable de elecciones libres; dos, la restitución del Estado de Derecho y la reinstitucionalización progresiva del país, y tres, el inicio de un plan integral de reconstrucción económica y social, con apoyo internacional y mecanismos de rendición de cuentas”, indica por su parte Acosta, para quién este “día después” no puede ser un salto al vacío.

Nicolás Maduro durante un acto con fuerzas militares venezolanas. MIRAFLORES PALACE

Para Batista de Alemán, el proceso no se anuncia para nada fácil. “Después que Nicolás Maduro y sus cómplices salgan del poder habrá una gran alegría y un gran alivio para todos los venezolanos. Viviremos horas de incertidumbre y dificultades. Seguramente habrá revueltas y muñequeo político. Pero no debemos tener miedo a esas tesituras... a lo único que los venezolanos y la región debe temer es a que Maduro siga en el poder. Su permanencia significará el triunfo de las autocracias del mundo y será una gran amenaza para Occidente”, indica a La Tercera.

De momento, las opciones de Maduro parecieran reducirse día a día. “Él ha tenido oportunidades reales para abandonar el poder de manera ordenada, pero su negativa permanente, acompañada de creciente represión y señales de radicalización, eleva los costos y riesgos. La comunidad internacional ha dejado claro que una transición pacífica está disponible, pero esa ruta requiere una decisión que hasta ahora Maduro no ha tomado. Mientras él no acceda a un acuerdo viable, el país continuará acercándose a un punto de no retorno que dificulta la salida incruenta”, comenta Acosta.

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