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Rector de la Universidad de Concepción ante nuevo sistema de admisión a Ues: “El ranking que se está usando tiende a beneficiar a los establecimientos particulares”

El académico Carlos Saavedra, quien integra el Comité Técnico de Acceso del Subsistema Universitario —instancia que tomó la decisión de modificar el ranking para el proceso de admisión 2028—, afirma que este era un cambio necesario, ya que el sistema actual terminó generando un sesgo que favorece a los estudiantes de colegios particulares y desvirtúa el objetivo de equidad con el que fue creado.

En 2013 se implementó el Ranking de Notas como parte de una estrategia para mejorar la equidad en el acceso a la educación superior. Este nuevo indicador se sumó al NEM —notas de enseñanza media—, con el objetivo de valorar el rendimiento escolar de los estudiantes en relación con sus compañeros.

Pero los efectos no fueron los esperados: con el tiempo, la aplicación del ranking derivó en un alza generalizada de las notas, lo que disminuyó su capacidad para diferenciar entre los postulantes. Frente a este escenario, autoridades y expertos coincidieron en la necesidad de reformular este instrumento.

Carlos Saavedra, rector de la Universidad de Concepción, forma parte del Comité Técnico de Acceso del Subsistema Universitario, instancia que el pasado 10 de abril acordó implementar un ranking puro, en el que el NEM no influya en el cálculo del puntaje, sino únicamente la posición real del estudiante dentro de su establecimiento. Según el académico, este cambio permitiría corregir la distorsión generada por el mecanismo actual, que seguirá vigente hasta el proceso de admisión de 2028.

¿Le parece que este cambio responde a las críticas o a los conflictos que generaba el ranking anterior?

El ranking que hemos estado usando hasta ahora —y que se mantendrá hasta 2027— básicamente implica ponderar doblemente las notas de enseñanza media. En particular, se ha observado cómo han evolucionado las notas de enseñanza media durante la última década y en el sistema particular, por ejemplo, se nota un desplazamiento hacia calificaciones más altas en el NEM. Y dado que el ranking actual se basa en esta medición —y no en un ranking objetivo—, termina ponderando doblemente esas notas. Así, una política que buscaba generar mayores oportunidades de equidad e inclusión termina generando, paradójicamente, un sesgo en sentido contrario. Con este nuevo mecanismo se busca corregir esa distorsión, incorporando un ranking absoluto.

Uno de los argumentos centrales es que el ranking que se está usando ahora provoca diferencias y también la inflación artificial de las notas. ¿Es así?

Indicar que existe una inflación artificial de las notas no es algo que podamos afirmar desde el comité. Lo que sí podemos decir, basados en la evidencia, es que se observa una tendencia clara al alza en las notas de enseñanza media en los colegios particulares. En cambio, en los colegios municipales y particulares subvencionados esa tendencia no se registra: las distribuciones en ambos casos son prácticamente iguales. Sin embargo, en comparación, los estudiantes de los particulares pagados se acercan cada vez más a las calificaciones máximas, y al ser ponderados por ranking, un grupo significativo de ellos termina obteniendo puntajes máximos.

En ese contexto, ¿había un acuerdo unánime para este cambio?

Es un decisión en la que coincidimos todos quienes integran el Comité de Acceso. El cambio también coincide con las recomendaciones del Comité de Expertos que ha trabajado en esta materia: cambiar del ranking actual a uno puro, que esté basado exclusivamente en los resultados del proceso formativo.

¿Qué tipo de ventajas tiene este nuevo ranking?

En palabras simples ,el ranking lo que busca es reconocer el esfuerzo de los mejores estudiantes en cada uno de sus establecimientos, independiente del tipo de establecimientos en que se hayan formado. Y el ranking que se está usando actualmente tiende a generar un beneficio complementario a los establecimientos particulares. Y esperamos que esta nueva medición —este ranking puro— permita retomar los mecanismos de inclusión, que fueron los que motivaron la incorporación del ranking.

¿Por qué cree que el ranking que se está usando ahora, y que se implementó para que el proceso de admisión fuera más inclusivo, no funcionó?

Porque terminó basándose no en el posicionamiento de los estudiantes en sus establecimientos, sino que en una doble ponderación de las notas de enseñanza media. En lo objetivo, lo que se observa es que ha incrementado significativamente en poco más de una década. Se duplicó, por ejemplo, el número de estudiantes con notas promedio sobre seis. Y por supuesto que esa es una tendencia que no era buscada en la incorporación del ranking, pero como está basado sobre las calificaciones, las evidencias muestran claramente que se ha afectado.

¿Además de este cambio, debería haber otro en el proceso de postulación?

Eso depende de cada institución de educación superior incorporada al Sistema Único de Acceso, porque ellas definen los niveles de ponderación que asignan al NEM y al ranking, que en total van entre un 10% y 40%. Cada institución ajusta esos porcentajes según lo que consideran un mejor predictor de éxito. Con este cambio, podrán revisar también sus procesos de acompañamiento para disminuir los tiempos de estadía y mejorar las tasas de retención. Por ahora, pienso que este ajuste responde a las necesidades actuales y no veo necesario acompañarlo de nuevos cambios drásticos. Las instituciones evaluarán si modifican las ponderaciones, pero lo relevante es que se recupere el objetivo original: reconocer que, independiente del tipo de colegio, los estudiantes con mejor posicionamiento relativo tienen mayores probabilidades de éxito.

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